Pence: “Corea del Norte haría mejor en no poner a prueba la determinación de Trump”
El vicepresidente de Estados Unidos, de visita a Corea del Sur, insiste en que "todas las opciones están sobre la mesa" para frenar a Pyongyang
Estados Unidos apuesta por una solución pacífica y diplomática a la amenaza de Corea del Norte, pero no es la única vía con la que cuenta para disuadir al hermético país de seguir con su programa de armamento nuclear. El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, advirtió este lunes al régimen norcoreano de que es mejor "no poner a prueba la determinación" del presidente Donald Trump con los programas balísticos y nucleares de Pyongyang.
Pence recordó el reciente bombardeo estadounidense contra una base aérea del régimen sirio y el lanzamiento de una súperbomba contra yihadistas en Afganistán. "Estas dos últimas semanas, el mundo ha sido testigo de la potencia y determinación de nuestro nuevo presidente durante operaciones llevadas a cabo en Siria y Afganistán", dijo durante la primera jornada de su visita oficial a Corea del Sur.
Pence lanzó la advertencia en una rueda de prensa conjunta con el presidente en funciones surcoreano, Hwang Kyo-Ahn, con el que coincidió en señalar que Corea del Norte es "la amenaza más peligrosa y urgente" para ambos países, informa la agencia Yonhap.
El vicepresidente estadounidense habló horas antes desde la aldea de Panmunjom, situada en la llamada Zona Desmilitarizada (DMZ), un área que separa las dos Coreas de unos dos kilómetros de ancho a lo largo del paralelo 38. Lo hizo después de que este domingo Pyongyang intentara efectuar, sin éxito, una nueva prueba de misiles balísticos en un contexto de alto voltaje en la península. Pence advirtió en este sentido de que "la era de la paciencia estratégica ha terminado".
"Washington quiere lograr la seguridad a través de negociaciones, pacíficamente; pero todas las opciones están sobre la mesa mientras seguimos hombro con hombro con la gente de Corea del Sur", dijo Pence. Sus palabras son prácticamente idénticas a las pronunciadas por el secretario de Estado, Rex Tillerson, en su visita a Corea del Sur el mes pasado y reiteran el giro de la nueva administración estadounidense ante al programa nuclear norcoreano en comparación con la de su antecesor, Barack Obama, que optó por la contención. "Corea del Norte respondió a nuestras propuestas (para la desnuclearización) con engaños, promesas rotas, y pruebas nucleares y de misiles", subrayó Pence.
Las tensiones entre Washington y Pyongyang se han disparado en las últimas semanas. Por un lado, el régimen liderado por Kim Jong-un sigue realizando ensayos con misiles balísticos y está preparado para otra detonación nuclear, según los expertos. Por otra, la administración Trump ha subido de tono las advertencias al régimen y ha desplegado en la península coreana el grupo naval de ataque liderado por el portaaviones Carl Vinson.
El sábado, durante un desfile militar en Pyongyang, Corea del Norte presumió de misiles nunca vistos hasta ahora. El gran objetivo es miniaturizar bombas nucleares para que puedan ser equipadas en un proyectil que pueda alcanzar territorio continental estadounidense. Donald Trump ha asegurado en varias ocasiones que no permitirá que eso ocurra.
"El mensaje de Estados Unidos es que buscamos la paz, pero América siempre ha buscado la paz a través de la fuerza (...) Corea del Norte no debe dudar del compromiso de Estados Unidos de estar junto a nuestros aliados en este cometido", dijo Pence, que calificó la relación entre Washington y Seúl de "acorazada e inmutable".
Ante las proclamas desde Pyongyang de "contestar a la guerra nuclear con nuestro estilo de ataque nuclear", el vicepresidente de Estados Unidos subió el tono: "aniquilaremos cualquier ataque y opondremos una respuesta aplastante y eficaz ante cualquier utilización de armas convencionales o nucleares".
Pence se refirió también a la importancia de China para lidiar con el régimen norcoreano y expresó su confianza en que el gigante asiático ejercerá presión para lograr que su vecino se replantee su estrategia. "Es alentador ver a China comprometerse en este sentido", dijo. Precisamente este lunes la compañía nacional Air China canceló los vuelos entre Pekín y Pyongyang, una decisión que se interpretó como una represalia por parte de China. Pero las autoridades se desmarcaron del anuncio y lo achacaron a criterios puramente comerciales. "Estos vuelos fueron cancelados en base a la venta de pasajes", explicó el servicio al cliente de Air China a la agencia France Presse. Con su retirada, solamente queda una aerolínea en el mundo que ofrezca vuelos internacionales destino Pyongyang: se trata de Air Koryo, propiedad del Estado nocoreano.
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