Periodistas en el punto de mira de la Justicia marroquí
Reporteros Sin Fronteras señala que el “deterioro” de la libertad de prensa en el país es “lento pero constante”
Hace 170 años, en Francia, Victor Hugo sostenía que el principio de libertad de prensa no es menos esencial ni menos sagrado que el del sufragio universal. El viernes 2 de febrero, en Marruecos, la directora del semanario Telquel, Aïcha Akalay, consideró oportuno recordar algo muy básico: “Cuando un periodista hace su trabajo, solamente su trabajo, ese por el que es pagado -modestamente, en muchas ocasiones- puede ir a prisión. Hoy, cuatro compañeros están siendo enjuiciados por haber publicado, a finales de 2016, extractos del debate de una comisión de investigación parlamentaria sobre el déficit colosal de la Caja Marroquí de Pensiones [CMR, en francés]”.
Nadia Salah, columnista del diario marroquí L’Economiste escribía también el mismo viernes: “Los periodistas han sido conducidos ante la Justicia por Hakim Benchamach, presidente de la Cámara de Consejeros [equivalente al Senado en España]. Él les reprocha haber repercutido en los debates relativos a las dificultades de la Caja de pensiones, dificultades conocidas desde hace una década. Sin embargo, los periodistas pueden pasar cinco años en prisión. Y aún más fuerte: ¡un consejero ha sido puesto en el mismo saco! [acusado de haber filtrado información confidencial]. Los ciudadanos marroquíes no son ingenuos: una torpeza puede ser solo una tontería, pero dos veces seguidas, es una estrategia”.
Los cuatro informadores estaban llamados a comparecer en audiencia ante un tribunal de Rabat el juez el pasado 25 de enero. A las puertas del edificio se congreraron unas cien personas en solidaridad con ellos. Finalmente, la audiencia se pospuso al 8 de marzo ante la incomparecencia de uno de los acusados.
Abedlhak Belachegar, uno de los cuatro periodistas encausados, redactor del periódico Akhbar Al Yaoum, señaló a este diario: “He cubierto información en el Parlamento durante 17 años y nunca fui acusado por algo similar. Tampoco lo han sido mis colegas. Creo que el objetivo real es implicar a Abdelilá Benkirán [antiguo jefe de Gobierno por el islamista Partido Justicia y Desarrollo (PJD) y a los suyos. También hay una intención de asustar a los periodistas, que no hicimos otra cosa que publicar una información correcta”.
Reporteros Sin Fronteras (RSF) asegura en su informe de 2017 que el “deterioro” de la libertad de prensa en Marruecos es lento pero constante: “Los medios de comunicación independientes padecen presiones políticas y económicas de las autoridades del reino, que buscan disuadirlos de tratar temas delicados, como la monarquía, el islam y el Sáhara Occidental. En 2017, además, la ola de protestas en el Rif, en el norte de Marruecos, se convirtió en otro tabú informativo, con numerosas detenciones de informadores, condenas de cárcel y deportaciones de periodistas extranjeros, quienes también han de hacer frente a numerosas dificultades para poder informar de las líneas rojas impuestas por las autoridades”.
Estoy seguro de haber cumplido con mi deber. Pero esto hará que en el futuro yo sea más cauteloso
Abedlhak Belachegar, uno de los cuatro periodistas encausados
Reporteros Sin Fronteras estima que esa “estrategia” de recorte de libertades es clara. En el citado informe la ONG señala: “En diciembre, un periodista profesional, Hamid El Mahdaoui, cuatro periodistas-ciudadanos y tres colaboradores de medios de comunicación, estaban detenidos por haber cubierto un tema muy delicado para el Gobierno: la rebelión que agita a la región de Rif desde finales de 2016. Hace un año, en la misma fecha, ningún periodista se encontraba en las prisiones marroquíes”.
El sitio digital marroquí Le Desk difundió en noviembre una investigación realizada junto a RSF donde se indica que, a pesar de que el monopolio del Estado sobre la radio y televisión fue abolido en 2005, “nueve de las 36 compañías de medios más influyentes están directamente relacionadas con el Estado, el Gobierno o la familia real”. “La familia real”, señala el estudio, “es ya de por sí un propietario de medios líder. Su holding, la Société Nationale d'Investissement (SNI), tiene acciones en cuatro empresas de medios, tres de ellas entre las cinco principales (SOREAD, EcoMedias y Radio Méditerranée Internationale)”. El informe también indica que algunos de los hombres más ricos del país tienen participación en la propiedad de cinco de los nueve diarios francófonos examinados en la investigación. Y dos de esos empresarios, Aziz Akhannouch (Agricultura y Pesca) y Moulay Hafid Elalamy (Industria) son también ministros.
El periodista Reda Zaireg, colaborador de Middle East Eye y Orient XXI, considera que el juicio contra los cuatro periodistas está demostrando que aunque el nuevo Código de Prensa, aprobado el año pasado por el Parlamento, no permite encarcelar a periodistas, en realidad puede ser fácilmente burlado. “Así, mediante el Código Penal se puede condenar a los informadores con penas más duras”, afirma. Reda cree que el presidente de la Cámara de Consejeros, Hakim Benchamach, perteneciente al opositor Partido Autenticidad y Modernidad (PAM), pudo haberse contentado con publicar una llamada al orden para que no se revelen las deliberaciones de la comisión. “Pero eligió la vía más radical y menos democrática”.
Zaireg no piensa, sin embargo, que haya habido un deterioro en los últimos años en cuanto a las libertades de prensa. “Se tiende a decir que en los años finales de Hassan II (1961-1999) y los primeros de Mohamed VI hubo más libertad de prensa. Pero yo creo que eso es una ilusión óptica. Es cierto que florecieron varios medios independientes, pero había líneas rojas difusas, reliquias del antiguo régimen. Algunas de esas líneas rojas cayeron por dos razones: por un lado, algunos periodistas estaban dispuestos a asumir riesgos, era una fase exploratoria para ellos. Sin embargo, hoy están desanimados y desencantados. Por otro lado, el poder marroquí estaba dispuesto a conceder un margen de libertad mayor. Pero esa fase no estaba llamada a durar mucho. Sin embargo, los esfuerzos de unos y de otros han contribuido a extender los márgenes de la libertad de expresión”.
Y en cuanto a las protestas del Rif, Zaireg señala que aunque “ha habido una cobertura muy crítica, ningún periodista ha sido enjuiciado por cubrir las protestas, a excepción de activistas que tenías varios sitios de Internet a favor del Movimiento de protestas, y del periodista Hamid El Mahdaoui, que es un caso muy especial”. No obstante, Zaireg insiste en que ningún periodista debería ir a juicio por expresar sus opiniones. Y concluye que en Marruecos no hay una “voluntad sistemática de amordazar a la prensa”, sino “brotes autoritarios” que salen a la luz cada cierto tiempo.
Belachegar, uno de los cuatro periodistas investigados, cree que la autocensura ha aumentado últimamente. “Algunos tienen miedo a ser denunciados como nosotros. En cuanto a mí, estoy seguro de haber cumplido con mi deber. Pero esto hará que en el futuro yo sea más cauteloso con las informaciones de la comisión de investigación. Si el juez decide condenarnos, esto va a ser peligroso para la prensa en Marruecos”.
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