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Duque defiende el arranque de su gobierno con un maratónico ‘show’ televisivo

Los primeros 100 días del presidente colombiano coinciden con la caída de su popularidad

Santiago Torrado
Iván Duque durante un evento de rendición de cuentas.
Iván Duque durante un evento de rendición de cuentas.Presidencia de Colombia

Asediado por las encuestas y las protestas estudiantiles, Iván Duque ha salido este sábado a defender el arranque de su Gobierno en un maratónico espectáculo televisivo de rendición de cuentas. Acompañado por su gabinete, el presidente de Colombia organizó un acto con tintes de campaña en las instalaciones de la Radio Televisión Nacional de Colombia (RTVC), el sistema de medios públicos, para desmenuzar durante nueve horas el balance de su administración en estos primeros 100 días, que coinciden con su primera crisis de popularidad.

De pie, hablándole a la cámara y dirigiéndose a los colombianos, Duque dedicó un discurso introductorio de 20 minutos a poner el énfasis en un corte de cuentas frente al legado que recibió el 7 de agosto de su antecesor, Juan Manuel Santos, y reflejar las complejidades del país. De entrada, justificó que heredó “múltiples retos”, “una situación agobiante en materia de seguridad”, agravada por el crecimiento de los cultivos ilícitos, y un “presupuesto desfinanciado” en varios frentes. Defendió que en estos meses ha conseguido poner “la casa en orden”, e invocó la resiliencia que caracteriza a los colombianos así como la necesidad de “recuperar una visión de país orientada hacia lo empresarial”. Asimismo, fijó la legalidad y el emprendimiento como los pilares para alcanzar la equidad, que declaró como su “gran objetivo” de Gobierno.

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De ahí en adelante, a lo largo de siete bloques y 15 ejes temáticos, los segmentos consistieron en una suerte de conversatorios sucesivos de Duque con su vicepresidenta, Marta Lucía Ramírez, y sus ministros, que respondían las preguntas del mandatario respaldados con cifras anotadas en sus hojas de apuntes. Los temas coincidieron con varias propuestas de Duque como candidato, y abarcaron planteamientos sobre emprendimiento, generación de empleo, reactivación económica y desarrollo sostenible, entre otros. También discutieron la reincorporación de los excombatientes de las FARC, hoy desarmadas y convertidas en partido político tras sellar con Santos un acuerdo de paz que el nuevo mandatario ha prometido corregir sin llegar a hacer trizas, como exigen los sectores más intransigentes de su partido. Duque ha reiterado que apoyará a los desmovilizados que hagan el tránsito hacia la legalidad y llevará a la justicia a aquellos que reincidan en el crimen.

Elegido con una cifra inédita de más de diez millones de votos en la segunda vuelta presidencial, Duque se ha propuesto superar el clima de polarización que ha caracterizado al país desde la negociación del acuerdo de paz. El respaldo a su gestión, sin embargo, se desplomó en los estudios de opinión publicados esta semana. La encuestadora Invamer ubica la aprobación al presidente en 27 %, mientras Cifras y Conceptos la fija en 33%. Ambas firmas miden la desaprobación en torno al 65%. Además, el nuevo gobierno ha debido enfrentar una creciente movilización social. En tres meses van 348 protestas, 40 solamente en Bogotá, de acuerdo con la Fundación Ideas para la Paz, lo que representa un aumento del 59 % frente al mismo periodo del año pasado.

Varios observadores coinciden en que al menos tres razones explican la erosión de la imagen del presidente más joven en la historia reciente de Colombia, con 42 años. Incluir dentro de la ley de financiamiento una propuesta para gravar con IVA la canasta familiar -como se conoce en Colombia la cesta de compras-, las marchas estudiantiles que demandan mayores presupuestos para la educación pública y la parálisis en el Congreso de las propuestas anticorrupción le han pasado factura al mandatario.

“En 100 días no se resuelven todos los problemas del país, y reconozco el clamor de muchos colombianos, que existe una deuda histórica con la educación”, concedió Duque, que una vez más retrató el suyo como un Gobierno de diálogo y consenso. El lunes se reactiva la mesa de negociación con los estudiantes, que llevan más de un mes manifestándose.

Sobre la lucha contra la corrupción, una de las principales preocupaciones de los ciudadanos según los sondeos, aseguró que después de la consulta anticorrupción -que obtuvo un respaldo histórico pese a no superar el umbral necesario- han venido trabajando para sacar adelante muchas de esas iniciativas en el Congreso, donde ahora mismo languidecen. “Es cierto que algunas han tenido tropiezos, y perseveraremos en ellas”, prometió.

Por último, en el terreno de las relaciones internacionales, el mandatario recordó que desde la propia campaña ha reclamado “que Colombia tenga una actitud mucho más clara frente a la dictadura de Venezuela”. Por eso su administración se retiró de Unasur y denunció junto a otros países al régimen de Nicolás Maduro ante la Corte Penal Internacional, además de elevar ante los foros internacionales la crisis generada por el éxodo venezolano.

“Nosotros queremos acertar, este gobierno quiere acertar”, manifestó Duque con humildad en su mensaje de cierre, de nuevo mirando a la cámara y dirigiéndose a los colombianos, con los ministros en el fondo sentados en una tribuna. Invitó una vez más a sus compatriotas a no quedarse anclados en los antagonismos ideológicos. “Pueden tener la certeza de que este gobierno no está cerrado a la banda”, agregó. “Les agradezco la paciencia”.

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Sobre la firma

Santiago Torrado
Corresponsal de EL PAÍS en Colombia, donde cubre temas de política, posconflicto y la migración venezolana en la región. Periodista de la Universidad Javeriana y becario del Programa Balboa, ha trabajado con AP y AFP. Ha cubierto eventos y elecciones sobre el terreno en México, Brasil, Venezuela, Ecuador y Haití, así como el Mundial de Fútbol 2014.

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