Macron atrae un 24% de votantes de otros partidos y Le Pen, solo un 12%

El próximo domingo, 7 de mayo, Emmanuel Macron y Marine Le Pen se enfrentarán en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas. El líder del nuevo movimiento centrista En Marche! es el favorito: ganaría con el 61,5% de los sufragios, según la encuesta sobre intención de votos publicada por Ipsos el viernes. Tanto el que fuera candidato de Los Republicanos en primera vuelta, François Fillon, como el socialista Benoît Hamon, han llamado a su electorado a apoyar a Macron ante el xenofobo Frente Nacional. Jean-Luc Mélenchon, candidato de la izquierda radical y fundador del movimiento Francia Insumisa, fue el único en evitar posicionarse explícitamente a favor de uno u otro candidato: entre sus votantes (logró un 19% en la primera vuelta), el 9% eligiría a Macron y el 7% se abstendría, según la firma de investigación.

La transferencia de votos parece menos favorable para Marine Le Pen. Aunque el soberanista Nicolas Dupont-Aignan (quien obtuvo el 4,7% en la primera vuelta) haya decidido apoyarla y formar junto con ella una “alianza patriota y republicana”, solo el 2% de sus electores en la primera vuelta elegiría al Frente Nacional en la segunda. El discurso identitario de Le Pen atraería, por otro lado, al 6% de los electores de Fillon, según Ipsos, pero solo al 3% de los los “insumisos” de Melenchon. Aunque en la recta final de la campaña Le Pen intentó convencerlos, el candidato altermundista pidió “ni un voto para Le Pen”.

Los partidos de derecha son, por otra parte, los que tienen las bases electorales más fieles. Aunque algunos candidatos, como Fillon, se han visto afectados por los escándalos de corrupción desvelados durante la campaña —el conservador, incialmente favorito para llegar a la segunda vuelta, se hundió lentamente tras conocerse el Penelopegate—; otros, como Le Pen, no han acusado el golpe provocado por la investigación en seno comunitario que acabó imputandole la defraudación de 300.000 euros.

La abstención en 2017 fue más alta que en las dos últimas elecciones, aunque todos los sondeos la preveían más importante. El decepcionante balance de la presidencia de François Hollande, el estado de emergencia en el que se encuentra el país a causa de los ataques terroristas, y los escándalos políticos que sacudieron a Los Republicanos y al Frente Nacional durante la campaña habrían podido incitar aún más electores, pesimistas frente a sus representantes políticos, a no presentarse a las urnas.

Los electores de Macron y de Le Pen se oponen totalmente en los aspectos que influyen en el voto. Los temas de política internacional, sobretodo los que están relacionados con Europa, y de economía, son los que más interesan el electorado del candidato centrista. Al revés, los temas de política interior y de seguridad nacional son los que más importan a los votantes de Le Pen, al igual que las desigualdades sociales, lo que refuerza la idea según la cual la líder del Frente Nacional se presenta como “la candidata del pueblo” ante su electorado.

No es la primera vez que la extrema derecha llega a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas. En 2002, Jean-Marie Le Pen, padre de la actual candidata del Frente Nacional, se enfrentó al conservador Jacques Chirac después de dar la sorpresa y hacerse con el segundo lugar en la primera vuelta. De aquel duelo resulta la mayor diferencia de votos entre candidatos al Elíseo en la historia presidencial de la Quinta República francesa, cuando Chirac ganó finalmente a Le Pen con un margen de más de 64 puntos porcentuales.