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La oposición y el Gobierno batallan por el control de Estambul

La Comisión Electoral acepta una revisión parcial de las resultados de las municipales tras la impugnación de los islamistas, que han tachado los comicios de “golpe de Estado”

Andrés Mourenza

La batalla por Estambul promete ser larga y cruel. Pese a que el escrutinio de las elecciones municipales del domingo proclamó vencedor al candidato de la oposición, el socialdemócrata Ekrem Imamoglu, la exigua ventaja que le hizo valedor de la alcaldía metropolitana de Estambul (algo menos de 25.000 votos, el 0,28 % del total) ha movido al gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, islamista) a forzar un nuevo recuento parcial y la revisión de miles de actas. Los islamistas, que han controlado el Ayuntamiento durante los últimos 25 años, pretenden rascar todos los votos posibles para dar un vuelco al marcador y colocar al frente a su candidato, Binali Yildirim. Estambul, que engloba al 20 % de la población de Turquía y origina el 31 % de su PIB, es un pastel demasiado grande como para dejarlo ir por las buenas.

El candidato opositor al Ayuntamiento de Estambul, Ekrem Imamoglu, enseña una foto de 1994 que muestra la pacífica transferencia de poderes del entonces alcalde socialdemócrata al islamista Recep Tayyip Erdogan, hoy presidente de Turquía.
El candidato opositor al Ayuntamiento de Estambul, Ekrem Imamoglu, enseña una foto de 1994 que muestra la pacífica transferencia de poderes del entonces alcalde socialdemócrata al islamista Recep Tayyip Erdogan, hoy presidente de Turquía.Chris McGrath (Getty Images)

Este martes, el AKP impugnó los resultados en los 39 distritos de Estambul y presentó ante la prensa fotocopias de una quincena de actas de mesas electorales en las que se apreciaba que los datos habían sido introducidos de manera errónea (en total, reducen la diferencia entre los candidatos en unos 3.000 votos). “Estas elecciones son una de las mayores manchas de nuestra historia democrática”, denunció el vicepresidente del AKP, Ali Ihsan Yavuz —pese a que fue el Gobierno de su partido el encargado de organizarlas— y se preguntó por qué los socialdemócratas se oponen a un nuevo recuento: “¿De qué tienen miedo?”.

Este miércoles, la Comisión Electoral decidió autorizar un nuevo recuento en 8 de los distritos estambulíes, para revisar los votos declarados nulos. En todo Estambul se han registrado 319.000 votos invalidados, si bien dentro de ellos se cuentan los votos en blanco y de protesta. “No se trata de una cifra anormal, en las anteriores elecciones hubo 400.000 votos nulos en Estambul”, dijo el presidente de la empresa demoscópica KONDA, Bekir Agirdir en el digital Medyascope. El comentarista Deniz Zeyrek, en la cadena Habertürk, recordó además que la invalidación de cada voto se hace bajo la supervisión de dos funcionarios y de interventores de los 5 principales partidos (incluido el AKP), así como de los observadores presentes, muchos de ellos del partido gobernante.

La importancia económica de Estambul

A.M.

Estambul es la capital económica de Turquía y, por tanto, quien controla su Ayuntamiento tiene en sus manos administrar parte de esa riqueza. “Maneja un presupuesto gigante. Es un instrumento capaz de cambiar de manos el capital y de crear rentas por valor de miles de millones”, explica a EL PAÍS la columnista Çigdem Toker, especializada en temas de contratación pública. Unido el presupuesto de la alcaldía metropolitana al de una treintena de empresas municipales -de sectores que van desde la energía y la construcción a la alimentación- suma unos 10.000 millones de euros. Si bien, es también uno de los Ayuntamientos más endeudados del país: debe más de 3.000 millones de euros a diversos acreedores.

Sólo para concursos públicos, tiene adjudicado en torno a 1.000 millones de euros anuales. “El rango de adjudicaciones es muy vasto, desde la distribución de comida a los pobres a las nuevas líneas de metro. Y aunque se hacen mediante licitación pública, no es un secreto que sólo las ganan las empresas cercanas al AKP”, añade la experta. Igual ocurre con el reparto de subvenciones: en 2018 la alcaldía de Estambul repartió 63 millones de euros a las cofradías islámicas cercanas al partido. Uno de los rumores que recorren Ankara con más insistencia estos días -dice Toker- es que el Gobierno central prepara una ley para despojar a Estambul de la competencia de licitar sus servicios, para evitar quedarse sin esta importante parte del pastel.

Tras un cuarto de siglo de control islamista, los socialdemócratas no saben a ciencia cierta qué se podrían encontrar en los despachos del Ayuntamiento. El martes, Imamoglu aseguró haber recibido “soplos” sobre el traslado de documentos fuera de las dependencias municipales, a lo que la alcaldía respondió tachando sus declaraciones de “infundios”.

Los medios de comunicación cercanos al ala más dura del AKP han comenzado a difundir la teoría de que hubo una conspiración tras los resultados electorales y piden la repetición de los comicios. “¿Quién ha organizado el golpe en las urnas?”, se preguntaba este miércoles el diario Star. El Yeni Safak, por su parte, cree que se trata de una confabulación de miembros del grupo armado kurdo PKK y de la cofradía religiosa de Fethullah Gülen (a la que se acusa de la sublevación castrense de 2016) para entregar Estambul a la principal formación opositora, el Partido Republicano del Pueblo (CHP), de centroizquierda. El director de Yeni Safak, Ibrahim Karagül, incluso ha pedido que se investigue a los presidentes de las 31.186 mesas electorales de la ciudad del Bósforo.

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Entretanto, el presidente del país y líder del AKP, Recep Tayyip Erdogan, guarda silencio desde la noche del domingo. Un columnista cercano al líder turco asegura que se debe a que se ha retirado “a descansar y meditar una nueva estrategia”. Según una fuente de Palacio, citada por el diario Yeniçag. Erdogan habría “asumido” la derrota y se prepararía para depurar responsabilidades en el seno del AKP, pero su hijo, Bilal Erdogan, y su yerno, Berat Albayrak (ministro de Finanzas y líder del ala dura del partido, los llamados “pelícanos”) le tratan de convencer de que no acepte los resultados. De hecho, Erdogan se ha desplazado a Estambul junto a su ministro de Interior, Süleyman Soylu, para evaluar la situación sobre el terreno.

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La estrategia del CHP pasa por presentar públicamente como alcalde a Imamoglu, quien ayer se desplazó a Ankara para hacer la visita de rigor al mausoleo de Atatürk, fundador de la República. “Exijo que se me entregue el mandato de alcalde”, dijo Imamoglu en la última de la multitud de ruedas de prensa que ha dado desde el domingo: “Los que antes decían que el sistema electoral de Turquía era el más fiable del mundo, ahora dicen que es una mancha en la historia democrática. Si el AKP no ha tenido éxito en estas elecciones, no debería pagarlo con el pueblo de Estambul”. Uno de los abogados del CHP, consultado por este diario, consideró que los recursos e impugnaciones hechos por los islamistas, y los nuevos recuentos que seguirán, pueden alargar el proceso al menos hasta la semana que viene. Su temor, dijo, es que se intente un pucherazo durante el nuevo escrutinio: “Se hace bajo la presencia de jueces, pero ya sabemos que en este país el sistema judicial no es independiente. No vamos a permitirlo. Nuestros abogados, diputados y observadores siguen de cerca el recuento”.

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