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Localizado en Tailandia por sus tatuajes un exlíder de la Yakuza japonesa

Shigeharu Shirai, de 72 años, era buscado desde hace 15 años por participar en el asesinato del líder de una banda rival

La policía tailandesa arresta a Shigeharu Shirai, exlíder de la Yakuza

Unos tatuajes fueron la pista con la que la policía nipona dio en Tailandia con uno de los fugitivos más buscados de Japón. Shigeharu Shirai, de 72 años, exjefe de la Yakuza japonesa, era buscado por participar en el asesinato del líder de una banda rival en julio de 2003. Las fotografías de sus tatuajes se hicieron virales en internet –fueron compartidas más de 10.000 veces– y delataron la identidad de este mafioso al que le falta el dedo meñique de una de sus manos –como resultado de un ritual que los miembros de la Yakuza llevan a cabo para expiar sus faltas.

Shigeharu Shirai se mantuvo en el anonimato durante 15 años, no tenía pasaporte, ni visa. Shirai quiso mantenerse discreto, pero no contaba con que las imagénes de sus tatuajes, que cubren su pecho y espalda y que circulaban por las redes sociales desde agosto, lo delatarían. Un admirador de sus particulares marcas lo fotografió sin que él se diera cuenta, y publicó las imágenes en Facebook, sin saber que había retratado a un prófugo de la justicia.

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Alertada, la policía japonesa se puso en contacto con la Interpol que pidió a las autoridades tailandesas que lo investigaran. Por el momento, lo acusan solo por haber entrado ilegalmente al país, mientras investigan quién le ayudó a entrar en el país y quién le dio cobijo, será extraditado a Japón.

“El sospechoso reconoció ser el jefe de la banda Yakuza Kodokai” dijo el jueves Wirachai Songmetta, portavoz de la policía tailandesa. Y añadió: “El sospechoso no confesó el asesinato pero reconoció que la víctima le amenazaba”. La bandaa la que pertenece forma parte de uno de los grandes grupos yakuzas, el Yamaguchi-gumi.

Kobori, como lo llamaban sus amigos de ajedrez, llevaba una apacible vida en Lopburi, una localidad de 54.000 habitantes ubicada en el centro de Tailandia, conocida como la ciudad de los monos. Este hombre de aspecto frágil y diminuto solía jugar por las tardes con los amigos, y luego se iba al mercado a comprar la comida. De vez en cuando se divertía mostrando sus tatuajes a los más jóvenes del lugar. El miércoles, el día en que fue detenido, se encontraba jugando a las damas en la calle.

Tras el delito que cometió hace más de una década, Shirai desapareció y en 2005 se refugió en Tailandia, donde contrajo matrimonio con una mujer, de la que se divorció hace más de dos años. Para ganarse la vida llevaba trabajos ocasionales, como pintar casas y transportar sacos de arroz a un molino, y recibía dinero de su país. Entre dos o tres veces al año, algunos amigos suyo le visitaban y le daban 10.000 baths (260 euros) en cada ocasión, según las declaraciones de Shirai.

Los grupos mafiosos japoneses, como los mafiosos italianos o la tríada china, viven principalmente del juego, de las drogas y de las prostitución, aunque también participan en operaciones inmobiliarias o en la extorsión de empresas. La Yakuza apareció en Japón después de la Segunda Guerra Mundial. Su presencia está autorizada en la isla aunque parte de sus actividades están prohibidas. Algunos sociólogos aseguran que su presencia disminuye la pequeña delincuencia común. 

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