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Theresa May acusa a la UE de querer influir en las elecciones británicas

La primera ministra afirma que políticos y funcionarios de Bruselas quieren usar la negociación del Brexit para interferir en los comicios del 8 de junio

Theresa May, durante una rueda de prensa este miércoles en Londres.Vídeo: ANDY RAIN (EFE) / REUTERS-QUALITY

En contra de las mínimas dosis de realismo y templanza necesarias para encarar la difícil negociación sobre el Brexit, Theresa May ha optado por una huida hacia adelante que este miércoles por la tarde se ha traducido en un ataque sin precedentes contra “los burócratas de Bruselas”, a los que ha acusado de querer interferir en las próximas elecciones generales del Reino Unido con sus “amenazas”. La primera ministra británica ha sugerido que el endurecimiento de la posición de Bruselas frente a las demandas de Londres, y convenientemente filtrado por “la prensa continental”, busca socavar a su Gobierno ante la cita adelantada con las urnas del 8 de junio.

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“La posición negociadora británica en Europa ha sido tergiversada por la prensa del Continente”, ha sostenido May en una declaración frente a Downing Street tras visitar a la reina Isabel II en el palacio de Buckingham para comunicarle la disolución del Parlamento británico con vistas a las legislativas. La diatriba de la dirigente conservadora apuntaba a la filtración por un diario alemán (Frankfurter Allgemeine Zeitung) de los parámetros en los que discurrió su cena del pasado miércoles con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y en la que se constató cuán alejados están los respectivos puntos de partida ante la negociación.

A la publicación de las impresiones de Juncker sobre una May “en estado de negación” y “en otra galaxia”, se ha sumado la información de este miércoles del Financial Times sobre una revisión al alza de los cálculos de la factura que supondrá para Reino Unido soltar amarras de la UE (100.000 millones de euros), y que el ministro para el Brexit, David Davis, ya ha dicho que los británicos no piensan abonar. Ese contexto ha propulsado a la primera ministra a la palestra con un discurso estridente. “Las amenazas contra el Reino Unido por parte de políticos y funcionarios europeos han sido lanzadas de forma calculada en el tiempo para influir en el resultado de las elecciones generales del 8 de junio”, subrayaba al tiempo que pedía el voto para su partido en los inminentes comicios.

Lo que Theresa May ha dejado claro es su intención de utilizar ese nuevo pulso con Europa para apuntalar sus expectativas electorales, que apuntan alto ante el declive de la oposición laborista. En su comparecencia ante los medios ha advertido que, de resultar electo el líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, Reino Unido acabaría “pagando un precio mucho más alto”. Esa es su estrategia para afianzarse en el plano interno, aún a costa de mermar las opciones de su país de conseguir un acuerdo razonable con Bruselas.

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