La primera sentencia contra ‘la Rasputina’ surcoreana la condena a tres años de cárcel
Choi Soon-sil, la confidente y amiga de la expresidenta Park Geun Hye, irá a prisión por solicitar favores académicos para su hija
Choi Soon-sil, la confidente de la expresidenta surcoreana Park Geun-hye, fue condenada este viernes a tres años de cárcel por haber ejercido su influencia con el objetivo de lograr que su hija ingresara en una prestigiosa universidad surcoreana. Es el primer fallo relacionado con los muchos cargos que se le imputan, entre ellos el de corrupción. La revelación de que Choi, que no ostentaba cargo público alguno, había utilizado esa amistad para su propio beneficio supuso el inicio de una grave crisis política que terminó hace pocos meses con la deposición de la propia presidenta.
Los jueces consideraron a Choi, de 61 años, culpable de "obstrucción de funciones" al exigir a los responsables de la reconocida universidad femenina de Ewha que concedieran una suerte de beca deportiva para su hija, algo que logró. Una vez su prójima ya cursaba los estudios, la madre usó su influencia -conocía a la expresidenta del centro, que también fue condenada el viernes a dos años de cárcel- para que los profesores le aprobaran exámenes y trabajos que nunca realizó.
El tribunal falló que Choi se saltó la ley para lograr el éxito de su hija y que dio por sentado que los demás debían ayudarla a alcanzar dicho fin solamente por el hecho de estar bien conectada con la clase política entonces en el poder. "Cometió demasiadas faltas como para considerar que sus acciones procedían simplemente del amor de una madre que quiere lo mejor para su hija", dice la sentencia. Choi se había declarado inocente, asegurando que se trataba de "prejuicios contra ella" y que nunca pidió un trato de favor para su hija. La Fiscalía surcoreana había solicitado una pena de siete años de cárcel.
Otro de los cargos que se le imputan a Choi, quizás el que más ha hecho remover la consciencia y provocado la indignación de miles de surcoreanos, es el de corrupción y tráfico de influencias. Según la acusación, Choi utilizó su amistad con Park para presionar a los grandes conglomerados surcoreanos para que éstos ingresaran fondos, que se estiman en 50 millones de dólares, en varias fundaciones en el extranjero indirectamente controladas por ella. A cambio, ella intermediaba para lograr que desde la Casa Azul se garantizara un trato benevolente a estas grandes compañías.
La evidencia de que la clase política y las élites económicas entraban en ese juego de favores indignó a la población, que cada fin de semana durante meses se manifestó de forma pacífica en Seúl para pedir la dimisión de la presidenta. La justicia surcoreana, a instancias de la Fiscalía, arrestó a Choi y también a grandes empresarios, entre ellos el heredero de Samsung, Lee Jae-yong, uno de los hombres más poderosos del país. En lo político, el parlamento y Tribunal Constitucional formalizaron el impeachment de Park y se convocaron elecciones anticipadas, ganadas cómodamente por el candidato del partido de la oposición, Moon Jae-in.
"La percepción de la población es que hay que hacer limpieza, que el sistema está corrupto por las relaciones entre las élites políticas y económicas. La gente se ha sentido durante mucho tiempo discriminada por el Gobierno y por el establishment. Esta conexión es lo que se está juzgando estos días", explica Lee Yeonho, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Yonsei.
Una vez perdida su inmunidad presidencial, Park también ingresó en prisión y está siendo juzgada actualmente. Sobre ella pesan hasta 18 cargos, entre los que destacan soborno, abuso de poder, coacción o filtración de documentos oficiales, lo que le puede suponer un mínimo de 10 años de cárcel y hasta la cadena perpetua.
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