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Nuevos documentos del FBI reavivan el caso de los emails de Hillary Clinton

El Departamento de Estado ofreció más agentes en Irak a cambio de que se desclasificara un correo

Silvia Ayuso

Un nuevo paquete de documentos desclasificados del FBI revelan una conversación mantenida el año pasado entre agentes federales y un alto funcionario del Departamento de Estado en la que se discutió la posibilidad de rebajar la clasificación de un correo electrónico de Hillary Clinton. A cambio, el FBI obtendría permiso para desplegar más agentes en Irak, tal como deseaba. La conversación se produjo en momentos en que Clinton, que para entonces ya se había lanzado a la carrera presidencial, buscaba minimizar el impacto del escándalo desatado por el uso de un servidor privado para sus emails cuando estuvo al frente del Departamento de Estado, algo que ha usado ampliamente la oposición republicana. Pese a que tanto el FBI como el Departamento de Estado han matizado que no hubo tal intercambio de favores, los documentos revelados han vuelto a alimentar las acusaciones republicanas sobre la presunta “corrupción” de Clinton.

La candidata demócrata, Hillary Clinton, en un acto de campaña
La candidata demócrata, Hillary Clinton, en un acto de campañaAndrew Harnik (AP)

Los documentos ahora hechos públicos en la web del FBI son minutas sobre el intercambio de mensajes y conversaciones entre la agencia y el Departamento de Estado acerca de un paquete de emails de Clinton que debían hacerse públicos y sobre si algunos de ellos debían permanecer clasificados o no.

Según uno de los documentos ahora publicados, un agente del FBI recibió una llamada de otro miembro de la agencia en la que este le “presionó” para que rebajara a “no clasificado” la denominación del citado correo electrónico, que se refería al ataque contra el consulado estadounidense en Bengasi, Libia, en el que murieron cuatro estadounidenses, entre ellos el embajador Chris Stevens. Siempre según este primer agente, cuyo nombre ha sido borrado, el otro miembro del FBI, del que tampoco se revela su identidad, le dijo que su interlocutor en el Departamento de Estado, el subsecretario Patrick Kennedy, le ofrecía a cambio un “quid pro quo”. Este consistiría en dar el visto bueno al despliegue de “más agentes en países donde en estos momentos tienen el acceso prohibido”.

Que los emails de Clinton fueran calificados como “no clasificados” era importante para la candidata demócrata, puesto que ya en ese entonces la noticia de que durante sus años al frente del Departamento de Estado usó un servidor privado desde el cual habría enviado o recibido mensajes considerados confidenciales se había convertido en una de las principales armas de la oposición republicana contra su campaña.

Y lo sigue siendo hasta hoy. Muestra de ello es que el candidato republicano, Donald Trump, no tardó en difundir este lunes la nueva información afirmando que “muestra la corrupción al más alto nivel” para favorecer a su rival, según dijo en las redes sociales.

Ni el FBI ni el Departamento de Estado han negado que se diera esa conversación. Pero en sendas declaraciones emitidas este lunes, dieron matices importantes. El principal: que no fue Kennedy el que ofreció ese ya famoso “quid pro quo” que ya ha incendiado las redes conservadoras, sino que fue el agente del FBI con el que habló el que mencionó esa posibilidad.

“Un agente del FBI ahora retirado y que no formó parte de la posterior investigación sobre Clinton, le dijo al funcionario del Departamento de Estado que mirarían el asunto (la clasificación del email). Dado que en ocasiones anteriores no había logrado hablar con ese alto funcionario del Departamento de Estado, durante esa misma conversación, el agente del FBI le preguntó si atenderían una solicitud del FBI que todavía estaba pendiente de respuesta acerca de más empleados del FBI asignados al extranjero”, señala un comunicado del FBI enviado a EL PAÍS. De acuerdo con la declaración oficial, el agente del FBI le dijo a Kennedy que “el email estaba correctamente clasificado como secreto y que el FBI no cambiaría su clasificación”, que hasta hoy se mantiene.

“Aunque nunca hubo un quid pro quo, esas afirmaciones fueron enviadas a los funcionarios apropiados para su revisión”, subraya el FBI. También un portavoz del Departamento de Estado, Mark Toner, negó este lunes enfáticamente que hubiera un “quid pro quo”.

“Cualquier afirmación de que esto fue de alguna manera algo a cambio de otra cosa, o un quid pro quo, es algo francamente insultante”, dijo durante su rueda de prensa diaria. “Kennedy llamó a este individuo para hablar sobre la clasificación (del email). Después de que hablaran de ello, al final de esa conversación, el individuo del FBI aprovechó que tenía al teléfono a Pat Kennedy para sacar a relucir la petición de obtener más puestos para el FBI en Bagdad”, agregó.

Toda esta conversación acerca del nivel de clasificación del email de Clinton tuvo lugar antes de que el FBI asumiera la investigación del uso de un servidor privado por parte de la hoy candidata demócrata y el borrado de miles de correos electrónicos. El pasado julio, el director del FBI, James Comey, anunció que su agencia había decidido no recomendar cargos criminales contra Clinton por este caso, aunque la acusó de haber sido “extremadamente descuidada” con el manejo de información clasificada, algo que desde entonces también usa Trump de forma regular.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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