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Unos jirones de ropa, cabello, huesos y algo más. Los últimos datos del secuestro de Pilar Garrido en México

El hallazgo de una osamenta condiciona la investigación de la desaparición de la española. Su familia la busca desde el 2 de julio

La española Pilar Garrido.Foto: atlas
Pablo Ferri

A falta de conocer el resultado de las pruebas en materia genética, una osamenta acapara la atención de las autoridades en el caso de la española Pilar Garrido. Esta semana, la Policía Federal encontró unos huesos cerca de la carretera donde desapareció. Uno de los encargados de la investigación explicaba a EL PAÍS este jueves que las posibilidades de que se trate de ella son "muy altas".

Garrido vivía hacía años en Ciudad Victoria, la capital del Estado de Tamaulipas, en el norte de México. Estaba casada y tenía un hijo. La familia viajó a la costa el primer fin de semana de julio. Fueron a Playa La Pesca, a dos horas de la ciudad. El domingo por la tarde se subieron de nuevo al coche y emprendieron el camino de vuelta. Antes de llegar, un carro con hombres armados les interceptó. Primero trataron de robarles el vehículo, pero Pilar y Jorge, su esposo, dijeron que el niño iba detrás. Los maleantes, dos hombres jóvenes, decidieron entonces llevarse a la mujer. No hay noticias de ella desde entonces.

Los detalles anteriores, los hombres armados, el secuestro de Pilar, forman parte de la declaración que rindió Jorge ante las autoridades. El esposo denunció lo ocurrido un día después, el lunes 3 de julio y nadie supo nada más hasta hace semana y media, cuando la hermana de Pilar, Raquel, denunció su secuestro en Facebook.

¿Quién lo hizo? ¿Por qué nadie ha pedido rescate? Son apenas dos de las decenas de interrogantes que orbitan en torno a su ausencia. De confirmarse los temores de la policía, la osamenta respondería al menos algunas.

Fuentes de la investigación confirman a EL PAÍS que el hallazgo se produjo a la altura del kilómetro 55 de la carretera que comunica la costa con la capital, antes de Villa de Casas, a menos de una hora de su domicilio. "Es decir, dentro de un radio de diez kilómetros del lugar donde el marido dice que se la llevaron. Además es un lugar muy cercano a la carretera, menos de 500 metros".

Las mismas fuentes aseguran que no solo fueron los huesos, que también encontraron "cabellos y carne", además de unos "jirones de ropa oscura", cosa que coincide con las prendas que vestía Pilar el día que desapareció.

Llama la atención que las autoridades hayan empleado la palabra osamenta y no cuerpo, cadáver o restos. Pilar desapareció hace menos de un mes y parece difícil que una osamenta, algo de carne y cabello sea lo único que quede de ella. "Es una zona de mucho calor, hay animales, aves carroñeras, zopilotes -buitres-... Por ahí podría ser", aseguran las fuentes.

Aunque la procuraduría ha descartado que sospeche del marido, medios de comunicación de México y España han especulado con su participación. ¿Por qué no denunció el mismo domingo? ¿Es verdad que el maletero de su carro tenía manchas de sangre? No hay respuesta a lo primero y la procuraduría ha negado lo segundo. Raquel, la hermana de Pilar, declaró la semana pasada que "ponía la mano en el fuego" por su cuñado. "Llevaban juntos mucho tiempo", dijo, "mi madre había estado con ellos hacía poco y no vio nada raro".

Lo cierto es que la procuraduría no cuenta con denuncias previas contra Jorge. Ni por parte de Pilar ni de nadie. Es más, dicen las fuentes citadas arriba, "él es criminólogo, además de maestro e instructor en la universidad de seguridad y justicia, un órgano descentralizado de la Secretaría de Seguridad Pública de Tamaulipas. Es el centro que forma a los policías. No podría dar clases con antecedentes".

En una semana o semana y media, los investigadores contarán con los resultados de la prueba en genética de los restos encontrados. ¿Cuántas preguntas podrán contestar?

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Sobre la firma

Pablo Ferri
Reportero en la oficina de Ciudad de México desde 2015. Cubre el área de interior, con atención a temas de violencia, seguridad, derechos humanos y justicia. También escribe de arqueología, antropología e historia. Ferri es autor de Narcoamérica (Tusquets, 2015) y La Tropa (Aguilar, 2019).

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