Theresa May iniciará la desconexión de Reino Unido con la UE en marzo de 2017
La primera ministra da la fecha en que activará el artículo 50 y empezará el proceso del 'Brexit'
La primera ministra británica, Theresa May, ha anunciado que activará el artículo 50 del Tratado de Lisboa, el mecanismo que abre oficialmente el proceso de salida de la Unión Europea, antes del final de marzo de 2017. El artículo 50 abre un plazo de dos años para completar la salida, de modo que Reino Unido estaría fuera de la UE en primavera de 2019, salvo que ambas partes acuerden unánimemente una prórroga.
En una entrevista en la BBC, coincidiendo con el arranque del congreso anual del Partido Conservador en Birmingham, la primera ministra ha dado a conocer por primera vez el calendario previsto de sus negociaciones con Bruselas, ante las críticas, dentro y fuera del país, por la poca concreción que su Gobierno ha exhibido, más allá de la insistencia en que “Brexit significa Brexit”, desde su formación semanas después de que los británicos decidieran abandonar el club europeo en el referéndum del pasado 23 de junio.
May ha anunciado también, en una entrevista exclusiva con el Sunday Times, cuando se cumplen cien días del referéndum, que introducirá en el Parlamento el proyecto de ley que permitirá revocar la legislación que autorizó en su día la incorporación de Reino Unido en la Unión Europea (UE). La derogación de la Ley de las Comunidades Europeas de 1972, con la que el país entró en el bloque europeo un año después, supone que las leyes británicas pasarán a tener supremacía, las actuales leyes comunitarias se convertirán en leyes nacionales y los dictámenes del Tribunal de Justicia de la UE dejarán de ser vinculantes para el país.
La primera ministra ha revelado que anunciará la medida en el próximo discurso de la reina, previsto para la próxima primavera y que contiene el programa legislativo del Gobierno, pero que esta empezará a surtir efecto en el momento en que Londres rompa formalmente con Bruselas. “Eso marca la primera etapa de Reino Unido convirtiéndose en un país independiente y soberano de nuevo”, ha dicho.
El proceso parlamentario para introducir la legislación que derogue la Ley de las Comunidades Europeas brindará a las dos Cámaras la oportunidad, demandada por diputados de todo signo, de debatir los pormenores de la salida de la UE. La posibilidad de que los diputados de la oposición, y algunos proeuropeos de su propio partido, pudieran boicotear el proceso oponiéndose a dicha derogación ha sido despreciada por la primera ministra, que ha llamado a la responsabilidad de los legisladores. “Se trata de cumplir la voluntad del pueblo británico, de la confianza que los británicos pueden tener en sus políticos”, ha advertido.
“Hay un claro mensaje del pueblo británico de que quieren que controlemos el movimiento de gente que viene de la UE”, Theresa May
La primera ministra ha dicho que su Gobierno estará capacitado para llevar a buen término el “trabajo preparatorio” antes de la invocación del artículo 50 y que el país atravesará una "transición suave" después de su salida de la UE. “El calendario está preparado para el primer trimestre de 2017", ha añadido. “Y una vez que se active el artículo, comenzará un proceso de negociación más fluido”.
Respecto a los objetivos en su negociación para la ruptura con la UE, May ha indicado en la BBC que su prioridad será poner límites a la inmigración. “Hay un claro mensaje del pueblo británico de que quieren que controlemos el movimiento de gente que viene de la UE”, ha explicado. Pero su decisión de conservar en principio la legislación europea vigente, adaptándola al ordenamiento jurídico británico, indica una resistencia a las presiones por parte del sector más euroescéptico dentro de las filas tories, partidario de eliminar de un plumazo la legislación social europea. “Es importante que tengamos está legislación en vigor en el momento en que abandonemos la UE, para que los trabajadores conozcan sus derechos”, ha dicho May.
La primera ministra ha insistido también en su decisión de no celebrar elecciones anticipadas. Su intención es esperar a 2020, año en que están previstas las próximas generales. La posibilidad de un adelanto electoral, aunque reiteradamente negada por May, es algo que sonaba con fuerza: la primera ministra, que llegó a Downing Street sin elecciones y sin siquiera una votación entre la militancia conservadora, podría aprovechar la debilidad de la oposición laborista para arroparse en las urnas de legitimidad y aumentar su mayoría parlamentaria antes los colosales retos que el Gobierno tiene ante sí.
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