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Trump apoya a su nominado al Supremo, acusado de abuso sexual

La mujer que acusa al juez de un intento de violación en 1982 deja en el aire su comparecencia del lunes al pedir que el FBI investigue antes los hechos

Trump, este martes, en una rueda de prensa con su homólogo polaco.Vídeo: ALEX BRANDON (AP) / REUTERS-QUALITY

La nominación de Brett Kavanaugh al Tribunal Supremo se ha convertido en un serial de desenlace incierto y nerviosismo extremo en Washington. El presidente estadounidense, Donald Trump, volvió a defender este miércoles al juez conservador, al que una mujer acusa de un intento de violación en 1982 cuando ambos eran menores, y rechazó que el FBI impulse una investigación a Kavanaugh.

En la víspera, la presunta víctima, Christine Blasey Ford, pidió que el FBI intervenga antes de que ella testifique en el Senado. Sin embargo, los republicanos, que controlan la Cámara, se mantienen firmes: advierten de que la comparecencia del próximo lunes es la única oportunidad que tienen Ford y Kavanaugh para explicarse y rechazan retrasar mucho más la votación.

La abogada de la mujer, Lisa Banks, criticó el miércoles por la tarde la posición republicana y pidió que se llame a declarar a posibles testimonios. "La prisa para una comparecencia es innecesaria y contraria a que el comité descubra la verdad", dijo en un comunicado. Mark Judge, un compañero de clase del juez que, según Ford, presenció el intento de violación, ha declinado testificar. Ha esgrimido que no recuerda los hechos y que nunca vio a Kavanaugh actuar del modo que describe Ford.

El futuro del juez pende de un hilo. Trump admitió el impacto que tendría una declaración convincente de la mujer sobre los hechos. “Creo que es muy injusto lo que está ocurriendo”, dijo el presidente a la prensa en la Casa Blanca. Insistió en que Kavanaugh, que tendría un cargo vitalicio y afianzaría la mayoría conservadora en el Supremo, tiene un expediente “sin manchas” y alentó a Ford a testificar el lunes en el comité judicial del Senado. “Si ella se presenta y hace una exposición poderosa eso sería muy interesante y tendríamos que tomar una decisión. Pero solo puedo decir lo siguiente: él es un hombre tan espectacular. Es muy difícil para mí imaginar que ocurrió algo”, afirmó en referencia al presunto abuso.

Trump acumula un historial de respaldo inequívoco a hombres denunciados por delitos sexuales. Él mismo ha sido acusado de abusos por casi una veintena de mujeres, extremos que ha negado ferozmente.

Pero la crisis política no llega en un momento cualquiera. El movimiento Me Too ha galvanizado un clamor contra el encubrimiento de abusos y se ha llevado por delante a un sinfín de personalidades. Si el voto femenino a los demócratas ya se anticipaba masivo en las elecciones legislativas de noviembre, el caso Kavanaugh posiblemente lo impulsará todavía más. Los republicanos son muy conscientes de ello y se mueven con pies de plomo: han evitado cuestionar la versión de la mujer. La estética también puede jugar en su contra: los 11 republicanos del comité judicial del Senado son hombres.

El caso evoca inmediatamente a la comparecencia en 1991 de Anita Hill, que acusó de acoso sexual en el puesto de trabajo a Clarence Thomas, nominado al Supremo. El Senado acabó aprobando la designación del juez, que negó los hechos. Hill respaldó este miércoles la petición de Ford de que el FBI investigue antes el presunto abuso para evitar que la comparecencia acabe derivando en la palabra de la mujer contra la del hombre.

En una carta al presidente del comité, Chuck Grassley, los abogados de Ford aseguraron la noche del martes que ha sufrido “amenazas de muerte”, ha tenido que cambiar su lugar de residencia y piden encontrar mecanismos para que pueda cooperar con el Senado mientras “cuida su salud y seguridad”. Los letrados sostienen que una investigación del FBI permitiría al comité “estar plenamente informado” y sería un “primer paso” antes de que ella aparezca en “televisión nacional para revivir este incidente traumático y desgarrador”.

Grassley, sin embargo, replicó que “no hay razones” para posponer la sesión del lunes porque una investigación del FBI no influiría en el testimonio que pueda dar Ford. El veterano senador de Iowa ofreció a la mujer la posibilidad de una comparecencia a puerta cerrada o entrevistas con asesores legislativos. También fue reveladora la reacción del senador Jeff Flake, un miembro clave del comité judicial y que supeditó su apoyo a Kavanaugh a que se escuchara antes la versión de la mujer. Flake, de los pocos republicanos críticos con Trump, urgió a Ford a testificar el lunes.

Los demócratas acusan a los republicanos de actuar con prisas y parcialidad. Pero si Ford se ausenta de la sesión del lunes es probable que los republicanos celebren un voto sobre la nominación de Kavanaugh a mediados de semana sin que haber escuchado la versión de la mujer pueda restarle apoyos entre republicanos moderados y hacer naufragar la designación. Los republicanos solo pueden permitirse perder el apoyo de uno de sus senadores y quieren celebrar un voto antes de los comicios de noviembre, en los que los demócratas aspiran a hacerse con el control del Congreso.

Trump y su partido minimizan la necesidad de que el FBI intervenga. Sostienen que Kavanaugh ha ocupado numerosos cargos públicos, por ejemplo en la Casa Blanca de George W. Bush, sin que nunca se hallara una irregularidad. Y acusan a los demócratas de tácticas torticeras. Ford se puso en contacto en julio con una senadora demócrata y le mandó una carta sobre el presunto abuso, pero le pidió mantenerla en secreto a no ser que cambiara de opinión. La carta, sin embargo, se filtró la semana pasada, lo que propició que Ford decidiera el domingo revelar su identidad y detallar su acusación.

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