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Alemania acusa a EEUU de querer beneficiar a sus empresas con las sanciones a Rusia

Berlín y Viena firman un duro comunicado después de que el Senado de EEUU aprobara penalizar a quienes participen en proyectos energéticos rusos

La canciller alemana, Angela Merkel, durante una rueda de prensa, este jueves en Berlín.
La canciller alemana, Angela Merkel, durante una rueda de prensa, este jueves en Berlín.HANNIBAL HANSCHKE (REUTERS)

El delicado equilibrio transatlántico ha vuelto a sufrir un nuevo revés. Esta vez, a raíz de una iniciativa legal aprobada por el Senado estadounidense que prevé ampliar las sanciones a Rusia y que podría afectar a empresas europeas. El texto ha provocado una respuesta furibunda de Berlín y Viena. “¡No podemos aceptar la amenaza de imponer sanciones ilegales extraterritoriales a compañías europeas que participan en los esfuerzos para expandir el suministro energético!”, aseguran el titular de Exteriores alemán y el canciller austriaco en un duro comunicado conjunto.

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El texto legal que ha levantado suspicacias en Europa fue aprobado el miércoles por abrumadora mayoría en el Senado estadounidense y propone una ampliación de las sanciones a Rusia, un país que los senadores consideran que contribuye a la desestabilización de Siria y Ucrania y que interfiere en procesos electorales de terceros países. La idea de la propuesta es además limitar la capacidad del presidente Donald Trump para relajar, suspender o anular las sanciones existentes en busca de una relación más estrecha con Rusia. La propuesta legislativa no es todavía una decisión en firme, ya que debe pasar todavía por la Cámara de Representantes.

A las capitales europeas les preocupa el impacto que la iniciativa pueda tener sobre las empresas que participan del gasoducto Nord Stream 2, con el que el gas ruso tiene previsto llegar hasta Alemania sin tener que parar en los bálticos. El proyecto suscita recelos también entre los socios europeos.

El texto permite, que se impongan “nuevas sanciones a sectores clave de la economía de Rusia”. La sección 233 se refiere expresamente al desarrollo de oleoductos. No cita expresamente el controvertido Nord Stream 2, pero sí especifica que el presidente puede imponer sanciones a empresas que inviertan en la construcción de oleoductos para la exportación de energía. Las sanciones dirigidas a empresas que operan en el sector de la energía son, en todo caso, un instrumento opcional y depende de que la Casa Blanca opte por utilizarlo. “Si el Departamento del Tesoro usa esta provisión de una manera agresiva, podría amenazar con sancionar a cualquier compañía que invierta en Nord Stream 2”, explican desde el think tank Atlantic Council.

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De acuerdo con la interpretación europea, EE UU querría rivalizar con las empresas europeas en el suministro energético, tratando de impedir que participen en el proyecto ruso. La medida podría ser una oportunidad de negocio para las compañías estadounidenses que tratan de exportar gas natural licuado a Europa, después de que la Administración de Barack Obama aprobara levantar las restricciones.

“La enmienda pretende proteger sus empleos en la industria estadounidense del gas y el petróleo”, indica el comunicado europeo. “Las sanciones políticas no deben estar de ninguna manera vinculadas a los intereses económicos”, añade, para a continuación amenazar con un mayor deterioro de las relaciones trasatlánticas. “Amenazar con imponer sanciones a empresas de Alemania, Austria y otros países europeos en relación a sus negocios en EE UU si participan o financian proyectos de gas natural que impliquen a Rusia, como el Nord Stream 2, impacta de nuevo a las relaciones euroamericanas de forma negativa”.

Las empresas europeas Engie, OMV, Uniper, Wintershall y Shell participan en el proyecto de gasoducto junto con la rusa Gazprom. El excanciller alemán Gerhard Schröder dirige la compañía Nord Stream 2, que pertenece al monopolio ruso Gazprom. Schröder es también socialdemócrata como el titular de Exteriores alemán que firma el comunicado, Sigmar Gabriel. Ambos cenaron a principios de junio con el presidente ruso, Vladimir Putin en San Petersburgo.

Este es el último encontronazo diplomático, en medio de un clima de creciente tensión entre Washington y Berlín. La canciller alemana, Angela Merkel, rompió recientemente su tradicional tono moderado para declarar que Europa ya no puede contar con el aliado estadounidense como hasta ahora, a raíz de que Trump decidiera abandonar el Acuerdo de París sobre cambio climático. Washington mientras tanto, no repara en críticas a Berlín, a causa del superávit comercial alemán, que desequilibra la balanza comercial entre ambos países y de la que Trump considera una insuficiente contribución alemana a la OTAN. El jueves sin embargo Merkel no hizo ninguna referencia al comunicado firmado por su titular de Exteriores.

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