Iván Duque, María Corina Machado y el fantasma de Venezuela
El candidato uribista promete ante la opositora venezolana trabajar para "acorralar diplomáticamente a la dictadura"
La fotografía magnifica el simbolismo de una de las preocupaciones que ha sobrevolado la conversación pública durante la campaña presidencial en Colombia. Iván Duque, aspirante uribista del Centro Democrático, y María Corina Machado, férrea opositora al régimen de Nicolás Maduro, en el Puente Internacional Simón Bolívar de Cúcuta, a los dos lados de la frontera separados por una valla. Ese es uno de los principales pasos por los que decenas de miles de venezolanos transitan cada día hacia el país vecino para trabajar o comprar productos básicos. Desde hace unos meses, muchos de ellos lo hacen para huir de la catástrofe económica del chavismo y del hostigamiento de las autoridades.
En Colombia ya hay más de un millón de migrantes llegados en busca de oportunidades. Lo asegura el propio Gobierno de Juan Manuel Santos. En este contexto, es normal que la grave crisis de Venezuela repercuta en toda la región y se convierta en un tema electoral. Esa discusión se encuadra, además, en la confrontación ideológica que vertebra la disputa entre los candidatos, Duque y el antiestablishment Gustavo Petro, con vistas a la segunda vuelta del 17 de junio. No obstante, mientras el primero ha redoblado la presión ante la deriva de la llamada revolución bolivariana, al segundo, que fue amigo del fallecido expresidente Hugo Chávez y ahora critica la deriva de Maduro, le conviene evitar ese marco de debate.
"Vengo a expresarle mi solidaridad al pueblo de Venezuela", aseguró este martes Duque, que hace un año presentó una denuncia contra el régimen ante la Corte Penal Internacional de La Haya. “Los países de América Latina que hemos defendido la Carta Democrática tenemos que trabajar unidos, para que haya elecciones libres en Venezuela y pueda retornar la esperanza a ese país", continuó, antes de comprometerse con la exdiputada venezolana: ""Quiero decir a María Corina que admiro su valentía, su firmeza, y que estamos con ustedes. Porque queremos la libertad de todos los presos políticos, porque queremos democracia y que salgan de esa tragedia, de esa horrible noche. Vamos a trabajar sin descanso para que entre todos los países de América Latina acorralemos diplomáticamente a la dictadura y Venezuela pueda hacer una transición hacia la democracia".
La dosis de temor sobre los riesgos del chavismo la aportó Machado, comparando la situación que vivió su país a finales de los noventa con la actualidad colombiana: "Es tan urgente salvar a Colombia como es salvar a Venezuela. Y para salvar a nuestras naciones necesitamos que Iván Duque llegue a la presidencia. Quiero decirles algo. Hace 20 años, Iván, los venezolanos vivimos una situación similar a la que hoy viven los colombianos... Entonces nos dijeron Venezuela no es Cuba, no le hagan caso a las cosas que Chávez dice. Y eso no va a pasar. No vale, no va a pasar. Y pasó. Y miren los resultados. Acabaron con todo".
La alusión a la candidatura de Petro, Colombia Humana, es evidente y, aunque resulte posible establecer conexiones con las formas de los impulsores del "socialismo del siglo XXI", los defensores del exalcalde de Bogotá rechazan de plano esos vínculos. Duque encabeza con holgura todas las encuestas difundidas hasta ahora. Mientras tanto, su contrincante ha tratado de desvincularse del régimen de Maduro, quizá en un giro estratégico, llegando a calificarlo de "dictadura insostenible con efectos nocivos sobre la población" y condenando su modelo productivo.
La realidad, en cualquier caso, es que Venezuela está presente en la campaña colombiana, con el peso de un tema de carácter casi nacional, porque lo está en la vida de cientos de miles de ciudadanos, que ven los efectos de la crisis en su día a día. Y en la ciudad de Cúcuta, donde esas consecuencias son más visibles, Duque superó en la primera vuelta el 60% de los votos. Y, según un estudio publicado este martes, el candidato uribista lograría en segunda vuelta en las regiones centroorientales -es decir, las más afectadas por la migración junto a las grandes ciudades- un 56% frente al 25% de Petro.
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