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El jefe de los Guardianes de la Revolución proclama el fin de la “sedición” en Irán

"El número de alborotadores no superó las 15.000 personas en todo el país", ha dicho el general Mohamad Ali Jafari

Manifestación a favor del Gobierno de Irán este miércoles en Teherán.
Manifestación a favor del Gobierno de Irán este miércoles en Teherán.AP

El jefe de los Guardianes de la Revolución, el general Mohamad Ali Jafari, ha anunciado este miércoles “el fin de la sedición”, tal y como ha calificado las protestas contra los líderes de Irán y las dificultades económicas que vive el país. Jafari ha intentado rebajar la importancia de unas movilizaciones que ya han dejado más de 20 muertos y un millar de detenidos en la última semana y ha sostenido que “ha habido como mucho concentraciones de 1.500 personas, y el número de alborotadores no superó las 15.000 personas en todo el país”.

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En unas declaraciones publicadas en la página web de los Guardianes de la Revolución —los Pasdarán, un cuerpo de élite independiente del Ejército creado tras la revolución del ayatolá Jomeini con la misión principal de proteger el sistema y los valores islámicos—, Jafari ha acusado de al exmandatario Mahmud Ahmadineyad, presidente de Irán entre 2005 y 2013, de estar detrás de las protestas desatadas el pasado jueves en la ciudad nororiental de Mashhad, la segunda del país, y que se extendieron después a la capital, Teherán, y varias provincias.

Jafari ha defendido que las manifestaciones contra la carestía y la falta de reformas del Gobierno de Hasan Rohaní se organizaron a partir del llamamiento de uno de los sitios web dirigidos por “una de las exautoridades del país que estos días ha empezado a criticar los principios y valores del sistema” instaurado por la revolución islámica, en una clara alusión a Ahmadineyad.

No osbtante, como síntoma de la inquietud que ha causado la oleada de protestas en el país, Jafari ha admitido que el cuerpo de élite que dirige se ha desplegado en tres provincias (Isfahán, Lorestán y Hamadán) donde las manifestaciones han sido especialmente vigorosas.

Marchas en apoyo del Ejecutivo

Mientras se atenúa la fuerza de las protestas contra el Gobierno, miles de partidarios de la revolución islámica se manifestaron este miércoles en diferentes ciudades de Irán en apoyo del Ejecutivo y del sistema.

En algunos de los carteles exhibidos por los manifestantes se leía: “No hemos hecho revolución por el pan”. Una clara alusión crítica hacia los sectores de la sociedad que cuestionan la legitimidad del sistema iraní por sus fallos económicos. Otros, más duros, pedían la “muerte para los sediciosos”. En ciudades como Qom, Ahvaz o Kermanshah, los participantes portaban banderas iraníes e imágenes del líder supremo, Ali Jameneí, al tiempo que gritaban: “Líder, estamos listos”.

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En otro gesto simbólico para defender el fin de las protestas, el fiscal general de Teherán, Abbas Jafari Dolatabadi, ha visitado este miércoles la cárcel de Evin, al norte de Teherán, para hablar con alguno de los arrestados. La agencia del Poder Judicial iraní, Mizan, ha destacado que varios de los detenidos, a los que el martes se amenazaba con graves acusaciones que implican incluso la penal capital, expresaron “su arrepentimiento y reconocieron que fueron influenciados por la propaganda en el ciberespacio”.

En ese contexto, algunos de los ayatolás conservadores han aprovechado los disturbios para defender las restricciones al uso de las redes sociales y servicios de mensajería, en especial Telegram, muy popular en Oriente Próximo. Tanto el acceso a Telegram como a Instagram fue bloqueado poco después de comenzar las protestas.

“¿Por qué decís que habéis restringido Telegram? ¿Acaso este Satanás va a volver?”, advirtió el ayatolá Makarem Sjhirazi, de la ciudad de Qom. Mientras, el ayatolá Ahmad Jnnatí, secretario del Consejo de Guardianes, señaló que “los revuelos fueron planeados por los extranjeros a través del ciberespacio”.

Aunque la línea dura del régimen ha tildado a los manifestantes de “sediciosos” y “agentes extranjeros”, algunas autoridades han reconocido los problemas, sobre todo económicos, que sufre la población, pero sin querer generalizar las carencias a todo el sistema. “El problema principal no proviene del sistema de la República Islámica, sino de la eficiencia de los tres poderes”, ha declarado en esa línea Mohsen Rezaí, exjefe de los Guardianes y el actual secretario del llamado Consejo de Discernimiento, uno de los organismos de control del poder en Irán.

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