Al menos 67 civiles muertos en Siria tras la explosión de un almacén de armas en territorio rebelde
Aún se desconocen las causas del incidente ocurrido en la provincia insurrecta de Idlib
“Hemos recuperado 67 cuerpos, de entre ellos los de 17 mujeres y 27 niños”, es el balance que hace al teléfono Ahmed Shiho, de los servicios de rescate de la Defensa Civil siria tras el desplome este domingo de dos edificios en la provincia septentrional de Idlib. Una fuerte explosión provocó el colapso de dos inmuebles residenciales en la localidad de Sarmada, en la periferia norte de la comarca. Los rescatadores sirios, también conocidos como los Cascos Blancos, llevan trabajando 22 horas ininterrumpidas y han logrado rescatar con vida a 17 personas, nueve de ellas menores.
“Otros 37 heridos han sido evacuados al hospital Bab al Hawa [en la frontera con Turquía]”, agrega Shiho quien asegura que aún se desconocen las causas de la deflagración. Los rescatadores temen que el mortal balance aumente conforme sus hombres se abren paso entre los escombros y debido al número de heridos que se encuentran en estado crítico.
La explosión ocurrió en un almacén de municiones de un traficante de armas, ubicado en la planta baja de un bloque residencial de la población de Sarmada, en manos de grupos yihadistas y facciones insurrectas. Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, la mayoría de los residentes en el edificio eran civiles que habían sido desplazados de la provincia de Homs ante el avance del Ejército regular sirio.
El depósito de armas pertenecía a un traficante de armas que trabajaba para Hayat Tahrir Al Sham (HTS), un grupo yihadista formado por la ex filial siria de Al Qaeda, que controla el 60% de esta provincia y al que se enfrentan las milicias insurgentes respaldadas por Turquía. El portavoz de la Defensa Civil siria, Mayed Jalaf, dijo a Efe por teléfono que uno de los edificios tenía cinco plantas y se desplomó por completo por la explosión, cuyas causas desconoce. La fachada del edificio quedó totalmente ennegrecida por el fuego que se propagó tras la explosión, que tuvo lugar de madrugada.
Es en Idlib, la última provincia siria bajo control insurrecto, donde han ido a parar heterogéneos grupos de la oposición armada y de civiles procedentes de las cuatro esquinas del país tras ser evacuados de las regiones recuperadas por las tropas regulares sirias. Se estima que la mitad de sus 2.5 millones de habitantes son desplazados. En los últimos días, las fuerzas gubernamentales han intensificado los bombardeos contra varias localidades controladas por los grupos rebeldes en Idlib y en sus alrededores, en las provincias de Latakia y Alepo.
Damasco ha enviado esta semana refuerzos a las tropas que mantiene apostadas en las inmediaciones de Idlib en previsión de una eventual ofensiva. En paralelo, Moscú intenta mediar una solución negociada con Ankara, representante de las milicias islamistas más importantes que allí combaten.
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