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Francia reduce la velocidad en carretera para frenar las muertes

La velocidad máxima en carreteras secundarias baja de 90 a 80 km/h

Silvia Ayuso
Francia reducirá la velocidad máxima en carreteras secundarias a 80km/h a partir del 1 de julio
Francia reducirá la velocidad máxima en carreteras secundarias a 80km/h a partir del 1 de julioSEBASTIEN BOZON (AFP)

Francia quiere frenar en seco las muertes en carretera y la mejor medida para ello, según el Gobierno de Emmanuel Macron, es reducir la velocidad. Concretamente, de 90 a 80 kilómetros por hora en las carreteras secundarias del país, más de 400.000 kilómetros de pistas de doble sentido sin separación física. La velocidad máxima se mantendrá por el contrario en 130 kilómetros por hora en autopistas y autovías. Aun así, la medida, defendida bajo la premisa de que el exceso de velocidad es la principal causa de mortalidad sobre el asfalto, no convence a muchos. Desde las acusaciones de que con ella se castiga a las comunidades rurales hasta las quejas de asociaciones de motoristas que disputan los cálculos oficiales, las protestas no han dejado de sucederse en las últimas semanas. Pese a ello, el primer ministro, Édouard Philippe, ha confirmado la decisión, en el marco de un paquete de casi dos decenas de iniciativas —también se endurecen las sanciones para quienes conduzcan bebidos o usen el teléfono móvil al volante, incluida la suspensión del permiso de conducir— para reducir la mortalidad en la carretera, que en 2016 llegó hasta las 3.477 personas.

Lo de obligar a levantar el pie del acelerador no es una medida popular. Casi seis de cada diez franceses (59%) se opone a la reducción de velocidad, según una encuesta de Harris Interactive. La iniciativa es contestada sobre todo entre los conductores: el 63% de los automovilistas se opone a ella, mientras los franceses que no poseen un vehículo se muestran más favorables a ella (67%).

Philippe no se ha cansado de repetirlo. “Si para salvar vidas hace falta ser impopular, aceptaré serlo”, zanjó el primer ministro en una entrevista en el dominical Journal du Dimanche en la que confirmaba la decisión adoptada ahora formalmente. Según el Gobierno francés, tras 13 años de bajada continuada de la mortalidad en la carretera, desde 2014 esta ha vuelto a crecer sin parar. La carretera sigue siendo la primera causa de la muerte en el país: nueve muertos y 65 heridos graves al día en 2016. Una tendencia confirmada, subraya el ejecutivo, en 2017.

Francia no está a la cabeza de la Unión Europea en materia de siniestralidad en la carretera, pero sí va por detrás de países como Alemania o España, donde en 2016, la media de muertos fallecimientos por accidentes de tráfico fue de cinco al día, frente a los nueve franceses. También en volumen de población la mortalidad en carretera española es menor: 36 muertos por millón de habitantes en 2015, frente a los 54 de Francia y los 51 de promedio en la UE.

La principal causa de las muertes en las carreteras francesas es el exceso de velocidad (31%), seguido del consumo de alcohol (29%) y de estupefacientes (9%). Las carreteras de doble sentido concentraron en 2016 el 55% de los accidentes mortales.

Unos datos a los que se aferra ahora el Gobierno para justificar la reducción de la velocidad, estimando que esta permitirá salvar entre 350 y 400 vidas.

Cada año, 3.500 personas mueren y otras 70.000 resultan heridas en nuestras carreteras. No es algo inevitable”, insistió Philippe al anunciar las medidas.

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La reducción de la velocidad, que entrará en vigor a partir del 1 de julio, ha puesto en pie de guerra a algunos colectivos. Una asociación de automovilistas ha recogido más de dos millones de firmas contra la iniciativa por considerar que es una medida con un objetivo meramente recaudatorio. También el diputado conservador Damian Abad la ha denunciado como una “tasa suplementaria disimulada” que afecta especialmente a los franceses que viven en comunidades más pequeñas, ya que hace las distancias entre sus localidades más largas. Algo sin embargo que el Gobierno de Emmanuel Macron desestima, alegando que se trata de diferencias mínimas. Y pone por ejemplo el trayecto de 11 kilómetros entre Cluny y Tazié, que solo se tardará 50 segundos más en cubrir a 80 que a 90 km/h.

Las penalizaciones en Francia por exceso de velocidad implican una pérdida de entre uno y seis puntos —de un total de 12— y de multas que pueden ir desde los 45 euros para infracciones que no superen en 20 kilómetros por hora la velocidad máxima a 3.750 euros (y seis puntos del carné) si se circula 50 kilómetros por hora más rápido de lo permitido y se es reincidente, caso además en que la infracción es considerada como un delito.

En cualquier caso, Philippe ha prometido que en 2020 se hará un balance de todas las medidas. Estas comprenden también un endurecimiento de las sanciones por el uso del teléfono móvil al volante, responsable de uno de cada diez accidentes en carretera. A partir de 2019, a todo conductor que tenga el celular en mano cuando comete una infracción que ponga en peligro a terceros, se le podrá retirar el permiso de conducir. Además, se reforzarán los innovadores sistemas de controles de alcoholemia que impiden a un conductor arrancar su vehículo en caso de que supere la tasa de alcohol autorizada, de 0,25 miligramos por cada litro de aire espirado.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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