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Mejora el clima y Argentina acelera la búsqueda del submarino con la ayuda de diez países

Dos buques noruegos con cuatro cápsulas de rescate aportadas por EEUU llegarán el jueves a la zona de operaciones

Federico Rivas Molina
Un efectivo del Comando de Rescate Submarino (URC) de Estados Unidos, prepara los pertrechos de rescate en el muelle de Comodoro Rivadavia, Chubut.
Un efectivo del Comando de Rescate Submarino (URC) de Estados Unidos, prepara los pertrechos de rescate en el muelle de Comodoro Rivadavia, Chubut.Telam
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Día seis. Los 44 tripulantes del submarino argentino ARA San Juan están perdidos en el Atlántico sur desde el miércoles pasado. Nada se sabe de ellos. Ni una señal de radio, una baliza de auxilio o o una mancha de aceite en el mar que permita a los equipos de rescate dar con su ubicación. En la noche de este martes, un avión detectó la luz blanca de dos bengalas y un buque levantó una balsa salvavidas vacía. Sólo se sabe que no eran del submarino y ahora buscan su origen. Bien al sur, en Comodoro Rivadavia, la capital de Chubut, en línea recta con las Islas Malvinas, zarparon dos buques noruegos con capacidad para rescates en profundidad. Aprovecharán que el estado del clima ha mejorado, al menos un poco. Las olas ya no tienen hasta siete metros sino cuatro, y los sonares de los buques rastreadores se han vuelto más fiables. Los barcos noruegos estarán en la zona de operaciones dentro de un día y medio, mientras diez países buscan por agua y por aire al ARA San Juan. La magnitud del operativo no tiene antecedentes en Argentina.

El tiempo avanza y no hay noticias del submarino perdido. Los familiares pasan de la expectativa a la frustración en cuestión de horas. Ayer fue un día que terminó mal para quienes esperan en Mar del Plata, 400 kilómetros al sur de Buenos Aires, el regreso de los tripulantes. En pocas horas, la Armada confirmó que siete llamadas satelitales captadas el sábado no habían salido del teléfono del barco. Luego escucharon que el portavoz de la Armada, Enrique Balbi, anunciaba el registro de “ruidos constantes” desde el fondo del mar, a 200 metros de profundidad y en la ruta que el ARA San Juan debía seguir desde su última ubicación, frente al golfo San Jorge, en la Patagonia argentina. La esperanza duró sólo unas horas. El mismo Balbi dijo que el origen de los ruidos era “ecológico”, es decir que no respondían a golpes dados contra el casco de la nave, en código morse, como indica el protocolo. Vuelta a empezar.

Las expectativas están puestas ahora en el operativo de rescate en el mar, el más grande del que Argentina tenga memoria. Diez países han prestado su ayuda. Buques, aviones, radares y submarinos de rescate llegaron desde Estados Unidos, Reino Unido, Noruega, Brasil, Chile, Perú o Colombia. España ha enviado tres contenedores especiales con víveres y otros suministros necesarios para el rescate, según confirmó el jefe de la flotilla de submarinos española, Alejandro Cuerda, al canal de noticias TN.

Un operativo sin precedentes

La actividad ha sido enorme en Comodoro Rivadavia, hasta donde llegaron los dos buques noruegos que realizaban trabajos en plataformas petroleras en el estrecho de Magallanes. Durante tres días, los operarios armaron y subieron a bordo cuatro vehículos no tripulados de rescate enviados por Estados Unidos, el país que más ha contribuido. Tanto que el comandante Michel Erbelein, de la Armada de ese país, se ha puesto al frente del plan de rastrillaje y rescate junto al capitán argentino Gabriel Actis.

Los equipos de rescate llegaron desde la base que la Marina de Estados Unidos tiene en Pearl Harbor, Hawaii, en un C-5, uno de los aviones miliares más grandes del mundo. "El lunes trajeron por vía aérea carga y equipamiento especial con partes de un submarino, una campana presurizada para emergencia en profundidad y vehículos que se manejan a control remoto", dijo el director del puerto de Comodoro Rivadavia, Fabio Cambareri. El funcionario dijo que no recuerda semejante despliegue de pertrechos y personal militar “desde la guerra de Malvinas”, en 1982.

Para que el rescate sea exitoso falta aún lo más importante: encontrar el ARA San Juany sus tripulantes. La mejora del clima permitió acelerar la fase dos del operativo, en un área tan grande como dos veces la ciudad de Buenos Aires. Con sonares de última generación, los buques rastrillan el fondo del mar. Los aviones, mientras tanto, buscan en el mar algún indicio que ayude a afinar la zona de búsqueda, como una mancha de aceite o basura flotando en el mar.

Una vez hallado el submarino, algo que la Armada argentina asegura que ocurrirá tarde o temprano, los buques noruegos, ya en posición, lanzarán al agua las cuatro cápsulas no tripuladas. Los dispositivos se manejan por control remoto y están diseñados para adherirse a la nave hundida y sacar a la tripulación en grupos de hasta seis personas.

La búsqueda es frenética. La tripulación lleva seis días sin dar señales de vida, y si está en el fondo del mar sin posibilidades de salir a la superficie la provisión de oxígeno pronto será un problema. Balbi ha dicho que en condiciones normales pueden estar bajo el agua hasta siete días, aunque ese plazo se puede extender mediante distintas formas de racionamiento y medidas de emergencia previstas en el equipamiento de la nave. Pero los portavoces de la Armada insisten en no poner plazos. Si hubo un incendio a bordo, causado por el cortocircuito en su sistema de 1.000 baterías, una de las hipótesis que manejan los rescatistas, la situación dentro del ARA San Juan puede ser aún mucho más complicada. “Suponiendo la peor fase, en inmersión y sin renovar el aire porque no puede salir, estaríamos en el sexto día de oxígeno. Pero no sabemos lo que pasó desde que perdió comunicación. Sería irresponsable decir cuánto oxígeno queda”, dijo Balbi.

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Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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