Una realidad política diferente
El nuevo gobierno en Colombia del presidente Duque se enfrenta a una realidad política diferente, algunos analistas aun no la descifran
El nuevo gobierno en Colombia, del derechista partido Centro Democrático, en cabeza del presidente Iván Duque, se enfrenta a una realidad política diferente, muy diferente, incluso algunos analistas aun no la descifran. Esta nueva realidad no se refiere directamente al nuevo partido de la exguerrilla de las FARC, pero se puede ligar a las consecuencias del postconflicto. Hubo tres hechos, en la última semana que mostraron que algo había cambiado.
Por un lado, el partido de Gobierno tenía como candidato a contralor general de la República a José Félix Lafaurie, muy cuestionado por su cercanía con agentes del paramilitarismo y cuestionables manejos de recursos económicos cuando fue presidente de FEDEGAN o la Federación de Ganaderos. Sin embargo, era militante uribista pura sangre. Su elección era segura, nadie lo dudaba, pero, faltando algunos días para su elección, hubo una especie de golpe de Estado, pues partidos que se pensaban estaban en la coalición de gobierno colocaron otro candidato y lo lograron elegir, entre esos, el Partido Liberal, Cambio Radical y el partido de la U. Apenas el candidato Lafaurie logró 12 votos. Unas horas después, otro hecho se produjo, esta vez el partido de gobierno no logró representación en el Consejo Superior de Política Criminal, un organismo especializado que asesora al gobierno de turno, en el mismo hay cupo para cuatro Representantes a la Cámara y ninguno de ellos era del Centro Democrático.
El tercer hecho, es aún más llamativo. Según el estatuto de la oposición, los partidos políticos deben tomar una de tres posibilidades: declararse en oposición, declararse en independencia o ser de la coalición de gobierno. En Colombia, popularmente se decía que el partido más grande en el Congreso es el partido de Gobierno. Al menos el 80% terminaban siendo gobiernista. Pero dos de los partidos mayoritarios, que en principio estaban con el gobierno, anunciaron que se declararían independientes: El Partido Liberal y Cambio Radical. Si bien aún quedan algunos días para que la fecha límite en que cada partido deba anunciar oficialmente su postura, lo cierto es que hoy la coalición de gobierno solo tiene dos partidos de los grandes: el Centro Democrático y el Partido Conservador. Apenas rozan el 40% del Congreso de la República.
Los analistas han tejido una serie de hipótesis, algunos han dicho que es un tema de inexperiencia, pues el actual mandatario pasó de ser un funcionario medio del BID, a senador por cuatro años y de ahí saltó a la presidencia de la mano del expresidente Uribe. Pero la probabilidad de esta hipótesis es bastante baja, pues ya se conoce públicamente que Álvaro Uribe es el que está al frente de la negociación de los temas claves del nuevo gobierno, entre ellos la elección del contralor. Otros analistas, sobre todo los cercanos al gobierno, han manifestado que esto muestra que el actual presidente Duque no está entregando cargos burocráticos mediante negociación con los partidos políticos, sino que está nombrando tecnócratas. La afirmación es errada, ya que el tema no es si da puestos burocráticos a partidos políticos, es claro que los está dando, la discusión es a cuales partidos les da y a cuáles no. Es notorio que el Centro Democrático, el partido Conservador y los partidos pequeños de los fanáticos cristianos se están llevando los cargos burocráticos importantes.
La tercera hipótesis, realizada por analistas independientes, manifiesta que lo más probable, es que la dinámica política cambió en Colombia. Ha ocurrido algo que es normal en otros países pero en Colombia es bastante novedoso. Se refiere a que el rechazo y el odio de la población frente a prácticas corruptas y clientelistas, sumado a la llegada de nuevos liderazgos sociales que están por fuera de la vieja política nacional, más la repolitización de un sector importante de la sociedad, han llevado a que los partidos políticos, incluidos los que en el pasado han tenido prácticas muy corruptas y los más tradicionales, estén pensando en función de posicionar ideas, principios y candidatos en las futuras elecciones y no solo en cargos burocráticos, aunque esto último aun sea muy importante. Lo cierto, más allá de todas las hipótesis, es que las cosas han cambiado.
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