La muerte a tiros de dos soldados y un bebé israelí dispara la tensión en Cisjordania
El Ejército envía refuerzos y bloquea Ramala. Cinco atacantes palestinos han sido abatidos esta semana
Las miradas sombrías de los colonos judíos con el fusil de asalto al hombro y las lágrimas de soldados israelíes casi adolescentes describían en la mañana de este jueves una escena de tragedia en el cruce de Asaf, uno de los principales accesos a Ramala (Cisjordania). Pocos minutos antes, sobre las 11.30 (10.30 en la España peninsular) un palestino descendió de su vehículo ante una parada de autobús y punto de recogida de autoestopistas y abrió fuego a bocajarro contra un grupo de militares israelíes.
Tiro a tiro, con frialdad de pistolero, mató a dos soldados y causó heridas graves a otros dos —un hombre y una mujer— antes de huir en el coche. La tensión se ha disparado en los últimos días en el territorio cisjordano ocupado. Otro atentado similar, registrado el pasado domingo en el cercano asentamiento de Ofra, se ha saldado con la muerte de un bebé prematuro y siete heridos de bala. El Ejército ha sellado todas las entradas a Ramala y patrulla a pleno día las calles de la capital administrativa palestina en busca de los autores del último ataque, en el que los expertos en seguridad ven el sello de los comandos durmientes de Hamás en Cisjordania.
Las ambulancias de la Estrella Roja de David ululaban desde la carretera 60, el eje que recorre Cisjordania de norte a sur y que comparten israelíes y palestinos. La perspectiva de la caótica escena de pelotones de soldados a la carrera y sanitarios abriéndose paso confluía en dos cuerpos que yacían junto a la parada de autobús. Estaban cubiertos por mantas oscuras por las que asomaban las botas reglamentarias del cuerpo de Infantería.
“No nos dejaremos cazar como patos en un campo de tiro”, aseguraron los responsables del Consejo Yesha, órgano que agrupa a los representantes de los más de 400.000 colonos israelíes asentados en Cisjordania. Los habitantes de los asentamientos reclaman también la prohibición de los viajes de la población árabe por la carretera 60. Esta estratégica vía quedó bloqueada a unos 25 kilómetros al norte de Jerusalén mientras era patente el paso de blindados y vehículos militares. Un portavoz castrense confirmó el envío de varios batallones para proteger los puntos críticos de las colonias.
VÍDEO | Imágenes tomadas por nuestro corresponsal en Oriente Próximo @jcspais tras el ataque contra un control militar en Cisjordania que ha causado la muerte de dos soldados israelíes https://t.co/XSnuBmSL0X pic.twitter.com/ZIZNMg78v5
— EL PAÍS Inter (@elpais_inter) December 13, 2018
El atentado en el cruce de Asaf es uno de los más graves en la escalada de violencia registrada en la última semana en Cisjordania. El domingo se produjo otra agresión con armas de fuego desde un vehículo, que causó siete heridos en una parada de autobús de Ofra en la misma carretera 60, cinco kilómetros al norte de Asaf. Entre ellos se encontraba una embarazada de siete meses a la que se tuvo que practicar una cesárea de urgencia. La muerte del bebé nacido prematuramente en un hospital de Jerusalén conmocionó el miércoles a la sociedad israelí.
El masivo despliegue emprendido por las fuerzas de seguridad en Cisjordania ha tenido como resultado la muerte a tiros de uno de los supuestos autores del atentado de Ofra en la madrugada de este jueves, cuando intentaba escapar de su detención cerca de Ramala, informó un portavoz del Ejército. En la misma noche del miércoles al jueves fue abatido también por fuerzas militares en Nablus (norte de Cisjordania) otro palestino. Estaba acusado de la muerte de un hombre y una mujer israelíes en el asentamiento cisjordano de Barkan el pasado 7 de octubre. Las paredes del lugar donde cayó sin vida en el campo de refugiados de Askar estaban acribilladas de balas y se observaban restos de sangre en el suelo, informó France Presse.
Otro atacante palestino murió también el martes por disparos israelíes tras haber intentado atropellar con su vehículo a dos agentes de la policía de fronteras (cuerpo militarizado) cerca de Hebrón. En una acción similar, otro conductor que intentó arrollar a varios soldados en la localidad de Al Bireh, colindante con Ramala, fue abatido a tiros este jueves.
La violencia ha regresado además a Jerusalén Este, ocupado y anexionado por Israel y donde residen otros 200.000 colonos. A primera hora de este jueves, un habitante del campo de refugiados palestinos de Qalandia (en la divisoria entre Cisjordania y Jerusalén) apuñaló a dos agentes de policía —un hombre y una mujer— cerca de la Puerta de Damasco, entrada principal al barrio musulmán de la Ciudad Vieja, antes de ser abatido por los disparos de las fuerzas de seguridad.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanayhu, anunció que la demolición de las casas de las familias de los atacantes, una medida de represalia que el Ejército israelí aplica habitualmente, se ejecutará en un plazo de 48 horas después de los atentados. "Anoche ajustamos cuentas con los asesinos de los ataques terroristas en Barkan y Ofra, y hoy hemos sufrido un ataque grave con dos soldados muertos", dijo en un comunicado difundido por el gabinete de prensa del Gobierno. "El principio que nos guía es que quien nos ataque lo pagará con su vida. Nuestros enemigos lo saben, y los encontraremos”.
Las Fuerzas Armadas se hallan en estado de alerta ante el peligro de que se produzcan “ataques de imitación” en Cisjordania en medio de la ola de atentados, informó a la prensa internacional el teniente coronel Jonathan Conricus. La violencia se ha apaciguado en la frontera de Gaza en las últimas semanas, coincidiendo con la llegada de fondos de Qatar, con el visto bueno del Gobierno israelí, para pagar a funcionarios y el combustible de la central eléctrica local. Después de ocho meses de protestas ante la valla fronteriza en las que perdieron la vida más de 200 manifestantes palestinos por disparos de francotiradores del Ejército israelí, los incidentes en la frontera aún siguen causando víctimas. Un niño palestino de cuatro años falleció el martes tras haber resultado herido durante las marchas del viernes anterior.
La emergencia de una nueva ola de atentados, como la que se registró durante más de un año a partir de octubre de 2015, preocupa a los analistas de seguridad israelíes. “Los comandos atacantes están utilizando el mismo modus operandi, así que podemos asumir que nos encontramos ante una nueva oleada [de violencia]”, argumenta Barak Ben Zur, exjefe del servicio de inteligencia del Shin Bet (seguridad interior) en un informe recogido por la ONG israelo-estadounidense The Israel Project. “Los que han iniciado estos ataques terroristas son los mismos que ya lo intentaron hace dos meses. Hamás, que pretende abrir un nuevo frente en Cisjordania mientras rebaja su actividad en Gaza”, agregó Ben Zur. “Estamos desarticulando las nuevas células atacantes de Hamás en Hebrón, Ramala, Nablus y en otros lugares”, desveló al diario Haaretz un alto mando militar, “y aunque a menudo lo logramos, a veces las cosas acaban mal”.
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