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Matthew Caruana Galizia: “Se sienten libres para matar a periodistas”

La amenaza para la libertad de expresión viene de la corrupción y la impunidad, apunta el informador e hijo de la reportera asesinada Daphne Caruana

Matthew Caruana Galizia.
Matthew Caruana Galizia.Berge Arabian

Matthew Caruana Galizia (1986), periodista, ha vuelto este fin de semana a Malta para participar en los actos de homenaje a su madre, la reportera Dafne Caruana Galizia, asesinada hace un año tras publicar informaciones sobre casos de corrupción que apuntan al Gobierno del país. Sereno, atiende a EL PAÍS entre la emoción y el ajetreo de la conmemoración, con un español pausado y preciso que le queda tras curtirse como periodista en Costa Rica. Allí comprobó los riesgos del gremio en países con frágil democracia cuando la directora de su diario fue tiroteada. Nunca pensó que la violencia también podría acabar impunemente con la vocación de su madre en pleno territorio de la Unión Europea.

Pregunta. ¿Es la primera vez que vuelve a su país desde el asesinato de su madre?

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Respuesta. No, la tercera. Vine otras dos veces por temas relacionados con la investigación del asesinato. Después de aquel día, me marché a Francia y luego he estado viajando todo el tiempo. Y mis hermanos [Andrew, 1987, y Paul, 1988] también viven fuera, en Ginebra y en Londres. Solo mi padre ha vuelto porque tenía aquí el trabajo y porque prefiere quedarse.

P. Además de la trágica pérdida, el asesinato les ha cambiado la vida.

R. Sí, exactamente. Me di cuenta en el mismo momento, cuando estaba delante del coche [recién reventado por una bomba] de mi mamá, que nunca nada volvería a ser igual. No solo por haberme quedado sin madre, sino porque mi vida iba a cambiar completamente.

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P. ¿Cómo se siente ahora en relación con el trabajo de su madre?

R. Siempre lo valoré. Pero como dijo mi hermano, y estoy de acuerdo con él, nunca me he sentido tan orgulloso de mi madre como aquel día. No fueron capaces de parar a mi madre de otra forma, tuvieron que matarla. A pesar de todas las amenazas, la violencia, las intimidaciones, ella siempre siguió escribiendo y publicando. Así que me siento más orgulloso que antes de su trabajo.

P. Después de su madre, otros periodistas han sido asesinados en la UE. ¿Estamos ante un problema de algunos países o es un problema europeo?

R. Creo que ahora ya es un problema europeo, pero es más grave en la periferia de Europa, en Estados como Malta, Grecia, Bulgaria, Serbia... Se nota más en esos países que en Francia o Reino Unido. El gran problema, y no es exclusivo de los países pequeños, es la impunidad que atañe a todo: a la corrupción, a los vínculos entre la clase política y el crimen organizado. Eso lleva a que la gente corrupta se sienta libre de matar periodistas. La amenaza para la libertad de expresión en Europa viene de la corrupción y la impunidad. No mataron a mi madre por una cuestión de intolerancia, como fue el asesinato de los periodistas de Charlie Hebdo. Es algo muy diferente. Y es lo mismo que ha ocurrido en Eslovaquia o en Bulgaria. En Bulgaria los periodistas no se sienten libres y no lo son. Igual que en Malta. Los periodistas tienen miedo y hay mucha autocensura. Y no es normal que ocurra eso en Europa.

P. La Unión Europea, ¿podría hacer algo para corregir esta situación?

R. Sí, podría hacer mucho más. Necesitamos cambios radicales en la UE para eliminar los sistemas de impunidad y corrupción que existen dentro de la Unión.

P. ¿Qué cambios?

R. Hacen falta cambios para que la UE pueda actuar, porque ahora mismo no puede hacer nada, no tiene las herramientas necesarias para combatir el crimen organizado y la corrupción. ¿Qué puede hacer la Comisión Europea? Nada. No hay una fiscalía que pueda investigar, no hay nada.

P. Tal vez la solución fuera una mayor integración judicial. Pero el deterioro del Estado de derecho en socios como Polonia, Hungría, o la propia Malta, hace mucho más difícil ese avance.

R. Sí, lo complica mucho. La Unión tiene zanahorias, pero le falta el palo. Cuando Malta ingresó en la UE en 2004 yo creía, igual que mi mamá, que el país se iba a desarrollar y que la democracia se profundizaría. Y que nunca más volveríamos a los tiempos oscuros del pasado, de los años ochenta. Pero no ha sido así. Solo fue un espejismo, un deseo. La calidad democrática en Malta en realidad ha empeorado. Y la Unión no ha contribuido a su mejora. No ha sido culpa de la Unión, que quede claro. Pero tampoco se ha hecho nada para impedir que el Estado de derecho en mi país no empeorará.

P. La fundación Proyecto Dafne ha asumido la tarea de proseguir las investigaciones periodísticas iniciadas por su madre. ¿Cómo nació esa iniciativa?

R. Tras el asesinato le di vueltas a toda la labor de mi madre y a la documentación de que disponía. Sentía el peso de la responsabilidad y entré en pánico. Tenía que lidiar con la muerte de mi mamá y al mismo tiempo no podía dejar que todo su trabajo se perdiera. En ese estado de pánico, un periodista francés, Laurent Richard, con quien yo ya había trabajado en París, me propuso la idea del proyecto. Y me pareció muy bien formar un grupo de periodistas y de varios medios para trabajar juntos en las investigaciones de mi madre. Mis hermanos y yo no estuvimos involucrados en la investigación que pusieron en marcha. Ni sabíamos el resultado. Fue una sorpresa cuando salió a la luz el proyecto y me impactó mucho y favorablemente.

P. Pero la documentación recabada por su madre es el punto de partida de esas investigaciones.

R. Sí. Mis hermanos y yo somos fuentes para ese proyecto y también para otros periodistas. Tenemos que contar la historia. Y, además, mi madre trabajaba con muchos documentos y filtraciones, como los relacionados con el caso Electrogas, un acuerdo entre el Gobierno de Malta y el de Azerbayán para construir una planta de gas natural. Hubo mucha corrupción en ese acuerdo y el grupo de periodistas siguió la investigación tras pasarle nosotros la documentación.

P. Pero esa colaboración les expone también a ustedes. ¿Se sienten amenazados usted, sus hermanos y el resto de la familia?

R. Sí, todo el tiempo. No somos libres. Mi hermano más pequeño no ha querido volver a Malta desde que nos fuimos.

P. ¿Tienen confianza en la investigación en marcha sobre el asesinato de su madre?

R. No, para nada. La policía maltesa no tiene los recursos ni los conocimientos para llevarla a cabo. Toda la familia tiene la impresión de que hay muchas cosas que la policía no quiere ver, que no quiere investigar. Nos parece que están protegiendo a la élite de Malta, a los políticos y empresarios que podrían tener algo que ver con el asesinato. No investigan a nadie. Es muy preocupante. Nuestros abogados creen que la investigación viola el artículo 2 de la Convención Europea de Derechos Humanos. Hemos pedido una investigación pública internacional, pero el Gobierno se ha negado. La fiscalía ha dicho que no es el momento, así que todavía hay una posibilidad. Eso permitiría extraer lecciones para el futuro de Malta y para proteger la vida de los periodistas y que nunca vuelva a ocurrir algo igual.

P. El primer ministro, Joseph Muscat, se vio salpicado por investigaciones de su madre y por la información de los papeles de Panamá. ¿Están en contacto con él?

R. No.

P. ¿Que siente hacia él?

R. No sé. Es una pregunta muy difícil. Pero estoy al 100% seguro de que está feliz de que mi madre esté muerta. No tengo dudas. Está muy feliz y la gente de su entorno, también. Es el mejor momento de sus vidas.

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