La ultraderecha alemana declara la guerra al islam alentada por las encuestas
Alternativa para Alemania se sitúa como la tercera fuerza más votada, según los sondeos preelectorales
El partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (Afd) ha sufrido una remontada en la última semana, que según las encuestas preelectorales convertiría a la formación antiinmigración en la tercera fuerza más votada. Las nuevas cifras les ha confirmado que la estrategia electoral de línea dura funciona. El lunes, los dos co líderes de Afd comparecieron ante la prensa para ahondar en su guerra al islam y culpar a la política de puertas del Gobierno, que permitió la entrada de más de un millón de refugiados, de un supuesto aumento de la criminalidad perpetrada por musulmanes.
“La islamización de la sociedad alemana pone en peligro el Estado de derecho”, sostuvo Alexander Gauland, uno de los líderes de la formación. Afd trata de reproducir el éxito de otras fuerzas populistas de derechas como la holandesa de Geert Wilders, que han convertido a la religión musulmana en su enemigo número uno y han logrado con ello un enorme apoyo electoral. Afd nació hace cinco años como un partido contrario al euro, pero el rechazo a los inmigrantes y refugiados ha copado el discurso electoral de la formación con vistas a las elecciones del próximo domingo.
“El islam no pertenece a Alemania”, sostuvo Gauland, para quien la religión musulmana es “una doctrina política” que se rige por la ley islámica. “La retórica islamista y la violencia terrorista encuentran sus raíces en el Corán y en las enseñanzas del islam”, dijo sin temor a condenar a todos los practicantes de la religión musulmana. Casi cinco millones de musulmanes viven en Alemania.
Entre las propuestas que presentó ayer la formación figura la eliminación de los minaretes de las mezquitas, que consideran “imperialismo religioso”. Piden también estrictos registros de organizaciones islámicas y defienden la prohibición del velo integral y del uso del pañuelo para las funcionarias.
Alice Weidel, la joven economista que comparte candidatura con Gauland defendió rebajar la edad penal para luchar contra “la espiral de violencia” y “la erosión de la seguridad interior”, a pesar de que los datos de criminalidad con los que trabaja el Gobierno no refrendan el alarmismo del que ayer hizo alarde Weidel durante la presentación.
Soldados alemanes
Gauland aprovechó el encuentro con la prensa para volver a defender el papel de los soldados alemanes durante la segunda guerra mundial. Weidel por su parte no ofreció más información sobre la polémica que rodea a un correo electrónico con declaraciones racistas publicado por la prensa ni sobre el escándalo suscitado por su supuesta contratación ilegal a una refugiada en su residencia en Suiza.
Ningún escándalo parece hacer mella a la única formación a la derecha del bloque que lidera Merkel (CDU/CSU), y que aglutina tanto a los partidarios de la ultraderecha como al voto protesta contra el establishment político que gobierna en una gran coalición. Las últimas encuestas otorgan a Afd en torno al 11% de los votos, lo que convierte al partido en el tercero más votado después de la CDU y la socialdemocracia (SPD). De reeditarse una nueva gran coalición como sugieren algunas encuestas, AFD pasaría a ser el primer partido de la oposición en el Bundestag. La entrada de un partido de ultraderecha en el Parlamento alemán por primera vez desde la segunda guerra mundial se da por sentada, ya que superaría con crecer la barrera del 5% necesaria. Ahora están presentes en 13 de los 16 parlamentos regionales de Alemania.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.