Hospitalizado el presidente de Uzbekistán por un derrame cerebral
Apoyado por Washington y Moscú, Islam Karímov gobierna el país con mano férrea desde 1989. Su mala salud amenaza con dejar un vacío de poder.
Islam Karímov, el hombre que desde 1989 gobierna Uzbekistán con mano férrea, ha sido hospitalizado en Tashkent, la capital de ese país centroasiático. Karímov, de 78 años, que tiene de problemas del corazón y respiratorios, ha sufrido esta vez un derrame cerebral según informaciones extraoficiales.
El presidente uzbeco se encuentra estable y recibe cuidados intensivos, según ha desvelado una de sus hijas, Lola Karimova-Tillyaeva, en su cuenta de la red social Instagram. "Por el momento es demasiado temprano para hacer predicciones sobre su salud en el futuro", ha escrito Karimova-Tillyaeva, que es la embajadora de Uzbekistán en la UNESCO y la hija menor de Karímov, que no tiene descendientes varones.
Rico en hidrocarburos, algodón y oro, Uzbekistán en un país clave para región, y su vecindad con Afganistán, con el que limita al sur, le otorga una gran importancia estratégica. De ahí que a pesar de ser un régimen dictatorial, en el que las violaciones de los derechos humanos son pan de cada día, Estados Unidos lo apoye. Karímov también cuenta con el respaldo del Kremlin, al que vende gas.
A pesar de que Karímov está en el poder desde hace 27 años, no tiene un sucesor claro, a diferencia de otros gobernantes de la ex Unión Soviética que han creado auténticas dinastías. Esta situación podría crear un peligroso vacío, con riesgos para la estabilidad de la región. Es precisamente este riesgo que ha invocado Moscú para apoyar siempre a Karímov, incluso durante las represiones más violentas, como la masacre de Andiján de 2005, en la que las fuerzas gubernamentales abrieron fuego contra manifestantes indefensos, matando a más de 1.500 personas.
Karímov se convirtió en el máximo líder del país en junio de 1989, cuando fue elegido primer secretario del Partido Comunista de Uzbekistán, que entonces era una república de la URSS. Dos años más tarde, al desintegrase el imperio soviético, declaró la independencia y desde entonces se ha perpetuado en el poder por medio de plebliscitos y elecciones en las que ha ganado oficialmente siempre con cerca del 90% de los votos; la última vez, el año pasado, cuando compitió con otros tres candidatos, todos leales al régimen; el que llegó segundo obtuvo solo 3,08% de los sufragios.
El gobierno uzbeko ha sido calificado por organizaciones internacionales de derechos humanos como una de las peores dictaduras, en la que es común la censura, la persecusión religiosa –con el pretexto de combatir el islamismo radical-, la falsificación de las elecciones y la tortura.
La hija mayor de Karímov, Gulnara, ha sido embajadora de Uzbekistán en España. En 2014 la BBC, basándose en una carta escrita supuestamente por Gulnara desde Tashkent, informó que habría caído en desgracia y estaría bajo arresto domiciliario.
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