Fillon, imputado por desvío de fondos públicos en el caso de los trabajos ficticios de su mujer
La justicia adelanta un día la comunicación de los cargos al candidato de Los Republicanos
François Fillon, el candidato de la derecha a las elecciones presidenciales francesas, fue imputado este martes por desvío de fondos públicos y apropiación indebida de bienes sociales. Los jueces han considerado que existen indicios “graves y concordantes” de que el candidato remuneró a su esposa, Penelope Fillon, como asistente parlamentaria, sin demostrar haber trabajado a cambio del salario.
El anuncio de la imputación de Fillon, que llega un día antes de lo previsto, no es ninguna sorpresa. Hace dos semanas los jueces convocaron al candidato de Los Republicanos, el gran partido de la derecha francesa, con la intención de dar este paso. Ese día, el candidato se declaró víctima de un "asesinato político" y anunció que no renunciaría a sus ambiciones, dijesen lo que dijesen los jueces. "No cederé, no me rendiré, no me retiraré", dijo.
La imputación, un primer paso hacia un eventual juicio, implica que Fillon, de 63 años, se presentará a las elecciones de esta primavera —la primera vuelta, el 23 de abril, y la segunda, el 7 de mayo— con el lastre añadido de la sospecha. El exprimer ministro, que alcanzó la candidatura de su partido haciendo bandera de la honestidad, mantiene la presunción de inocencia: la decisión de los jueces no le convierte en culpable, y puede mantener legalmente la candidatura al Elíseo.
Ante los jueces, Fillon leyó un mensaje. "Sí, empleé a mi esposa y la realidad de su trabajo es innegable", dijo. En su declaración, insinuó que los jueces no había respetado la separación de poderes. "Ustedes han decidido convocarme de manera precipitada por hechos que se remontan, en algunos casos, a casi veinte años". Si gana las elecciones, gozará de inmunidad presidencial.
Tras estallar en enero el caso de los supuestos empleos ficticios de su esposa y sus hijos, Fillon perdió su condición de favorito. Hoy los sondeos le colocan en tercera posición, por detrás de Marine Le Pen, jefa de la derecha extrema del Frente Nacional, y del exministro de Economía Emmanuel Macron, líder del nuevo centro social-liberal. Si estos sondeos aciertan, Fillon quedaría eliminado en la primera vuelta.
Fillon, un exprimer ministro que combina un mensaje muy conservador en materia social y liberal en la economía, sobrevivió la semana pasada a un intento de golpe interno en Los Republicanos. Destacados notables del partido intentaron sin éxito forzar su retirada, al considerar que la inminente imputación suponía un obstáculo insalvable para la victoria electoral.
En enero, cuando había estallado el llamado Penelopegate pero los jueces aún no habían actuado, prometió que retiraría la candidatura si los jueces le imputaban.
En su defensa, Fillon ha alegado que existe una caza al hombre orquestada por jueces y periodistas, y ha dicho que serán los ciudadanos a través del sufragio universal, y no los magistrados, quienes le juzguen.
El candidato se impuso a la rebelión en su partido tras exhibir su fuerza entre las bases conservadoras congregando a decenas de miles de personas en la plaza de Trocadero, en París. Los barones de la derecha acabaron resignándose a que Fillon, actualmente diputado por la segunda circunscripción de París, fuese el candidato, pese a la imputación.
No es ilegal que los diputados franceses empleen a sus familiares como asistentes: 95 de los 577 lo hacen. Lo ilegal es usar los fondos públicos destinados a estos puestos sin la contrapartida laboral debida. Y esta es la sospecha que se cierne sobre Penelope Fillon y los hijos del matrimonio, Marie y Charles.
Penelope Fillon figuró como asistente parlamentaria de su marido y de su colaborador entre 1988 y 2013, con interrupciones. Cobró por ello 831.440 euros brutos, según los datos de Le Canard Enchaîné, el semanario que reveló el caso. Si se demostrasen los hechos, François Fillon afrontaría una pena de hasta diez años de prisión y un millón de euros, según el Código Penal.
En paralelo, la esposa del candidato recibió pagos por valor de 100.000 euros de la veterana publicación literaria Revue des deux mondes, cuyo propietario, el empresario Marc Ladreit de Lacharrière, es amigo de Fillon (la portada del último número de la revista está dedicada precisamente al candidato, al que dedica elogiosos artículos). Marc Ladreit de Lacharrière concedió también a Fillon un préstamo de 50.000 euros sin intereses y no declarado.
El domingo, el diario Journal du Dimanche publicó que un amigo de Fillon, del que no revelaba la identidad, le regaló como mínimo dos trajes por un valor total de 13.000 euros. La reacción del candidato: "¿Y qué?" El martes, Le Parisien publicó que los hijos de Fillon habían transferido a sus padres una parte del salario que cobraban como asistentes parlamentarios.
El goteo de revelaciones es incesante, pero no ha doblegado la voluntad de Fillon, que mantiene cerca de un 20% de voto, según los sondeos.
Durante la campaña para las primarias de la derecha, en 2016, Fillon echaba en cara a sus rivales, como el expresidente Nicolas Sarkozy, los casos judiciales que estos arrastraban.
“¿Quién se imagina al general De Gaulle imputado?”, esgrimía para argumentar que alguien imputado no podía aspirar con dignidad a la más alta magistratura. “No sirve de nada hablar de autoridad cuando uno mismo no es irreprochable”.
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