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Bruselas mantiene el calendario del ‘Brexit’ y espera un mandato claro para Londres

Fuentes europeas consideran que el adelanto electoral facilitará aclarar el periodo de transición entre el divorcio y el acuerdo que fijará las relaciones entre la UE y Reino Unido

Claudi Pérez
Theresa May y Donald Tusk, en abril
Theresa May y Donald Tusk, en abrilAP

Bruselas interpreta la convocatoria anticipada de elecciones en Reino Unido como un formidable golpe de mano de Theresa May. Un golpe de mano interno: si las encuestas atinan esta vez —le dan una amplia ventaja—, May aplasta la disidencia dentro de su propio partido, acalla las voces de quienes le acusan de no haber sido votada y termina de hundir a los laboristas, muy lejos en intención de voto y sin un proyecto claramente definido. "A Europa le conviene un interlocutor estable y fuerte, para evitar el miedo a un Parlamento y a un partido que May no terminaba de controlar", apuntan las fuentes consultadas en Bruselas. El objetivo de May, en fin, es salvar los escollos domésticos. Pero ese movimiento aclara también, en parte, la negociación con Europa: concede a May algo más de tiempo para maniobrar.

Bruselas ha subrayado hoy que las elecciones no modifican el calendario. El acuerdo de divorcio tiene que estar listo en otoño de 2018. Pero eso, destacan fuentes comunitarias, es lo de menos: la negociación empieza en junio, pero la enjundia se deja para después de las elecciones alemanas de septiembre. Y, sobre todo, si consigue la victoria, la anticipación de las elecciones da un mayor margen a May para granjearse apoyos ante el acuerdo de transición imprescindible entre el pacto de divorcio y el pacto comercial que fijará las futuras relaciones Reino Unido-Unión Europea. Durante esa transición, Londres seguirá pagando al presupuesto europeo, deberá aceptar la jurisdicción de la Corte Europea de Justicia e incluso la libre circulación de trabajadores. Esa era una píldora muy difícil de tragar de cara a las elecciones en 2020, que ahora se retrasarían hasta mediados de 2022.

"Las elecciones reforzarán el liderazgo en Londres para negociar con un apoyo fuerte del electorado", indicaron fuentes europeas. "Eso no cambia el calendario. Estamos listos para empezar. El calendario de inicio de negociaciones era y sigue siendo empezar a principios de junio", según las mismas fuentes.

El Brexit blando o duro no es el motivo de la convocatoria de elecciones, interpreta Bruselas, sino la necesidad de acabar con los problemas domésticos en el Reino Unido. Un ala del partido conservador se muestra reacia a aceptar una sola concesión a los europeos, y una parte del espectro político pone continuamente en duda la legitimidad de Theresa May, que se hizo con el 10 de Downing Street tras la dimisión de David Cameron. Eso terminaría con una victoria electoral el 8 de junio.

La cuenta atrás del Brexit ya ha empezado. May activó el artículo 50 del Tratado de Lisboa, que prevé la salida del estado miembro que lo active en un plazo de dos años. Los Veintisiete —ya sin Reino Unido— aprobaron las directrices de la negociación hace unos días, y deberán ratificarlas los líderes en la cumbre del 29 de abril. Bruselas, Berlín y París han advertido repetidamente a Londres que la negociación sobre la futura relación bilateral solo se abordará tras el acuerdo divorcio, previsto para octubre de 2018. May ha lanzado sucesivas amenazas para mejorar su posición negociadora: apuntó al principio que Reino Unido podía convertirse en una especie de paraíso fiscal, y después ha condicionado la aportación británica en materia de seguridad a los acuerdos económicos. Pero en las últimas semanas ha ido modulando su discurso hacia posiciones más conciliadoras. Ese es el quid de la cuestión: la primera ministra está cerca de aceptar la libre circulación de ciudadanos durante el periodo de transición, y eso le dejaba en una posición de debilidad en las elecciones previstas para 2020, a merced de fuertes críticas dentro de su propio partido. Con el adelanto electoral, se da a sí misma dos años más para ayudar a digerir esa etapa de transición y acercarse más al futuro acuerdo que fijará las relaciones Reino Unido-UE, que permitirá algún tipo de control de los flujos migratorios.

Los analistas creen que el adelanto electoral aniquilará a la oposición laborista y dará a May "una mayoría amplia", según Mujtaba Rahman, de Eurasia Group. "Eso reforzaría el mandato de May y en ausencia de elecciones en 2020 le facilitaría hacer concesiones a la UE para un acuerdo de transición, y reduce drásticamente las posibilidades de un divorcio sin acuerdo entre la Unión y Londres".

"Fue Hitchcock quien dirigió el Brexit", ha dicho con ironía hoy el presidente del Consejo, Donald Tusk, en las redes sociales. Más bien parece que May tenía perfectamente diseñado este movimiento para fortalecer su posición de puertas adentro. La auténtica negociación no empezará al menos hasta después de las elecciones alemanas, en otoño. Para entonces estará mucho más claro el mandato político de Theresa May, e incluso hasta permitirá que los mercados digieran la secuencia de sorpresas que está deparando la separación de Reino Unido. La libra esterlina cayó el lunes a toda velocidad respecto al dólar, para después recuperar posiciones al interpretar que el adelanto electoral favorece un Brexit suave. Las Bolsas y el mercado de deuda apenas contuvieron los nervios, con continuos bandazos a lo largo del día. Los mercados no terminan de verlo claro: la incertidumbre manda, por ahora, en ese thriller digno de Hitchcock en el que se ha convertido el Brexit.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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