El Consejo de Europa exige a Turquía que libere a los 10 activistas de derechos humanos detenidos
Los defensores, entre los que hay un alemán y un sueco y la directora de Amnistía Internacional Turquía, están fueron arrestados el jueves bajo la acusación de terrorismo
El comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Nils Muiznieks, exigió este viernes la inmediata liberación de los diez dirigentes y activistas de organizaciones de defensa de los derechos humanos, entre los que se encuentra la directora de Amnistía Internacional en Turquía, detenidos el miércoles por la policía turca cuando, precisamente, iniciaban un taller sobre cómo defender a quienes se dedican a velar por los derechos humanos en el cada vez más represivo clima que se vive en el país euroasiático. “El uso de procedimientos penales contra defensores de los derechos humanos por actividades que deberían estar protegidas por la Convención Europea de Derechos Humanos es, por desgracia, un fenómeno en aumento en Turquía", lamentó dijo el comisario de esta organización paneuropea a la que pertenece Turquía desde su fundación en 1949.
La portavoz del Departamento de Estado de EE UU, Heather Nauert, también afirmó que su Gobierno está “profundamente preocupado” por dichas detenciones y el comisario de Ampliación de la Unión Europea, Johannes Hahn, aseguró que el jueves trató el tema en Ankara con las autoridades turcas pero que no obtuvo "respuesta suficiente”. Hahn aseguró que Bruselas seguirá el caso y recordó a Turquía su obligación de respetar el estado de derecho, una de las razones por las que el Parlamento Europeo ha votado a favor de suspender las negociaciones de adhesión si el país candidato continúa por la vía hacia el autoritarismo.
El pasado miércoles, ocho destacados activistas de diversas asociaciones turcas se reunieron en un hotel de la isla de Büyükada, en Estambul, para participar en un seminario impartido por los formadores Ali Gharavi, de nacionalidad sueca, y Peter Steudtner, alemán, sobre seguridad digital y cómo proteger a las fuentes y activistas de derechos humanos en un entorno cada vez más peligroso. Entre los detenidos se encuentra también Idil Eser, directora de Amnistía Internacional en Turquía, organización cuyo presidente, Taner Kiliç, ya fue detenido un mes atrás y permanece en prisión acusado de ser “miembro de organización terrorista”
Activistas de Amnistía Internacional han recordado en las redes sociales que en 1998 criticaron duramente la pena de cárcel a la que fue condenado Recep Tayyip Erdogan. El actual presidente turco y entonces alcalde de Estambul fue condenado a 10 meses de cárcel por haber recitado un poema considerado por un tribunal como un ataque al laicismo —pese a que se trataba de unos versos legales e incluso recogidos por los libros de texto oficiales—, así que AI inició una campaña por su liberación y consideró a Erdogan “preso de conciencia”. Casi dos décadas después, los papeles han cambiado y es el Gobierno dirigido por el mismo Erdogan el que envía a los defensores de los derechos humanos a prisión.
Según declaró al medio turco Bianet la abogada de uno de los detenidos, Selin Nakipoglu, en torno a las 9.30 de la mañana, agentes de policía entraron en la habitación en la que estaban reunidos al grito de “manos arriba” y se llevaron a todos los participantes detenidos, incluso al propietario del hotel, que fue posteriormente liberado. La abogada añadió que la orden de detención contra los activistas no fue cursada hasta las 14.30, es decir, cinco horas después de que fuesen apresados. Durante más de 24 horas, a los detenidos se les negó acceso a sus abogados y, siguiendo la legislación del estado de emergencia, podrán pasar hasta siete días antes de que sean puestos a disposición judicial.
De acuerdo con el canal progubernamental A Haber, los agentes actuaron con tal rapidez porque recibieron un “chivatazo” sobre una reunión de “espías” similar a la producida también en un hotel de la misma isla la noche del fallido golpe de Estado del pasado año. Ese encuentro, de miembros de think-tank estadounidenses y de otros países, fue definido por los círculos progubernamentales turcos como una reunión de la CIA para supervisar la asonada militar —si bien ninguno de los participantes ha sido procesado—.
“La absurdidad de estas acusaciones contra Idil Eser y los otros nueve no puede ocultar la gravedad de este ataque contra algunas de las organizaciones de la sociedad civil más importantes de Turquía. Si alguien tenía alguna duda sobre adónde conducen las purgas en Turquía, debería despejarlas con esto: no hay lugar para la sociedad civil, ni para la crítica ni para la rendición de cuentas en la Turquía de Erdogan”, denunció Salil Shetty, secretario general de Amnistía, que pidió a los líderes mundiales reunidos en la cumbre del G-20 que presionen a Erdogan para que libere a los defensores de los derechos humanos pues, hasta ahora, “han mostrado una notable tolerancia con el retroceso de los derechos humanos en Turquía”.
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