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La inevitable ascensión de la Liga de Salvini

El político milanés se ha convertido en el nuevo líder de la coalición de centroderecha

Matteo Salvini al saberse los resultados preliminares en la madrugada del domingo al lunes en Milán.Vídeo: Luca Bruno (ap) | reuters/quality
ÓSCAR GUTIÉRREZ (Enviado Especial)

El silencio de Silvio Berlusconi dice casi más que las palabras de Matteo Salvini. Los sondeos preveían un triunfo de la coalición de centroderecha y, si era así, la delantera de Forza Italia, presidida por Il cavaliere. Este podría entonces proponer candidato a la jefatura de Gobierno, dado que él está inhabilitado. Los sondeos no iban desencaminados, pero el que asomó a la testa, con alrededor del 18% de votos, fue Salvini con su Liga. Ya no Liga Norte, solo Liga. El sorpasso de la Liga quedó completado durante la jornada electoral del 4 de marzo y Salvini, político milanés que este viernes cumplirá 45 años, es el nuevo gran líder del centroderecha.

Es además el candidato, junto a Luigi Di Maio, de Movimiento 5 Estrellas, en el que el presidente Sergio Mattarella tendrá que pensar inevitablemente para la formación del Ejecutivo. “Soy alguien que cumple su palabra”, dijo este lunes Salvini en comparecencia pública, “y mi compromiso es con la coalición de centroderecha, que ha ganado y puede gobernar”. La palabra dada, una idea que gusta a los votantes de formaciones antisistema –en un marco de pérdida de credibilidad de partidos llamados tradicionales- y que Salvini ha explotado, aunque con expresiones muy polémicas contra la inmigración, los musulmanes o la Unión Europea.

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Todo con matices. La ascensión de Salvini desde que accedió a la secretaria general de la entonces Liga Norte, en diciembre de 2013, ha sido reposada pero constante. Ha mantenido el extremismo de la formación de derechas, pero, ya en las postrimerías de campaña, ha inyectado cierta moderación calculada por si acaso. Lo escenificaba la pasada semana, en una entrevista para Rai. Le preguntaron por la inmigración y él dijo que no estaba en contra y que deseaba ayudar a todos “los que sufren en las guerras”. Racista no, pero, señaló Salvini, a igualdad de penurias ayudaría sin duda primero a los italianos. También dijo que no defendía enfrentarse con la UE. Uno de sus compañeros de partido, Lorenzo Fontana, afirmó no obstante en la madrugada del lunes, durante el recuento electoral y tras conocer los resultados que se trataba de “una clara señal de confrontación con Europa”. Y que, la victoria de la Liga el 4M sólo era “el inicio”.

El sorpasso no estaba previsto por los sondeos que calentaron la campaña y eso que el crecimiento de la Liga, sobre todo desde las regionales de 2015, ha sido notable y notorio. Ya por entonces, el prestigioso Istituto Carlo Cattaneo analizó los resultados de aquellos comicios en siete regiones y los comparó con las elecciones europeas, donde el Partido Democrático (PD) de Matteo Renzi había arrasado. El instituto concluyó que el PD perdía más de dos millones de votos, el M5E, 893.000, por 840.000 de Forza Italia. La Liga de Salvini —también conocida como Il Carroccio, el carro, símbolo de una antigua victoria lombarda frente a los imperialistas— triplicaba votos y sumaba 256.000 más.

Un avance difícil tras años convulsos. Salvini llegó a la secretaría general del partido tras ganar en elecciones internas al veterano Umberto Bossi, acusado de usar el dinero del partido para asuntos privados. “La corrupción”, señala Filippo Tronconi, politólogo de la Universidad de Bolonia, “es algo que se olvida fácilmente; no creo que la gente haya votado a la Liga pensando en esto, sino en gran medida en la percepción que hay sobre el problema de la inmigración y su relación con la seguridad”.

Para este profesor de Ciencias Políticas, “muchos de los que abandonaron el partido en 2013 pueden haber vuelto ahora”. Y ese ahora se enmarca en un contexto político internacional favorable, de normalización de propuestas radicales como la del propio Donald Trump en Estados Unidos o Marine Le Pen en Francia. Ya no es anormal. Salvini convenció además a las filas para dar un salto más y quitarle al partido –llamado Liga Norte a secas, aunque su nombre completo era Liga Norte para la Independencia de la Padania, región del norte del país- el apellido “Norte”. Quería, que su implantación precisamente padana llegase también al sur. Y es ahí donde, pese al amarillo abrumador del M5E de Di Maio, la Liga ha pescado muchos votos. Y no solo, el fenómeno Salvini ha penetrado en regiones tradicionalmente progresistas como Emilia Romaña.

El escenario que se presenta, sin embargo, no es fácil. La coalición de campaña con Berlusconi y los Fratelli d'Italia de Giorgia Meloni no tiene porque prosperar con las urnas ya cerradas. Pero si el camino elegido, es una posibilidad, es el del bloqueo hasta que los italianos vuelvan a votar, la Liga tiene las de seguir creciendo. Salvini marca el paso: “Seguiré siendo un populista”, dijo este lunes ante la prensa, “aquellos que escuchan a la gente cumplen con su deber”.

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Sobre la firma

ÓSCAR GUTIÉRREZ (Enviado Especial)
Periodista de la sección Internacional desde 2011. Está especializado en temas relacionados con terrorismo yihadista y conflicto. Coordina la información sobre el continente africano y tiene siempre un ojo en Oriente Próximo. Es licenciado en Periodismo y máster en Relaciones Internacionales

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