“Las familias buscaron solas a sus desaparecidos y ahora le toca al Estado”
La nueva encargada de coordinar la investigación de 40.000 desaparecidos quiere impulsar una base de datos única y reforzar los equipos de búsqueda sobre el terreno
Karla Quintana (Mazatlán, Sinaloa, 40 años) pasó la última semana en el Estado de Colima, en la costa del Pacífico mexicano, donde se han hallado 69 cuerpos en varias fosas clandestinas. “Ha sido un alud”, dice quien se convirtió el viernes pasado en la comisionada de búsqueda de personas de un país con 40.000 desaparecidos y 26.000 cuerpos sin identificar. Un reto “titánico”, asegura. Quintana es una abogada con estudios de género formada en México, España y Estados Unidos. Ha trabajado para la Corte Interamericana de Derechos Humanos y para la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, un organismo del Estado mexicano creado en 2014 para atender a los afectados por la guerra contra la delincuencia organizada. Allí se hizo un nombre impulsando investigaciones sobre desapariciones a manos de las Fuerzas Armadas.
Pregunta. Las fosas en Colima estaban muy cerca del pueblo. ¿Qué ha visto allí?
Respuesta. El pueblo tiene una sola entrada y una calle que lleva a los ejidos. La gente sabe lo que está pasando y, si lo saben ellos, algunas autoridades, al menos las locales, deberían de estar enteradas también. ¿Por qué no hablar? La primera razón: el miedo. El miedo a quién es la pregunta.
P. Usted se ha mostrado a favor de dar incentivos a gente condenada si proporciona información sobre desapariciones. ¿Hasta qué punto son efectivos?
R. Se llaman beneficios por colaboración. Como penalista, puedo decir que sí dan resultados. Hay que dejar claro que no es una amnistía. Puede implicar desde el cambio de un penal a otro por razones de seguridad hasta una reducción de penas.
P. ¿Las familias de los desaparecidos pueden tener una reacción negativa a estos beneficios?
R. Sí. Pero hay que dejar muy claro que los beneficios son solo por información verificada. Si es una mentira, no se van a aplicar.
P. ¿La Comisión apoyará a los colectivos de búsqueda formados por los familiares de los desaparecidos?
R. Hasta ahora las familias, y principalmente las mujeres, han estado buscando a sus familiares prácticamente solas. Literalmente, con una varilla. Ahora toca que el Estado responda. Creo que con los años han aprendido a proteger la escena del crimen; cuando encuentran algo, enseguida llaman a la autoridad. Lo primero es preguntarles si quieren recibir ayuda. Algunos colectivos quizás digan que no la necesitan, otros igual sí. Esa ayuda no va a ser inmediata porque no hay dinero.
P. Tienen un presupuesto de 400 millones de pesos (20 millones de dólares), algo menos que el año pasado.
R. El año pasado tenían más dinero, pero no se ejerció. Solo existía en el papel. Vamos a ver con este dinero a qué nos alcanza. Queremos poner en marcha un grupo de búsqueda y capacitar al personal en análisis de datos.
P. Las familias peregrinan de un Estado a otro para buscar a sus desaparecidos. ¿Tener una base única de datos genéticos evitaría eso?
R. Si el sistema funcionara, con entregar una muestra genética en un Estado del país debería bastar. Por desconfianza, justificada, en las instituciones, las familias prefieren darla en muchos lugares. Yo no tengo la autoridad moral para decirle a una señora que no dé una muestra si ya entregó otra antes. Espero que en un futuro cercano las familias no tengan que ir de un lado a otro.
P. ¿Es la falta de criterios comunes entre las distintas instituciones otro problema?
R. Los protocolos existen, pero no se aplican correctamente. Muchos Estados han sido olvidados, no tienen recursos. Hay algunos que mandan información en papel. Por eso, de los 400 millones destinados a la Comisión, la mitad va a ir para el fortalecimiento de las instituciones estatales.
P. ¿Se debe involucrar a las fuerzas de seguridad en la búsqueda?
R. Las fuerzas policiales forman parte del Sistema Nacional de Búsqueda. Se les necesita para que funcione. A las Fuerzas Armadas se las llamaría cuando fuera necesario. Hay cierto tipo de búsqueda en que los familiares no van a querer que participen. O no conviene que el Ejército se involucre por el tipo de investigación.
P. ¿Cree que México depende demasiado de la ayuda exterior para labores de identificación y búsqueda?
R. Si se ha acudido a instancias internacionales es por falta de confianza en las instituciones mexicanas. Creo en la cooperación internacional, pero soy de la idea de que nos ayuden a fortalecer nuestras instituciones. La dimensión del problema es de tal magnitud que ni con toda la buena voluntad y el dinero del Gobierno va a ser suficiente. Por eso, el apoyo internacional va a ser fundamental.
P. ¿Cómo define el reto?
R. Abismal, titánico. Oficialmente hay 40.000 desaparecidos, pero ni siquiera sabemos si ese número es correcto. Hay muchas desapariciones que no se denuncian. No pienso que esto se vaya a solucionar en uno, dos o seis años. Lo primero es identificar los 26.000 cuerpos que ya están allí. Por una cuestión de dignidad para los cuerpos y para los parientes, tienen que volver a sus familias.
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