El centroizquierda turco descarta un candidato opositor común contra Erdogan
En las elecciones parlamentarias, que se celebrarán el mismo día que las presidenciales, la mayor parte de la oposición sí que acudirá en coalición contra el partido del presidente turco
Nunca es fácil luchar contra un titán de la política como Recep Tayyip Erdogan, que ha vencido en los trece procesos electorales a los que han concurrido él o su partido desde 2002. Ningún plan es perfecto y toda estrategia tiene sus puntos débiles. Esta vez, la oposición turca ha decidido que la mejor táctica en las presidenciales es concurrir cada partido por su cuenta y unirse en caso de una segunda ronda. En cambio, en los comicios legislativos sí que buena parte de los partidos de oposición se ha unido bajo un mismo paraguas para hacer frente a los islamistas que gobiernan Turquía desde hace más de tres lustros.
La principal formación opositora, el Partido Republicano del Pueblo (CHP), despejó este viernes la incógnita de quién será el principal rival de Erdogan en la carrera presidencial: Muharrem Ince, un veterano diputado, hábil orador y representante del ala ulusalci (nacionalista laico) del partido. Desde la formación socialdemócrata apuntan que, además de en el centroizquierda, Ince también puede atraer votos en caladeros del centroderecha, pues proviene de una familia conservadora y tanto su madre como su hermana se cubren la cabeza con el velo islámico. Incluso recibir apoyo de los kurdos en una eventual segunda vuelta de las presidenciales, pues fue uno de los líderes del CHP que más firmemente se opuso a levantar la inmunidad parlamentaria, medida impulsada por el Gobierno y que ha llevado a la cárcel a una docena de miembros del grupo parlamentario del partido prokurdo HDP.
“Seré el presidente de los 80 millones [de habitantes de Turquía], de los derechistas y los izquierdistas, de alevíes y suníes, de turcos y kurdos. Seré un presidente imparcial”, afirmó Ince en su puesta de largo como candidato. Y señaló como objetivos principales de su eventual gobierno, la vuelta a un sistema parlamentario con garantías democráticas y solucionar los graves problemas económicos de la gente corriente.
En un principio se había barajado la posibilidad de presentar, como hombre de consenso de toda la oposición, al expresidente Abdullah Gül, antigua mano derecha de Erdogan pero que progresivamente se ha ido distanciando de su viejo camarada. Gül ya anunció que no sería candidato el pasado fin de semana, pocos días después de que el jefe del Estado Mayor, el general Hulusi Akar (antiguo compañero de escuela de Gül), y un asesor de Erdogan se presentasen en su casa para, supuestamente, tratar de convencerle de que no se inmiscuyese en las elecciones presidenciales. Tampoco las facciones izquierdista y ulusalci del CHP veían claro proponer a Gül como candidato pues temían el fiasco de 2014, cuando socialdemócratas y ultranacionalistas presentaron a un conservador como candidato conjunto y ni siquiera fue capaz de movilizar tantos votos como ambos partidos obtenían por separado. Entonces, Erdogan venció las presidenciales en la primera ronda, obteniendo un 52 % de los votos.
En esta ocasión, todas las encuestas coinciden en señalar que el actual presidente será el candidato más votado, pero la mayoría también augura una segunda vuelta, ya que la intención de voto de Erdogan se sitúa en torno al 45 %. A mucha distancia se halla el resto de nominados: el CHP, antes del anuncio de este viernes, se movía en torno al 17%, seguido de cerca por la candidata del derechista Partido Bueno (IYI), Meral Aksener, con en torno al 16 %. El nombre propuesto por la formación kurda HDP es el de su antiguo líder, Selahattin Demirtas, que concurrirá a las elecciones pese a hallarse preso desde 2016. Los estudios demoscópicos le conceden cerca del 10 % de los votos.
Estas elecciones inaugurarán un régimen presidencialista en Turquía, en el que desaparecerá la figura del primer ministro. El mismo día 24 de junio se celebrarán elecciones al Parlamento, que tendrán su importancia ya que, aunque el hemiciclo perderá atribuciones en el nuevo sistema, el resultado de esos comicios podría marcar el tono para la segunda vuelta de las presidenciales.
El Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, islamista) de Erdogan concurrirá en coalición con el ultraderechista Partido de Acción Nacionalista (MHP) para evitar perder la mayoría absoluta de los escaños de la que ha disfrutado de manera casi ininterrumpida desde 2002. Así que la oposición ha obrado de manera parecida, CHP, IYI y otras dos pequeñas formaciones, una de centroderecha y la otra islamista contraria a Erdogan, han forjado una alianza que podría permitir que sectores religiosos descontentos con el actual estado de las cosas voten por la coalición opositora.
De ella ha sido excluido el HDP, ya que el resto de formaciones no quiere verse mezclado con un partido al que le cuesta condenar la violencia del grupo armado kurdo PKK. Los prokurdos, en cambio, esperan que la alianza del CHP con partidos derechistas haga que los votantes de izquierda de todo el país opten por ellos y, como ya ocurrió en 2015, les ayuden a vencer la barrera electoral del 10 % de los votos, ya que sin superarla quedarían sin representación parlamentaria, lo que pondría en bandeja la victoria de Erdogan también en el Parlamento.
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