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El reto de supervisar unas elecciones rusas

La respetada nueva presidenta del comité electoral, Ella Pamfílova, quiere levantar el ánimo de los apáticos y poco motivados electores rusos

Pilar Bonet

Las elecciones legislativas del próximo domingo en Rusia suponen un gran reto para la presidenta de la Comisión Electoral Central (CEC), Ella Pamfílova, que se ha fijado el objetivo de “incrementar la confianza” en las urnas de sus conciudadanos, hoy apáticos y poco motivados a causa de los abusos e irregularidades registrados en anteriores comicios.

Ella Pamfílova, en el centro, en una reunión en Moscú
Ella Pamfílova, en el centro, en una reunión en MoscúAFP

Pamfílova es una figura respetada, que presidió el consejo de derechos humanos adscrito al presidente de Rusia (2002-2010) y que ejerció después como defensora del pueblo desde 2014 hasta su nombramiento el pasado marzo para sustituir al desprestigiado Vladímir Chúrov al frente del CEC, el organismo que organiza, vigila y certifica las elecciones en Rusia.

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Pamfílova reconoció el jueves, en rueda de prensa, que estaría dispuesta a dimitir si no cumple el fin que se ha propuesto. “Más de una vez he dimitido cuando no estaba de acuerdo con cuestiones de principios, por eso, si fracaso en estas elecciones, por supuesto que dimitiré”, dijo contestando a una pregunta sobre esta eventualidad. Agregó, no obstante, que no se siente “derrotista”.

Pamfílova fue ministra de Asuntos Sociales en el primer gobierno ruso tras la desintegración de la URSS a principios de los noventa y, ya entonces, presentó su dimisión por desacuerdo con la política del gabinete. En 2000 fue la primera mujer que compitió en las elecciones a la presidencia del Estado, cuyo vencedor fue Vladímir Putin. Buena conocedora de los mecanismos de poder, Pamfílova tiene gran experiencia en resolver discretamente temas delicados, pero los comicios rusos son una gigantesca maquinaria de múltiples resortes, sometidos a la influencia y presiones de los dirigentes locales en un país de once zonas horarias.

El nombramiento de Pamfílova al frente de la CEC se ha interpretado como un intento de mejorar la imagen de los procesos electorales en el Estado y de evitar protestas masivas como las que se produjeron en 2011 y 2012 a causa de las numerosas irregularidades en los comicios parlamentarios y presidenciales, respectivamente. “Los errores de la campaña anterior y el nivel de desconfianza aún existente no se pueden superar deprisa”, aceptó la funcionaria.

Un total de 111 millones de ciudadanos tendrán derecho a votar el domingo, cuando, además de la Duma Estatal (el parlamento federal formado por 450 diputados), se eligen también siete líderes regionales (gobernadores de provincias, entre ellos el máximo dirigente de Chechenia, en el Cáucaso) y 39 parlamentos regionales. Del total de 85 regiones administradas por Moscú, 15 exigen “una atención especial” debido al peligro de que se produzcan irregularidades y abusos, dijo Pamfílova, que se ha dirigido por carta a todos los gobernadores.

Ela Pamfílova, este jueves, en Moscú
Ela Pamfílova, este jueves, en MoscúMAXIM SHIPENKOV (EFE)

“He advertido que estamos preparados y que, si es necesario, anularemos las elecciones y recurriremos a la fiscalía”, afirmó la funcionaria, que se negó a revelar cuáles son las regiones más problemáticas. “El 99 (por cien) no está de moda”, señaló en alusión a los meteóricos porcentajes electorales que tradicionalmentese atribuyen a los candidatos ganadores en territorios como por ejemplo en el norte del Cáucaso.

Pamfílova exhortó a sus conciudadanos a acudir a las urnas como “electores y como observadores” para garantizar una “elecciones honradas”. “Estamos interesados en que la participación sea máxima”, dijo la funcionaria, que presentó las nuevas posibilidades técnicas de la CEC, entre ellas las de ofrecer ya resultados provisionales el lunes por la mañana. “Cuanto mayor sea la participación menor será la falsificación”, manifestó. El número de colegios electorales será de cerca de 95.000 y por los escaños en la Duma compiten 14 partidos.

En esta ocasión, las elecciones parlamentarias se celebran también en Crimea, la península ucraniana del mar Negro que Rusia se anexionó en 2014. Desde el punto de vista internacional, Crimea sigue siendo parte de Ucrania y Kiev ha negado a Rusia el permiso para abrir colegios electorales en territorio de Ucrania como protesta por la extensión a Crimea de las elecciones a la Duma. Dos de los 14 partidos que participan en las elecciones (Yáblokó, de Grigori Yavlinski y Parnás, dirigido por el ex jefe de gobierno Mijaíl Kasiánov), no promueven candidatos en aquella península por convicciones ideológicas.

La jefa de la CEC se ha esforzado por dar transparencia a las actividades de esta institución y por facilitar el trabajo de los observadores. Ninguna de las organizaciones internacionales registradas como observadoras ha aceptado ir a Crimea, ni siquiera la Comunidad de Estados Independientes (formada por países postsoviéticos), de la que Ucrania forma parte. “Aceptamos con normalidad que hayan declinado y entendemos su posición”, manifestó Pamfílova.

Las últimas encuestas elaboradas por tres centros sociológicos de Moscú indican que la barrera del cinco por ciento (necesaria para obtener un escaño en el parlamento) será superada a lo sumo cuatro partidos (los mismos que ya estaban en la Duma) aunque uno de ellos, Rusia Justa, podría no rebasar el listón. A Rusia Unida, el partido gubernamental, los sondeos le pronostican entre el 41% de los votos (Fondo de Opinión Pública) y el 31% (centro Levada). 

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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