El Brexit puede suponer que los trabajadores jóvenes pierdan hasta 120.000 euros de aquí a 2050
El ex primer ministro John Major reclama a los euroescépticos otro referéndum
Cuando las emociones ya no bastan, nada mejor que apelar al bolsillo para despertar conciencias. La organización de Reino Unido Our Future Our Choice (Nuestro Futuro, Nuestra Decisión), que representa a los jóvenes englobados en el movimiento para un nuevo referéndum sobre el Brexit, ha encargado un riguroso estudio económico y las cifras hablan por sí solas. En el peor escenario, el de un Brexit no negociado que deje al país bajo las reglas de la Organización Mundial del Comercio, los trabajadores jóvenes podrían perder hasta 120.000 euros en salario de aquí a 2050.
El profesor investigador de la Universidad de Oxford, Tommy Petto, ha utilizado para sus cálculos los datos del propio Gobierno que fueron filtrados en medio de la guerra política del Brexit, el llamado Cross Whitehall Briefing. Utiliza varios escenarios posibles y extrae sus consecuencias. En el caso de que Reino Unido dejara de tener una relación comercial pactada y estable con la UE, los jóvenes trabajadores verían rebajadas drásticamente sus posibilidades salariales en los próximos treinta años. Pero es que en los otros dos escenarios más favorables, tanto si se cierra un nuevo acuerdo comercial como si se permanece dentro del Espacio Económico Europeo (como es el caso de Noruega), las pérdidas también son altas. En el modelo más optimista del estudio aún se dejarían de cobrar cerca de 22.000 euros.
El ex primer ministro John Major, firme defensor de la permanencia en la UE, ha avalado con su prólogo el contenido del informe y ha exigido a sus compañeros euroescépticos del Partido Conservador que le presten atención. "¿Cómo pueden los euroescépticos mantenerse tan ciegos, sordos y mudos antes cada nueva señal de advertencia, incluso cuando esas señales son cada vez más ciertas?", se pregunta Major. "La Historia nos acabará juzgando y se preguntará cómo fue posible que la nación más pragmática del mundo decidió perder su juicio".
El informe no apela exclusivamente al bolsillo de los jóvenes. Les recuerda además las posibilidades de que un Brexit a las bravas, sin acuerdo pactado, acabe con programas universitarios de intercambio como el Erasmus; se pierdan las ayudas europeas para las políticas activas de empleo; se rebajen los estándares de protección de datos que impone la regulación de la UE, vitales para una generación que gira en torno a Internet; se reduzcan las leyes laborales de protección de aquellos trabajadores de sectores no cualificados (tres quintos de la población comprendida entre los 21 y los 30 años, según el informe); y finalmente, un asunto que toca especialmente la sensibilidad de los más jóvenes, la protección medioambiental. Todas las leyes europeas en este campo deberán ser introducidas de nuevo en la legislación británica, sin que exista ninguna garantía de que eso vaya a suceder.
Junto al informe económico se adjunta otro sociológico, elaborado por la London School of Economics, que refleja los valores de la mayoría de la juventud británica, que se han reafirmado en los últimos meses y explican el porqué de que la mayoría de ellos votaran por la permanencia en la UE. "El planteamiento general mucho más liberal, multicultural e internacionalista de los jóvenes contribuyó -más allá de las puras consecuencias económicas- a que votaran masivamente a favor de la permanencia".
El movimiento favorable a un segundo referéndum del Brexit ha cobrado fuerza en las últimas semanas. Cerca de 700.000 personas inundaron el sábado pasado las calles del centro de Londres reclamando una nueva votación. El Gobierno de Theresa May ha rechazado en todo momento esta posibilidad, pero los organizadores del movimiento cuentan con la posibilidad, cada vez más cierta, de que el Parlamento rechace el acuerdo alcanzado por la primera ministra con Bruselas, si finalmente alcanza alguno. Sería entonces cuando, con la ayuda de diputados conservadores que, según ellos, ya tienen convencidos, y de un Partido Laborista que no parece que vaya a ser capaz de forzar nuevas elecciones, podría activarse desde la Cámara de los Comunes el mecanismo para una nueva consulta.
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