Raúl Castro, varios líderes amigos y miles de cubanos despiden a Fidel en La Habana
El presidente cierra los fastos fúnebres en la plaza de la Revolución de la capital cubana
La incógnita del martes en Cuba -llegando al ecuador de los nueve días de fastos fúnebres por la muerte de Fidel Castro el viernes pasado-, si Raúl Castro hablaría en el “acto de masas” en la Plaza de la Revolución de La Habana, se resolvió cuando el presidente de Cuba salió al estrado tras el discurso del venezolano Nicolás Maduro: “Para tranquilidad de todos, soy el último orador”, comenzó con una broma Castro un discurso que se desarrolló, sin embargo, con gravedad y dedicado, fundamentalmente, a elogiar el legado de su hermano Fidel.
“Consagró su vida a la solidaridad y encabezó una Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes”, afirmó el mandatario.
El presidente, que anunció la muerte de Fidel el viernes por la noche, no hablaba desde entonces. Su figura, la principal en Cuba desde que su hermano mayor enfermó en 2006 y dejó el poder, ha adquirido un relieve todavía más potente. Ahora es el último superviviente de los grandes nombres de la historia de la revolución cubana y su reto, con 85 años, es reformar el sistema, o dejar el proceso encarrilado, antes de abandonar la presidencia, como ha prometido, en 2018.
El dirigente glosó el legado de Fidel con referencias históricas. “Frente a las agresiones apoyadas por la Organización de Estados Americanos, Fidel proclamó que detrás de la patria, detrás de la bandera libre, detrás de la revolución redentora, hay un pueblo digno dispuesto a defender su independencia y el común destino de América Latina liberada”, dijo Raúl Castro. O: “Aquí [en la misma plaza] con él se hizo la declaración de Cuba como territorio libre de analfabetismo en diciembre de 1961”. Y otras referencias variadas al largo periplo que arrancó con su hermano en los años cincuenta. El presidente de Cuba terminó con un emocionado saludo a la memoria de Fidel Castro: “Precisamente aquí donde conmemoramos nuestras victorias, te decimos junto a nuestro abnegado, combativo y heroico pueblo: ¡Hasta la victoria siempre!”. El público aplaudió y coreó “Yo soy Fidel, yo soy Fidel”, y “Raúl, amigo, el pueblo está contigo”.
Los próximos meses serán un reto para el presidente cubano. En Estados Unidos comenzará en enero el mandato de Donald Trump, que se está mostrando contrario al deshielo con Cuba iniciado por el presidente saliente Barack Obama, y, además, el sistema cubano tendrá que habituarse al vacío simbólico que ha dejado la muerte de Fidel en un país construido en torno a él.
Antes de tomar la palabra Castro, Maduro, principal socio de La Habana como continuador del pacto de colaboración entre Hugo Chávez y Fidel, le dijo al presidente dándole paso: “Cuenta con Venezuela, hoy más que nunca”.
Arroparon a Raúl Castro también países cercanos a Cuba como Nicaragua, representada por su presidente Daniel Ortega, Bolivia, con Evo Morales, y Ecuador con Rafael Correa, que dijo: “Fidel, la mayoría del pueblo te amó con pasión, una minoría te odió, pero nadie pudo ignorarte”.
La gran ausencia del acto, al que acudieron cientos de miles de cubanos, fue el presidente de Rusia, Vladímir Putin. También faltaron el presidente chino, Xi Jinping, el francés, Françóis Hollande o el canadiense, Justin Trudeau. También importante, más incluso que la de Putin pero menos sorprendente, fue la ausencia de algún alto representante de Estados Unidos. Pese a que Obama inició la normalización de relaciones con La Habana dejando atrás la guerra fría, la proximidad de la transición presidencial y la postura altisonante de Trump al respecto de Cuba hizo que Washington no enviara delegación oficial. Sus representantes fueron Jeffrey DeLaurentis, embajador de facto en La Habana (aunque no confirmado oficialmente con ese cargo), y Ben Rhodes, muñidor de Obama en las conversaciones secretas para el deshielo con Castro. Por parte de España, asistió el rey Juan Carlos, mientras que de México acudió el presidente Enrique Peña Nieto.
Este miércoles la urna con las cenizas de Fidel Castro saldrá en una caravana, transportada a la vista, y recorrerá Cuba hasta llegar el sábado a Santiago de Cuba, donde se realizará el sepelio del fundador de la Revolución cubana.
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