La muerte de Saleh a manos de los Huthi hace temer que se recrudezca la guerra de Yemen
El expresidente desalojado durante la 'primavera árabe' rompió su alianza con los rebeldes el pasado sábado
Los rebeldes Huthi de Yemen han matado este lunes al expresidente Ali Abdalá Saleh, quien hasta el pasado sábado había sido su aliado. Su muerte, confirmada por miembros del partido que dirigía, el Congreso General Popular (CGP), cuestiona la posibilidad de un arreglo con Arabia Saudí como él había buscado al romper con su pacto con los Huthi. Tanto los habitantes de Saná, la capital yemení, como la mayoría de los analistas temen un recrudecimiento de la guerra. De momento, la coalición liderada por Riad ha intensificado sus bombardeos.
El convoy en el que viajaba Saleh fue interceptado al sur de Saná por milicianos Huthi que dispararon un lanzagranadas para detenerlo, según fuentes del CGP citadas por Reuters. Al descubrir al expresidente en uno de los vehículos, los partisanos le dispararon en la cabeza, de acuerdo con información de los rebeldes, cuya radiotelevisión ha anunciado su muerte. Poco antes, un vídeo difundido a través de las redes sociales había mostrado un cadáver cuyos rasgos eran calcados a los del exmandatario, con una herida en la cabeza.
En un discurso televisado, el líder insurgente, Abdel Malik al Huthi, ha felicitado a los yemeníes por lo que ha descrito como una victoria contra “la conspiración” planeada por los enemigos árabes del Golfo, sin mencionar la muerte de Saleh. Se refería así al gesto que el expresidente hizo el sábado hacia la coalición encabezada por Arabia Saudí, que desde 2015 combate a los Huthi y sus aliados para restaurar a Abdrabbo Mansur Hadi al frente del Gobierno. Hadi ha hecho un llamamiento esta noche para que los yemeníes se levanten contra los Huthi.
Ha sido un final ignominioso para el hombre que durante 33 años dirigió los destinos de Yemen. Las imágenes recordaban las del asesinato del dictador libio, Muamar el Gadafi. Pero la mayor preocupación ahora es que se ha cerrado la posibilidad de que el entendimiento de Saleh con Riad pudiera haber puesto fin a la guerra. Además, se teme que la venganza de sus seguidores abra otro frente.
“La muerte de Saleh implica el inicio de un nuevo ciclo de violencia”, advierte Mustapha Noman, analista y exvice ministro de Exteriores yemení. En conversación con EL PAÍS, Noman explica que “para muchos yemeníes, [Saleh] encarnaba una magra esperanza de poner fin al dominio de las milicias proiraníes en el país”, en referencia a los Huthi, acusados de alinearse con Teherán. “Desgraciadamente, su ausencia en este periodo crítico va a traer consigo más miseria para los yemeníes bajo la férula de un grupo que enarbola banderas religiosas para mantener su hegemonía”, concluye.
Sólo en los últimos enfrentamientos, que se iniciaron el pasado miércoles entre los Huthi y las fuerzas de Saleh, han muerto al menos 125 personas y otras 238 han resultado heridas, según el Comité Internacional de la Cruz Roja. La ONU ha pedido una pausa humanitaria para que las familias atrapadas en los barrios donde se libran los combates puedan salir este martes entre las diez de la mañana y las cuatro de la tarde.
“Con toda seguridad la guerra va a recrudecerse. Esto se suma a la espiral de venganza en Yemen”, interpreta April Alley, del International Crisis Group (ICG). “Arabia Saudí tiene ahora menos opciones para negociar una salida política y probablemente va a redoblar su campaña de bombardeos, a pesar de las catastróficas consecuencias humanitarias que ello implica”, añade esta especialista en un intercambio de correos.
La ONU ha atribuido a los bombardeos de la coalición el 60 % de las muertes de civiles que se han producido en estos dos años y medio (y que suponen la mitad de las 10.000 muertes contabilizadas). Pero tanto o más grave es la crisis humana que ha dejado a tres cuartas partes de los 26 millones de yemeníes al borde de la hambruna, desplazado a dos millones y causado una epidemia de cólera sin precedentes.
Sin embargo, Elham Manea, una profesora yemení de la Universidad de Zúrich, señala que “la muerte de Saleh, no es la de su clan”. Recuerda que su hijo Ahmed, que fuera embajador en Emiratos Árabes Unidos (EAU) y que ha actuado de intermediario entre este país y su padre, es una alternativa. “Entrenado en EE. UU., la coalición podría verle como opción para poner fin a la guerra sin perder la cara”, apunta. “El asunto es cuánta fuerza han adquirido los Huthi y hasta qué punto van a recibir el apoyo de sus aliados, Irán y Hezbolá”.
Con la ayuda de EAU, que es su principal apoyo en la campaña militar, Arabia Saudí ha logrado recuperar el sur de Yemen, pero no ha conseguido avanzar en la región montañosa del noroeste, la más poblada, que sigue bajo control rebelde. El conflicto se ha convertido en una guerra por interposición entre Riad y Teherán, en pugna por el liderazgo regional, lo que complica una solución meramente yemení.
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