Cómo el terremoto de Indonesia convirtió el suelo en líquido
Los habitantes de Palu han explicado que, durante el temblor, el terreno se licuó, un fenómeno geológico vinculado a los seísmos
La licuefacción del suelo provocó el derrumbamiento de numerosos edificios en la ciudad indonesia de Palu tras el terremoto de 7,5 grados de magnitud y el posterior tsunami que devastaron el pasado viernes la zona central de la isla de Célebes. Se trata de un fenómeno geólogico que se produce en suelos poco consistentes, generalmente en terrenos arenosos o humedales, después de que hayan sido sacudidos por un fuerte terremoto. El temblor provoca que pierdan resistencia y se rompa la estructura.
El suelo fluye como si fuera un líquido y, además, se producen deslaves de tierra, que puede caer y hundirse. Esto sucede porque el seísmo incrementa la presión del agua en suelos saturados de líquidos (como sucede en Indonesia debido a las lluvias tropicales). Entonces, las partículas del suelo pierden contacto las unas con las otras y se produce la licuefacción.
Este fenómeno geológico podría haber provocado el derrumbamiento de alrededor 1.700 viviendas en el barrio de Balaroa, en Palu. "Cuando se produjo el terremoto, las capas que están debajo de la superficie de la tierra se volvieron fangosas y sueltas ", explica Sutopo Purwo Nugroho, portavoz de la Agencia Nacional de Desastres de Indonesia. El lodo también arrastró un complejo de viviendas del barrio de Petobo. "Calculamos que hay 744 casas allí", añade.
Muzair, de 34 años, intentó salvar lo que pudo de su casa "antes de ver cómo se deslizaba varios metros desde allí hasta aquí abajo", afirmó a la agencia de noticias AFP. "Los edificios se derrumbaron detrás de mi. Las casas de mis vecinos se amontonaron una encima de la otra". La licuefacción fue también la responsable del derrumbamiento de una iglesia en la que murieron 34 estudiantes de teología, según una fuente oficial de la Cruz Roja.
Los expertos en terremotos consultados por Reuters destacan que la licuefacción es muy común. Sucedió después del seísmo de 9 grados de magnitud que golpeó el este de Japón en 2011. El 86% del terreno de la ciudad de Urayasu quedó engullida por la tierra. Este fenómeno geológico también se dio en el terremoto de Nueva Zelanda en 2010 y en el gran terremoto de Alaska de 1964.
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