Un escándalo de filtración de datos fuerza una remodelación del Gobierno en Suecia
El caso obedece a los contratos que el Ejecutivo adjudicó en 2015 a IBM para externalizar los servicios de transporte cuyos datos habrían sido filtrados a terceros
Una enorme filtración de datos confidenciales de instituciones y ciudadanos ha obligado al primer ministro sueco Stefan Löfven a reemplazar a tres de sus ministros en la mayor crisis política a la que se ha enfrentado el Gobierno de alianza entre socialdemócratas y verdes hasta la fecha. Los datos de conductores y vehículos, así como detallada información confidencial sobre infraestructuras, fueron accesibles a distintas empresas de Europa del Este pese a las advertencias del servicio de inteligencia sueco.
“He evaluado distintas alternativas y elijo la que es mejor para el país. No pienso imponer a Suecia una crisis política”, dijo Löfven en una conferencia que había levantado la máxima expectación pues no se descartaba una posible dimisión en pleno del Gobierno. El escándalo político se lleva por delante a tres ministros, dos de los cuales iban a ser objeto de una moción de censura presentada por la oposición: Anna Johansson, ministra de infraestructuras, Anders Ygeman, ministro de interior y Gabriel Wikström, ministro de Sanidad. Löfven mostró, sin embargo, su respaldo al ministro de defensa Peter Hultqvist a pesar de que la oposición exigía también su cese.
En el centro del escándalo está la subcontrata en 2015 a la multinacional IBM de los servicios informáticos de Transportstyrelsen, un organismo que gestiona todo lo relacionado con el transporte y entre cuyas funciones se encuentran desde recaudar impuestos a automóviles, barcos y aviones hasta la gestión de infraestructuras portuarias. Esa base de datos incluye información de vehículos policiales y militares, así como identidades protegidas, registros policiales y rutas de, por ejemplo, blindados que transportan grandes cantidades de dinero. El problema surgió cuando IBM a su vez subcontrató los servicios de mantenimiento de los sistemas informáticos a once filiales en Rumanía, Croacia, Serbia y Chequia.
Maria Ågren, Directora General de Transportstyrelsen en 2015, incumplió la ley sueca al dar luz verde al acceso a las bases de datos confidenciales a técnicos extranjeros sin las pertinentes certificaciones de seguridad. Entre el otoño de 2015 y la primavera de 2016 un número indeterminado de personas tuvieron acceso pleno a la información, pudiendo hipotéticamente incluso copiar los datos de millones de suecos. David Heed, un experto en seguridad informática de Transportstyrelsen intentó evitarlo: “Era como darles las llaves del reino”, declaró a la televisión pública SVT.
El 25 de noviembre de 2015 los servicios de inteligencia, conocidos como Säpo, también recomendaron a Transportstyrelsen evitar la subcontrata. A pesar de dichos intentos IBM se hizo cargo del mantenimiento informático en diciembre de ese año.
“Según la legislación que entra en vigor en 2018 será perfectamente lícito mover datos personales entre países de la UE. Serbia no es un país de la UE, y ahí está el problema” afirma el abogado Sebastian Arnoldt de la firma Techlaw, especializada en protección de datos y tecnologías de la información. “Si quieres mover datos a Serbia entonces tienes que tener un especial cuidado. Además Transportstyrelsen tenía información clasificada como de alta seguridad. Entonces según diferentes leyes hay que asegurarse de que todos los que tienen acceso a esos datos deben pasar por un filtrado previo”, explica Arnoldt. Varios medios conservadores han hecho hincapié en la cercana relación de Serbia con Rusia, azuzando la histórica desconfianza sueca hacia el gran vecino del Este.
“A mi lo que me parece grave de verdad es que Ågren, responsable de todo este lío, vaya a eludir ir a juicio y su responsabilidad se limite al pago de unos 7.000 euros ”, expresa indignado William Naversten, un empresario de Estocolmo que se define como liberal. “Los partidos de uno y otro signo anteponen la lealtad a su organización a la capacitación requerida para este tipo de puestos”.
Suecia celebra elecciones en otoño de 2018 y los partidos de centro derecha, encabezados por Anna Kinberg Batra, líder de los Moderados, y Annie Lööf de Centerpartiet, intentan aglutinar una mayoría alternativa sin contar con el apoyo del partido de extrema derecha Sverigedemokraterna y su candidato Jimmie Åkesson. Sverigedemokraterna es ya la segunda fuerza política del país con un 20,1% de los votos frente a un 27% de los socialdemócratas de Löfven, según el sondeo de julio realizado por la consultoría Demoskop.
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