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Liu Xia, viuda del Nobel de la Paz Liu Xiaobo, sale de China

La poetisa, bajo arresto domicilario en los últimos años, ha llegado este martes a Berlín

Liu Xia a su llegada al aeropuerto de Vantaa (Finlandia).
Liu Xia a su llegada al aeropuerto de Vantaa (Finlandia).JUSSI NUKARI (AFP)

Liu Xia, la viuda del difunto Nobel de la Paz Liu Xiaobo, ha salido de China. Tras años de arresto domiciliario y sin apenas comunicación con el exterior pese a no haber cometido ningún delito, una condición que se agravó desde la muerte de su marido hace justamente un año, la poetisa ha llegado este martes a Berlín. Su liberación, adelantada por BBC y confirmada por sus familiares, ocurre apenas un día después de la reunión entre el primer ministro Li Keqiang y la canciller Angela Merkel en la capital alemana.

“Este mediodía mi hermana mayor ha salido de Pekín en un vuelo dirección Europa, comenzando una nueva vida. Estoy agradecido a todas las personas que se han preocupado por ella y la han ayudado todos estos años. Espero que mis padres y mi hermanastro estén aliviados y sigan bendiciéndola. Le deseo paz y alegría en su futura vida. Gracias a todos”, aseguró a través de su perfil en redes sociales su hermano menor, Liu Hui.

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Liu Xia embarcó en un vuelo de la compañía Finnair destino Helsinki alrededor de las once de la mañana hora local. Después voló hacia Berlín. Liu, cuyo estado psicológico tras la muerte de su marido había empeorado considerablemente, había mostrado en varias ocasiones su voluntad de salir de China. Organizaciones de derechos humanos y diplomáticos de países occidentales habían pedido insistentemente a Pekín que se le concediera este deseo.

Las autoridades chinas confirmaron la salida de Liu para recibir tratamiento en el extranjero y aseguraron que la poetisa se ha marchado “por su propia voluntad”. También desvincularon su liberación a cualquier tipo de negociación con Alemania. “Esto no es una cuestión diplomática”, sostuvo la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Hua Chunying.

Liu Xia permanecía bajo un arresto domiciliario de facto desde 2010, cuando a su marido y disidente Liu Xiaobo se le otorgó el Premio Nobel de la Paz, a pesar de que nunca se presentó un cargo en su contra. En 2009, Liu Xiaobo fue juzgado por subversión y condenado a once años de cárcel por ser uno de los promotores de la Carta 08, un escrito que pedía un sistema democrático para China que respetara la división de poderes y las libertades individuales. El 13 julio de 2017, a tres años de terminar su condena, murió en un hospital en el noreste de China a causa de un cáncer de hígado que se le diagnosticó tarde.

El prominente activista Hu Jia, amigo de la pareja, celebró la liberación de Liu Xia y mostró su esperanza de que pueda recuperarse de su delicado estado de salud en Europa. “Su condición es estable, pero no está curada. Aún debe tomarse antidepresivos y pastillas para dormir. Ahora finalmente hay una cura para ella, su libertad”. Hu considera que la salida de Liu Xia es “una enorme victoria diplomática para Alemania y la Unión Europea” y la vincula directamente con el viaje que está llevando a cabo el primer ministro chino, Li Keqiang, a Europa, y con la visita de Angela Merkel en China del pasado mayo. “China está ahora enfrentada directamente con Estados Unidos en materia comercial; es hora de jugar la carta europea y hacer gestos que reduzcan la desconfianza”, sostiene.

Los movimientos de Liu Xia fueron estrictamente controlados por las fuerzas de seguridad tras la muerte de su marido. Primero fue enviada lejos de Pekín unas semanas, en la provincia de Yunnan, sin que pudiera apenas comunicarse con sus allegados. Después volvió a su casa en la capital china, aunque numerosos agentes de policía han estado vigilándola las 24 horas del día desde entonces para evitar contacto algunos con los medios de comunicación.

Queda pendiente la situación de su hermano menor, Liu Hui, condenado a once años de cárcel por fraude y actualmente bajo arresto domiciliario. Familiares y amigos consideran que es víctima de una “persecución política” y que puede convertirse ahora en una herramienta de las autoridades para controlar las acciones o palabras de Liu Xia una vez se haya recuperado en Alemania.

Días antes de fallecer, Liu Xiaobo pidió ser tratado en el extranjero. Si bien sabía que su enfermedad era terminal, sus allegados explicaron que lo hizo para poder llevar a su mujer fuera de China. Pekín se negó a que fuera trasladado, pese a la insistencia de la comunidad internacional. Prácticamente un año después se ha cumplido su último deseo.

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