Así son los dos deportistas que representarán a Corea del Norte en los Juegos Olímpicos de su vecino del sur
Los dos patinadores, de 18 y 25 años, estuvieron en verano entrenando en Canadá. El hecho de que no tuvieran tarjetas de crédito ni carné de conducir dificultó ligeramente la logística de su estancia
Los patinadores artísticos Ryom Thae-ok y Kim Ju-sik no son, a primera vista, favoritos para ganar una medalla olímpica. Pero si llegan a participar en los Juegos de invierno que se inaugurarán el próximo día 9 de febrero en la ciudad surcoreana de Pyeongchang, serán dos de los atletas que susciten más expectación. Son los únicos deportistas de Corea del Norte que han conseguido clasificarse para la fase final de esta competición.
El pasado miércoles, y después de que Pyongyang aceptara participar en las Olimpiadas en suelo de su vecino, las dos Coreas acordaron, en una decisión histórica, desfilar conjuntamente y bajo una única bandera —blanca y con el dibujo de la península coreana en azul— en la inauguración de los Juegos. También presentarán un equipo unificado de hockey femenino.
Pero la participación de los atletas norcoreanos, pese a contar con el visto bueno de los dos países, aún tiene que pasar por un último trámite, la aprobación del Comité Internacional Olímpico (COI) en una reunión con los dos países el sábado en Lausana (Suiza), donde el organismo tiene su sede. Ello se debe a que Corea del Norte no inscribió a sus deportistas antes de que expirara el último plazo, en octubre pasado, y el COi tendrá que aprobar una excepción expresa para ellos.
Para la diminuta Ryom, a punto de cumplir 19 años, y Kim, de 25, la posibilidad pondría la atención mundial sobre ellos, que ya llevan varios años queriendo hacerse un hueco entre las élites deportivas internacionales.
Con vistas a ello, estos deportistas nacidos en Pyongyang —la capital de Corea del Norte y donde residen las familias privilegiadas del régimen— estuvieron este verano en Montreal (Canadá), bajo la tutela de un entrenador de su país, Hyon Son-kim, y del preparador canadiense Bruno Marcotte.
Fue toda una experiencia para las dos partes. Según declaraba Marcotte al medio canadiense Global News en noviembre pasado, ninguno de los jóvenes tenía una tarjeta de crédito, así que él tuvo que encargarse de todas las gestiones logísticas por ellos, incluida la reserva de un hotel. Tampoco podían alojarse en cualquier establecimiento, tenía que estar bien comunicado, pues al no tener permiso de conducir no podían desplazarse en coche.
Finalmente, acabó instalándolos en el apartamento cercano que había dejado libre un estudiante y, con apenas dos meses de margen antes de la última competición para plazas olímpicas, en septiembre en Alemania, se puso a diseñar un programa de entrenamiento especialmente para ellos. Acompañados de su entrenadora norcoreana y de un funcionario de esa nacionalidad —del que dependían mucho, porque hablaba inglés—, a veces salían de compras o a dar paseos. “Hablaban con todo el mundo, se integraron de verdad, se integraron muy bien con el resto de muchachos”, explicó el preparador canadiense a Global News.
Y siempre, según Marcotte, insistían en separar el deporte de la política.”Querían estar seguros de que les veía como atletas, no como representantes políticos”.
En 2016, Ryom y Kim habían ganado el oro en la modalidad de estilo libre por parejas en el campeonato de Patinaje Artístico de Asia disputado en Manila, y una medalla de bronce en los Juegos de Invierno de Asia en Sapporo (Japón). Pero en competición con los mejores de todos los continentes, tan solo llegaron al puesto 15 en los Campeonatos del Mundo celebrados este año en Helsinki, lejos de los puestos más destacados.
Sus esfuerzos en los entrenamientos de Montreal dieron resultado. En septiembre en el Trofeo de Nebelhorn en Alemania, con una perfecta ejecución a los acordes de “A Day in the Life”, de los Beatles, unos sonrientes Kim y Ryom conseguían el tercer puesto de los cinco disponibles para participar en los juegos de Pyeongchang. Si el COI da el visto bueno, el mes próximo podrán estar allí. Y verse rodeados de una atención como quizá nunca imaginaron.
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