El líder de las protestas en Armenia es elegido primer ministro
La ‘revolución’ popular culmina pacíficamente con el nombramiento de su promotor
La Asamblea Nacional de Armenia (el parlamento, formado por 105 diputados) ha elegido este martes como primer ministro a Nikol Pashinián, el líder de las protestas populares que se han prolongado durante semanas en aquel país del Cáucaso, aliado de Rusia. El político, que es también diputado de la cámara, obtuvo 59 votos a favor —seis más de los necesarios— y 42 en contra. El pasado primero de mayo, Pashinián, que dirige la coalición minoritaria Yelk (Salida), fracasó en su primer intento de ocupar el puesto más poderoso de Armenia, cuando fue rechazado por 56 votos en contra y 45 a favor. Entonces amenazó con tomar el poder en caso de no ser elegido.
Con la resolución pacífica y constitucional de la crisis política que se desató en abril concluye en Armenia la “revolución” popular contra un sistema que los ciudadanos de a pie percibían como osificado y corrupto. “Se inicia así una etapa complicada que requiere gran talento y habilidad, pues Pashinián tendrá que formar un Gobierno minoritario con muy poco margen de maniobra dada la composición del parlamento”, comentaba a EL PAIS desde Ereván el analista David Petrosián.
El nuevo Gobierno, para cuya formación Pashinián dispone de 15 días, podría tener que enfrentarse con el boicot de los burócratas del sistema, por una parte, y con las desbordadas expectativas de los ciudadanos por la otra, manifestó el experto. Dejando de lado los países del Báltico, “Armenia inicia la primera experiencia de un Gobierno de minoría en el entorno postsoviético”, observó Petrosián. Tras formar Gobierno, Pashinian tiene 20 días para presentar su programa. Antes ya de ser elegido, el político se pronunció por la continuidad de la política exterior de Armenia, que es miembro de la Comunidad Económica Euroasiática y tiene una base militar rusa en su territorio.
La Asamblea Nacional de Armenia está controlada por el partido Republicano, que tiene 58 diputados y cuyo líder, Serzh Sargsián, dimitió como primer ministro el 23 de abril, menos de una semana después de su elección por el parlamento. Sargsián cedió así a las presiones ejercidas por las manifestaciones multitudinarias lideradas por Pashinián en toda Armenia. Sargsián, que procede del llamado “clan de Karabaj” (grupo político con raíces en el entorno en litigio con Azerbaiyán) había sido presidente del Estado durante 10 años y hubiera prolongado su papel de figura central en la política armenia en virtud de una modificación constitucional que en 2015 transformó el sistema, de corte presidencial, en un sistema parlamentario donde la institución clave es el Gobierno. Yelk, la coalición en la que está integrado el partido Acuerdo Cívico de Pashinián, tiene nueve diputados en la Asamblea Nacional.
La elección del primer ministro ha sido posible gracias al partido Republicano, que ha facilitado 11 votos a Pashinián. Este contaba ya con el respaldo de las otras fuerzas parlamentarias, el bloque Gagik Tzarukian (31 diputados), y el partido Dashnaktuzitiun (siete diputados). La fragmentación de la cámara hará muy difícil la gestión de gobierno en un entorno habituado a una “vertical de poder” articulada en torno a una figura fuerte con independencia de cómo se denomine formalmente el sistema.
Las primeras declaraciones del nuevo primer ministro fueron tranquilizadoras respecto al aparato estatal. Tras ser elegido, Pashinián aseguró que no se dedicará a realizar pogromos entre los funcionarios. “Estamos seguros de que en el sistema de dirección del Estado del país hay mucha gente con talento”, dijo y, “en nombre del bien de Armenia” aseguró que confiaba en “la gente del sistema estatal que tuvo éxito gracias a su talento”. Anunció que su primer paso como presidente será ir a visitar la región del Alto Karabaj para “conocer la situación operativa en la línea del frente”. Armenia, manifestó, está dispuesta a una resolución pacífica del conflicto (que estalló en 1988) “sobre la base de igualdad de derecho de los pueblos y la autodeterminación”.
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