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Los alumnos de Parkland buscan hacer historia en Washington en su cruzada contra las armas

Los estudiantes del instituto de la masacre del 14 de febrero liderarán este sábado una manifestación masiva contra el mercado de armamento en Estados Unidos

Emma González, superviviente del tiroteo de Florida, durante su discurso en la 'Marcha por nuestras vidas', en Washington D.C.Vídeo: Alex Brandon (AP)
Pablo de Llano Neira

Seis semanas después de la última matanza que sobrecogió a Estados Unidos, Washington se prepara para una manifestación que podría marcar un hito en la movilización civil contra las armas. Este sábado a mediodía cientos de miles de personas (al menos medio millón, prevén los organizadores), entre ellos multitud de jóvenes, se concentrarán en la capital en la llamada Marcha por nuestras vidas (#MarchForOurLives) encabezada por los estudiantes del instituto de Parkland (Florida). Los sobrevivientes de aquella tarde de horror del 14 de febrero en la que el exalumno Nikolas Cruz asesinó a tiros de fusil AR-15 a 14 estudiantes y tres adultos serán el símbolo en primera línea del rechazo de la mortífera falta de control del mercado de armamento, un problema nacional que Estados Unidos arrastra sin que su clase política le pongan freno por las resistencias al cambio del Partido Republicano, aferrado a la Segunda Enmienda constitucional que consagra el derecho a las armas y muy influido por el lobby de la millonaria industria de las armas.

La demanda principal de la manifestación, que ocupará la avenida Pennsylvania entre la Casa Blanca y el Capitolio (sede del Congreso), es que los congresistas de Washington se pongan manos a la obra para establecer normas mucho más estrictas para la venta de armas. En especial la prohibición total de la venta de fusiles de asalto. Cruz, de 19 años, empleó un fusil semiautomático diseñado para fines militares y que pudo comprar sin problemas en Florida gracias a la laxitud legal. Las mayores escabechinas de los últimos años en Estados Unidos han tenido como característica común el uso de armas pesadas.

Centenares de estudiantes del instituto Stoneman Douglas de Parkland han viajado este jueves y este viernes en autobús y avión a Washington. Entre ellos los alumnos que más se han significado en su nuevo papel de activistas, como Emma González, Cameron Kansky o David Hogg. Junto a los muchachos estarán celebridades entre los jóvenes estadounidenses como los músicos Ariana Grande, Jennifer Hudson, Demi Lovato, Justin Timberlake o Miley Cyrus. El movimiento #NeverAgain (Nunca Más) iniciado por los alumnos e impulsor de la marcha ha reunido para sus esfuerzos millones de dólares en donaciones. El actor George Clooney y su esposa, la abogada libanesa Amal Alamuddin, han contribuido con medio millón de dólares. Otros famosos que han aportado son la presentadora de televisón Oprah Winfrey o el rey midas del cine Steven Spielberg. Según la web de los organizadores, en Estados Unidos este sábado habrá más de 800 manifestaciones contra las armas.

El actor Bill Murray comparaba este jueves el movimiento nacido en Parkland y la marcha del sábado con las movilizaciones contra la guerra de Vietnam, que fueron un elemento clave para la retirada de las tropas estadounidense de aquel territorio asiático: "Creo que todo este ruido que están haciendo los chicos de Parkland puede provocar algo de la misma naturaleza", opinó Murray.

El Partido Demócrata, partidario de la regulación de las armas, está respaldando el movimiento. El expresidente Barack Obama y su esposa Michelle Obama han escrito una carta a los estudiantes de Parkland elogiando "su resiliencia, su resolución y su solidaridad" y lo que consideran su contribución al "despertar de la conciencia de la nación". Los estudiantes, apoyados por la maquinaria demócrata desde que iniciaron su activismo en Parkland inmediatamente después de la masacre, se reunieron este viernes en privado con el exvicepresidente Joe Biden.

Trump este viernes saliendo hacia Florida en el avión presidencial.
Trump este viernes saliendo hacia Florida en el avión presidencial.AP

La Marcha por nuestras vidas se puede entender como un fenómeno de auge del activismo cívico en Estados Unidos con hilo directo con la gigantesca concentración de más de un millón de personas que generó en enero en Washington la Marcha de las mujeres, un día después de la toma de posesión de Donald Trump y en denuncia de sus palabras y posiciones discriminatorias con las mujeres, las minorías y los inmigrantes. El efecto Trump ha activado a los sectores progresistas de Estados Unidos devolviéndolos a las calles por motivos diversos; ahora, el grito contra las armas.

Mientras una multitud exige en Washington medidas para frenar la sangría de las balas, el presidente republicano, alineado con los postulados pro-armas de la Asociación Nacional del Rifle, estará bien lejos, aproximadamente a unos 1.600 kilómetros de allí, en su mansión de Mar-a-Lago (Florida), a donde viajó este viernes por la tarde. El presidente recorre el camino inverso a la movilización de los estudiantes de Parkland. Ellos viajan de Florida a Washington. Él, de Washington a Florida. Se prevé que se concentren unas 2.000 personas en el entorno de su residencia, pero llegarán tan cerca del palacete del presidente como se lo permita el fortísimo perímetro de seguridad que establecerá la policía. En sus palabras tras la masacre del 14 de febrero, Trump se centró en subrayar los problemas mentales de Nikolas Cruz y no consideró que la raíz del problema fuera el fácil acceso a las armas, proponiendo incluso la escandalosa idea de armar a profesores para evitar las matanzas.

Según The Washington Post, desde la matanza de Columbine en 1999, 187.000 estudiantes estadounidenses han sido testigos directos de ataques en masa y tiroteos en las escuelas del país. Ahora, la generación que creció con el miedo a los tiroteos en sus escuelas y asumiendo como algo casi natural los simulacros de reacción ante un posible tirador, se levanta en Estados Unidos para decir basta a la incesante cadena de matanzas con armas de fuego.

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