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Las marroquíes abandonadas por sus maridos tras la mastectomía

Mujeres que padecen tumores de pecho o de útero son rechazadas por esposos que no asumen los estragos de la enfermedad

Fátima, enferma de cáncer de útero, es besada por su hija Leila y acompañada por Jadiya El Qorti, directora del centro de acogida Jannat, este lunes en Rabat.
Fátima, enferma de cáncer de útero, es besada por su hija Leila y acompañada por Jadiya El Qorti, directora del centro de acogida Jannat, este lunes en Rabat.FRANCISCO PEREGIL
Francisco Peregil

A Fátima le diagnosticaron cáncer de útero en 2015. A las pocas semanas el marido le pidió que lo autorizase por escrito para casarse con otra. El código de familia marroquí (La Mudawana), aprobado en 2004, permite la poligamia, aunque establece que ha de ser consentida por la primera esposa. Fátima, nombre supuesto de la mujer de 62 años que aparece en el centro de la foto, no quería firmar. Pero el marido le decía que necesitaba una esposa para atenderlo, para cuidar del ganado y la casa.

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Leila, la hija de Fátima, tiene 21 años y ha abandonado sus estudios para atender a la madre. “Somos de Jemisset, a unos 100 kilómetros de Rabat. La primera vez que salí de mi ciudad fue para venir con mi madre al hospital, en Rabat. Mi padre se quedaba solo y se quejaba de que nadie se ocupaba ni de él ni del ganado. En noviembre pasado mi madre firmó el papel aceptando que él se case con otra. Pero puso dos condiciones: que él le siga pagando el seguro médico y que me deje continuar mis estudios en la universidad”.

Con la llegada de la nueva esposa Fátima quedó postrada y relegada. Entonces encontró el auxilio de Jadiya El Qorti, una mujer de 76 años que montó una casa de acogida hace diez años en Rabat para enfermas de cáncer. “He visto muchos casos en los que el marido rechaza a las esposas cuando padecen cáncer de pecho y, sobre todo, de útero”, explica El Qorti.

Cuando Jadiya acompañaba a su marido, también muerto de cáncer, en el hospital Mohamed Ben Abdellah de Rabat, observó que muchas mujeres sin dinero llegaban de lejanas ciudades de Marruecos y se veían obligadas a dormir en los jardines o en el suelo del hospital. Ofreció cama y comida en su casa y ahora, gracias a la ayuda de varios mecenas, la casa ha crecido y se ha convertido en la sede de la asociación Jannat, que ofrece techo y comida para más de 20 mujeres.

En cuanto a ellas se les diagnostica el cáncer los maridos les piden permiso para casarse con otra

“También hay hombres, sobre todos los más jóvenes, que apoyan a sus mujeres", explica Jadiya El Qorti. "Pero en la mayoría de las ocasiones, en cuanto a ellas se les diagnostica el cáncer los maridos les piden permiso para casarse con otra. Ellos dicen: 'o me firmas o me divorcio'. Y ellas terminan firmando porque necesitan el seguro médico que pagan ellos. En cuanto la nueva esposa entra en casa la enferma ya queda marginada porque es la otra quien se encarga de hacer los trabajos de la casa”. Ahora Fátima duerme en una habitación facilitada por Jadiya El Qorti junto a otras 14 enfermas de cáncer.

La socióloga Soumaya Naâmane Guessous, quien lleva más de tres décadas investigando sobre sexo en Marruecos, asegura que no hay cifras oficiales sobre mujeres abandonadas a causa de esta enfermedad. “Pero no son raros los casos”, asegura. “Puede ser que en las clases más pudientes haya más aceptación porque hay medios de cuidarse. Pero en la mayoría de las familias la esposa es el pilar del hogar y se acepta mal su enfermedad. Porque en cuanto caen enfermas, toda la organización del hogar se cae”.

Guessous señala que a menudo las propias mujeres se infravaloran cuando se ven sin senos. “Y se desvalorizan mucho más cuando se quedan sin capacidad de procrear a causa de un cáncer de útero. Yo he conocido varias mujeres que han sido abandonadas. Pero la extirpación en sí misma no es una causa directa. Es más bien el hecho de que ellas se consideran mutiladas, rechazan su cuerpo y a menudo rechazan a sus maridos, aunque ellos las acepten. Ellas rehúyen las relaciones sexuales y los maridos tienen miedo de ese nuevo cuerpo. Y a veces les dicen: ‘ya no eres una mujer’. Cuando hay medios económicos la pareja visita un psicólogo y la tensión disminuye. Pero no hay muchos marroquíes que puedan permitirse eso”.

La profesora Rajaa Aghzadi, cirujana canceróloga y fundadora de la Asociación Marroquí de Lucha contra el Cáncer de Seno, señala que el abandono por parte de los maridos se da más en las familias pobres y en el medio rural. “Ahora es menos frecuente ese abandono porque los tumores se encuentran antes y porque hay una mayor toma de conciencia y la gente sabe que el cáncer puede tocar a cualquiera. Aunque sigue habiendo hombres que prefieren dar la espalda a la mujer y a su enfermedad”. Aghzadi advierte: “Hay otro abandono menos visible, más sutil, pero igual de grave: el marido que se queda cerca de la mujer, pero sin darle ningún apoyo psicológico y sin muestras de deseo”.

Un hombre que prefiere mantenerse en el anonimato comentó a este diario que su esposa se ha quedado si un seno a causa del cáncer. “Me está resultando muy difícil aproximarme a su cuerpo, no me logro adaptar”, asume. “Pero hago todo lo posible para que mi mujer vea en mis ojos la admiración por su cuerpo, sea cual sea el estado en que esté. Yo la amo y creo que voy a conseguirlo”.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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