Qatar ve poco factibles los requisitos de sus vecinos para cerrar la crisis

Qatar considera poco razonables e imposibles de poner en práctica las condiciones que le han presentado sus vecinos para acabar con el aislamiento económico y diplomático al que le someten desde principios de mes. Así lo ha manifestado este sábado el portavoz del Gobierno de Doha, el jeque Saif Bin Ahmed al Thani, quien no obstante ha asegurado que están estudiando su contenido. La lista de requisitos, filtrada la víspera, incluye el cierre de la cadena de televisión Al Jazeera y un drástico giro en la política exterior que pondría al emirato bajo la tutela efectiva de Arabia Saudí.

“Esta lista de exigencias confirma lo que Qatar ha dicho desde el principio, que el bloqueo ilegal no tiene nada que ver con combatir el terrorismo, sino con limitar la soberanía de Qatar y externalizar nuestra política exterior”, ha declarado el jeque Saif en un comunicado.

El portavoz recuerda que el secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson, hizo un llamamiento a que el inventario de agravios fuera “razonable y factible”, y su homólogo británico, Boris Johnson, pidió que fueran “comedidas y realistas”. “Esta lista no satisface esos criterios”, asegura en el texto enviado a EL PAÍS.

Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Bahréin y Egipto, los cuatro países que el 5 de junio cortaron relaciones diplomáticas con Doha, le conminan a rebajar sus lazos con Irán, poner fin a la cooperación militar con Turquía, dejar de apoyar a organizaciones islamistas, considerar terroristas a todos aquellos grupos y personas que ellos determinen, repatriar a sus respectivos opositores políticos que hayan encontrado refugio en suelo catarí y, sobre todo, el cierre de Al Jazeera, cuyas críticas a los poderes establecidos y apoyo a las revueltas de la primavera árabe saca de sus casillas a los déspotas árabes. Exigen además compensaciones económicas aún por determinar.

El jeque Saif dice que están revisando las demandas “por respeto a nuestros hermanos de Kuwait y a la seguridad regional” y remite a una posterior respuesta oficial del Ministerio de Exteriores catarí. Ese ministerio reconoció a última hora del viernes que había recibido “un papel, el 22 de junio de 2017, con las exigencias de los países del embargo y Egipto”. La nota, que agradece los esfuerzos de mediación de Kuwait, también afirma que el Estado de Qatar está estudiando su contenido, “para preparar la respuesta apropiada”.

Aunque todo apunta a que Doha va a rechazar las draconianas exigencias, los portavoces cataríes se han mostrado prudentes a la espera del anuncio oficial. Saben que esa respuesta va a enquistar la crisis más grave que ha vivido el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) desde la invasión iraquí de Kuwait en agosto de 1990. Ese foro, fundado una década antes como reacción a la revolución iraní, agrupa a las seis petromonarquías de la península Arábiga. Por población y tamaño, Arabia Saudí ha liderado desde entonces el grupo, que incluye además a Kuwait, Bahréin, Qatar, EAU y Omán.

El ministro de Estado de Exteriores de EAU, Anwar Gargash, ha reiterado este sábado que si Qatar no asume las exigencias que le han presentado, se enfrenta al “divorcio” de sus vecinos. “La alternativa no es una escalada sino que cada uno siga su camino, porque es muy difícil mantener un sistema colectivo”, ha declarado a los periodistas.

Para la mayoría de los observadores, el hecho de que el CCG carezca de un mecanismo que haya evitado la crisis es una prueba de su inutilidad. Significativamente, su secretario general, Abdullatif Bin Rashid al Zayani (un exgeneral de Bahréin), ni siquiera se ha pronunciado sobre el asunto. Los diferentes intereses de sus miembros y la larga sombra saudí sobre unos vecinos mucho menores han impedido una mayor integración económica y política. No obstante, el grupo ha facilitado el libre tránsito de sus poblaciones, a menudo relacionadas por familia o matrimonio.