Sarkozy se sentará en el banquillo por financiación ilegal de su campaña
La decisión de abrir juicio llega cuando los escándalos en la familia Fillon hunden la campaña de su partido
La campaña electoral de la derecha francesa se emponzoña más y más, día tras día. Cuando aún analizaba con escasas esperanzas la contraofensiva lanzada el lunes por su debilitado candidato, François Fillon, la justicia propinó este martes otro golpe en la línea de flotación de Los Republicanos. Un magistrado decidió que Nicolas Sarkozy, expresidente del país y del partido, se siente en el banquillo de los acusados por un delito de financiación ilegal de su campaña de 2012. El esperado repunte de Fillon ha quedado frenado en seco. Mientras, se difunden nuevos datos sobre los irregulares sueldos de su esposa.
“Hoy comienza una nueva campaña”, dijo el lunes Fillon para intentar dejar atrás el escándalo que le ha hundido en las encuestas: los 831.000 euros que su esposa, Penelope, ha cobrado del Parlamento como supuesta asistente suya y del diputado al que cedió el escaño. No solo no ha logrado su propósito —los medios siguen aportando nuevos datos del caso y dudas sobre su versión—, sino que la justicia ha puesto en primer plano uno de los numerosos casos de corrupción que persiguen a la derecha y a sus dirigentes.
Se trata de uno de los más graves. Sarkozy será juzgado porque gastó en la campaña de las anteriores elecciones presidenciales (2012) 42,8 millones de euros, cuando el límite legal era de 22,5. Parte de esos desembolsos se ocultaron a través de un complejo sistema de facturas falsas.
Al exjefe del Estado le acompañarán en el juicio como acusados otras 13 personas, la mayoría altos cargos de su partido, Los Republicanos, denominado entonces Unión para un Movimiento Popular (UMP). La justicia da así un paso clave en el llamado caso Bygmalion, el nombre de la empresa de eventos que gestionó muchos actos de aquella campaña, que acabó con el triunfo de François Hollande. La sociedad había sido creada por personas cercanas a François Copé, entonces presidente del partido, también investigado.
Para ocultar el excesivo gasto, entre Bygmalion y la UMP se cruzaron facturas falsas por 18 millones de euros. Entre los juzgados e imputados estarán además el tesorero de la campaña y diputado Philippe Briand, y el director de la misma, Guillaume Lambert, así como responsables de Bygmalion y su filial Event, organizadora de mítines.
Las prácticas irregulares se efectuaron pese a las advertencias de responsables de la tesorería y auditores, que denunciaron trato de favor a Bygmalion. Uno de los que alertó fue Jérôme Lavrilleux, hoy eurodiputado y entonces director adjunto de la campaña, quien se sentará igualmente en el banquillo.
El escándalo saltó a la opinión pública en 2014. Sarkozy, que anunció el mismo martes que recurrirá, fue interrogado en febrero de 2015 e imputado en septiembre de ese año. Los investigadores sostienen que fue consciente de que estaba realizando un fraude y que se benefició de él.
Sarkozy está imputado también en otro caso por presunto tráfico de influencias a favor de un juez que le informaba de la media docena de causas por las que está siendo investigado.
El nuevo tropiezo para el expresidente le llega dos meses después de haber sido eliminado como aspirante a candidato al Elíseo. En esas primarias, ganadas por Fillon, también fue eliminado Copé, con quien mantiene una pésima relación. Sarkozy puede ser condenado a un año de prisión. Su antecesor en el palacio del Elíseo, Jacques Chirac, también acabó condenado en 2011 a dos años de cárcel por desvío de fondos públicos cuando era alcalde de París.
Cuentas pendientes
La decisión judicial echa por tierra la estrategia seguida por el partido conservador y el propio Sarkozy para tapar y hacer olvidar el pasado. Se hizo con las riendas del partido con la promesa de “refundarlo” y hasta le cambió el nombre para que pareciera una nueva organización sin conexión con la anterior. La justicia viene a recordar a todos los franceses que no, que es el mismo partido. Fillon se ha hundido en las encuestas y en las casas de apuestas, como recordaba el banco de inversión suizo Julius Baer (ver gráfico adjunto).
Las cuentas pendientes de los conservadores con la justicia han sobrevolado estos días la profunda crisis que atraviesa el candidato y el partido. Cuando algunos dirigentes plantearon la necesidad de pactar una alternativa urgente a Fillon, los nombres citados en primer lugar fueron los del segundo y tercero en las primarias: Alain Juppé y Sarkozy.
El que disputó la recta final con Fillon fue el ex primer ministro Alain Juppé. Pues bien, también él fue condenado a 14 meses de prisión en 2004 precisamente por un caso de empleos ficticios, la misma acusación que pesa sobre el candidato. Juppé fue declarado culpable por su papel cuando era mano derecha de Chirac en el Ayuntamiento de la capital.
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