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La feroz urbanización de Quito

La capital ecuatoriana acoge Habitat III, la conferencia de la ONU sobre vivienda y desarrollo urbano

Inauguración de Hábitat III
Inauguración de Hábitat IIIJosé Jácome (EFE)

La cuadrícula de Quito que trazaron los españoles, entre el volcán Pichincha y las lomas del Panecillo y el Itchimbía, comenzó a desbordarse con la llegada del ferrocarril y la instalación de las primeras industrias a inicios del siglo XX. Los 50.000 parroquianos que vivían en la antigua ciudad se multiplicaron por cuatro para la segunda mitad del siglo pasado y por 10 tras el boom petrolero de los años setenta. Esos dos millones de personas inauguraron una urbanización feroz que rebasó los límites de la ciudad colonial. Quito —que desde hoy y hasta el jueves acoge la conferencia de la ONU Habitat III— no es una ciudad compacta: se extiende de norte a sur y es como “una mancha de aceite” o “una tripa larga” de 50 kilómetros de longitud, según describe el cronista de la ciudad, Augusto Ortiz. También hay barrios “que salpican” las laderas de la ciudad.

Salvando el plan del arquitecto uruguayo Jones Odriozola, que estuvo vigente entre los años cuarenta y sesenta, y que marcó el desarrollo de lo que hoy es la ciudad moderna o el hipercentro que termina en la actual avenida Naciones Unidas, la capital fue construida por la iniciativa privada de pobres y ricos que siempre se antepuso a los planes urbanísticos. “El control del crecimiento se fue de las manos, en parte, por su debilidad en cuanto a su legislación, pero también por la falta de recursos económicos”, explica el historiador de la ciudad.

Las empresas urbanizadoras, con la complicidad de las autoridades municipales del momento, construyeron proyectos sin tener ni el riesgo ni la dificultad de llegar con los servicios básicos. Un ejemplo es el centro comercial El Bosque, en las faldas del Pichincha. “El Bosque se construye para tener un nuevo punto de desarrollo donde el suelo pasa de costar 1 a 100 por la pura especulación”, apunta Ortiz.

Los asentamientos informales también son responsables del crecimiento desordenado. El barrio El Comité del Pueblo es un proyecto que nace en la facultad de Arquitectura de la Universidad Central y que se asentó en unos terrenos en el extremo norte de la urbe. El cronista cuenta que al final consiguieron su legalización: “A la larga el municipio aprueba y reconoce el barrio, entonces empieza a dotarle de agua, alcantarillado, luz, transporte público...”.

Las clases más acomodadas también han obligado a ampliar los límites hacia los valles cercanos, que se han convertido en sus residencias. Eso ha hecho que en menos de 20 años la superficie de Quito haya pasado de 166 kilómetros cuadrados a 453. Pero no todo se muestra. Quito actualmente vende al visitante el Centro Histórico, que es Patrimonio Cultural de la Humanidad desde 1978, y la ciudad moderna que ayudó a consolidar el urbanista uruguayo Odriozola. Entre ambas zonas se concentra la administración central y local, los centros financieros, la actividad turística, los parques urbanos, las universidades, el hipercentro, donde está la misma Casa de la Cultura, donde hoy se celebra Habitat III.

Uno de los sellos que no pasan desapercibidos es el de Uribe & Schwarzkopf, la firma constructora que nació tras el boom petrolero de los setenta y que ahora es la mayor responsable del crecimiento vertical de la ciudad. Su actividad se incrementó cuando el aeropuerto de la ciudad se mudó a uno de los valles cercanos y se abrió la veda para construir edificios altos. Uno de sus últimos proyectos es un centro de negocios de 17 pisos que definitivamente cambia la fisonomía de la ciudad.

La actual administración municipal, consciente de su pasado, tiene en marcha un plan desarrollo y ordenamiento territorial que va hasta 2025. José Ordóñez, secretario General de Planificación, dice que “las ciudades que han tenido éxito en su crecimiento y ordenamiento han sido las que tienen una mirada a largo plazo”. En esta iniciativa está involucrada, sobre todo, la academia cuya propuesta es desarrollar otros centros urbanos para mejorar la calidad de vida de las personas y su proyecto estrella es el metro de Quito que estará listo en octubre de 2019. De todo esto se hablará durante el foro urbano de la ONU, que termina el día 20.

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