Trump busca la derrota del ISIS en Siria a toda costa
El presidente electo de EE UU ha sugerido que contaría con Putin y El Asad si ello ayudase a derrotar al Estado Islámico
Poco se puede adelantar de los planes de un líder que hace apenas tres meses proclamaba en un acto de campaña en Florida que Barack Obama era “el fundador del Estado Islámico”. El impredecible Donald Trump ha dado repetidas muestras, sin embargo, de que derrotar al ISIS será una de las prioridades de su Administración, cueste lo que cueste. El presidente electo parece haber identificado con claridad el temor de los estadounidenses (y de los ciudadanos occidentales en general) a sufrir en su propio país un terror yihadista que hasta hace poco solo percibían a través de los medios de comunicación.
En las primeras entrevistas que ha concedido tras su elección, el magnate republicano ya ha dejado claro que la derrota del ISIS debe anteponerse a otras consideraciones estratégicas en el conflicto de Siria. “Mi posición es esta: Estamos luchando contra el régimen sirio y Damasco está combatiendo al Estado Islámico. Nosotros nos tenemos que deshacer del Estado Islámico. Rusia está ahora totalmente alineada con Siria, al igual que Irán, que cada vez es más poderoso por nuestra culpa”, declaró a The Wall Street Journal en una reedición del viejo axioma “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”. “Si nos peleamos contra Damasco, nos terminaremos peleando con Rusia”, argumentó para alertar del riesgo de un enfrentamiento directo con Moscú. “Mientras tanto, estamos apoyando a rebeldes contra el Gobierno de Siria y no tenemos idea de quién es esa gente”.
El presidente Bachar el Asad captó inmediatamente las señales lanzadas por el próximo inquilino de la Casa Blanca. En una entrevista concedida el martes a la agencia de noticias y a la televisión estatales de Portugal se mostró dispuesto a cooperar, aunque de forma cautelosa, con el presidente electo de EE UU. “Si lucha contra el terrorismo, nosotros seremos un aliado", precisó. "Un aliado natural respecto a Rusia, Irán y a otros muchos países que quieren derrotar al terrorismo”.
Tras el eco dejado por las declaraciones, los hechos sobre el terreno muestran que Damasco y Moscú han reanudado y endurecido la ofensiva, después de tres semanas de moratoria, contra las fuerzas rebeldes que luchan contra al régimen sirio. El Ejército ruso sostiene que sus operaciones aéreas, que se han reforzado con el despliegue en el Mediterráneo de una flotilla comandada por el portaaviones Almirante Kuznetsov, solo se dirigen contra las bases del ISIS y las posiciones del antiguo Frente al Nusra, la antigua franquicia de Al Qaeda en Siria ahora denominada Frente de la Conquista de Levante. Los cazabombarderos y helicópteros gubernamentales, mientras tanto, golpean los barrios orientales de Alepo controlados por los insurgentes desde 2012 y sometidos a un estricto asedio desde el pasado verano.
Trump ya expresó su disconformidad durante la campaña por los aparentemente escasos resultados de los ataques de la coalición internacional contra los feudos del califato en Irak (más de 10.300 operaciones aéreas en dos años) y Siria (5.650). El entonces candidato republicano –que declara sentirse inspirado por la determinación y la astucia que mostraban los generales MacArthur y Patton en la II Guerra Mundial—, propuso en un primer momento desplegar por sorpresa 30.000 soldados norteamericanos para acabar de una vez con el ISIS. Luego se lo pensó mejor y puntualizó que iba a presionar a otros países vecinos para que enviaran sus tropas.
El aspirante republicano ha expresado en su llamada Visión sobre Política Internacional que defiende “proseguir las operaciones militares de la coalición para aplastar al ISIS, incrementar la cooperación internacional y de los servicios de inteligencia para cortar sus fuentes de financiación, y declararle la ciberguerra para desmontar su propaganda y el reclutamiento [de yihadistas]”.
En una sus recurrentes analogías al mundo de los negocios, en el que sin duda se siente mucho más cómodo que en los de la política exterior y la geoestrategia militar, declaró hace ocho meses al New York Times: “No se puede luchar a la vez contra dos que están luchando entre sí. Hay que elegir uno u otro. La estrategia de combatir al El Asad y al ISIS al mismo tiempo es una locura y una estupidez”. Trump acaba de admitir tras ser elegido que es consciente de que su visión sobre el conflicto sirio “es diferente de la de la mayoría de la gente”.
A la espera de lo primeros pasos de su Administración a partir del 20 de enero, los rebeldes árabes suníes que se alzaron contra el Asad tras las revueltas populares de 2011 –de los que Trump desconfía por su mayoritaria afiliación islamista– tendrán previsiblemente que empezar a contar más con el apoyo de Turquía y de las monarquías del Golfo ante un eventual alejamiento de Estados Unidos de la guerra civil en Siria para concentrase en la lucha contra el ISIS.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.