La campaña de Hillary Clinton ‘habla’ español en Virginia
La candidata comparte un evento con Tim Kaine, el senador y exgobernador del Estado y posible aspirante a la vicepresidencia
Hillary Clinton se ha asomado este jueves al futuro de Estados Unidos. Junto al senador Tim Kaine, la candidata demócrata a la presidencia ha visitado Virginia, uno de los Estados más significativos de cara a las elecciones y una región cuya demografía, que ha cambiado a un ritmo acelerado en la última década, avanza un paso por delante que el resto del país impulsado por el crecimiento de las minorías raciales.
Así lo demostraban los seguidores que acompañaron a la candidata en el escenario. Jóvenes y mayores, niños y jubilados, afroamericanos y asiáticos, musulmanes e hispanos… el mosaico se extendía por todo el gimnasio de una pequeña universidad en Annandale, una pequeña localidad de Virginia cercana a Washington. Llegaban atraídos por la candidata demócrata, pero también por la oportunidad de verle compartir un evento con el senador y exgobernador Tim Kaine, que cuenta con un amplio respaldo en la región.
Kaine es, además, uno de los posibles candidatos a la vicepresidencia por el Partido Demócrata. El senador ya estuvo en 2008 en “la lista”, como se conoce al grupo selecto de políticos que considera un nominado para competir en su candidatura. Barack Obama se decantó finalmente por Joe Biden y el nombre de Kaine ha resurgido ahora, ocho años después. El senador de Virginia cuenta con un amplio respaldo entre sus constituyentes antes ocupó el cargo de gobernador y de alcalde de Richmond, la capital del Estado y puede ayudar a Clinton a sumar apoyos entre los sectores más progresistas.
“Estamos listos para Hillary”, dijo nada más subir al escenario. “Si quieren decir que le apoyan en español, se dice así”, afirmó Kaine, ofreciendo una traducción del lema “Ready for Hillary”. El senador se ha ganado el respaldo de sus constituyentes gracias a su respuesta al tiroteo en la Universidad Virginia Tech, uno de los más graves de los últimos años, y sus medidas de cara a la comunidad hispana en el Estado. Este jueves, celebró que Clinton fuese presentada por una joven indocumentada.
La candidata había prometido apenas unas horas antes, durante ante la reunión de la organización hispana LULAC que si gana las elecciones presentará una ley para reformar el sistema migratorio durante sus 100 primeros días de gobierno e irá más lejos que Obama. La reforma del presidente, que aspiraba regularizar la situación de casi cinco millones de ‘sin papeles’, ha quedado bloqueada en el Supremo. Clinton promete una solución para los 11 millones de indocumentados.
Un grupo importante de ellos reside en Virginia, donde casi el cuatro por ciento de la población carece de permiso de residencia. El Estado, con una región rural en el sur y un norte conectado con la capital del país, donde las empresas de tecnología y las vinculadas con el gobierno norteamericano disparan el nivel de renta per cápita, cuenta con una muestra de casi todos los sectores de la población estadounidense. Entre sus ocho millones de habitantes hay un 19,7% de afroamericanos (más de seis puntos por encima de la media nacional), un 6,5% de asiáticos y un 9% de hispanos, según datos de 2015 de la Oficina del Censo.
Uno de cada seis residentes de Virginia, además, habla un idioma que no es el inglés en sus hogares. Kaine conecta con ellos. El senador viajó hasta Honduras durante su etapa universitaria para ejercer de maestro en una escuela jesuita. Hace tres años ya demostró su dominio del idioma con una intervención en español en el Senado. Clinton cuenta presumiblemente con el apoyo del electorado hispano, pero hasta ahora nadie ha tenido un compañero de campaña que pueda hablar con los votantes, literalmente, en su mismo lenguaje.
En Annandale, Kaine dio muestra de su estilo cercano convirtiendo su discurso en una entrevista de trabajo para presidente. “Eso es lo que realmente están haciendo ustedes”, reconoció después Clinton entre aplausos. “¿Queremos estar más unidos o más separados? ¿Queremos construir muros o puentes?” preguntó retóricamente en una referencia clara a las propuestas del empresario republicano Donald Trump.
“Estas son las elecciones más importantes de nuestras vidas”, dijo la demócrata. Sobre la campaña de su rival, aseguró que “podría ser un maravilloso programa de televisión, pero esto es realmente serio”. Su victoria también pasa por Virginia, un Estado tradicionalmente republicano que en las últimas elecciones ha caído del lado demócrata. Es uno de los puntos a favor de Kaine para convertirse en aspirante a la vicepresidencia.
“Puede ayudar a Clinton a ganar los votos necesarios en los estados clave”, afirma Mark Keam, delegado estatal de Virginia. Kaine ha ayudado a consolidar a nivel local el mismo voto hispano que ya impulsó la reelección de Obama con una victoria clave en Colorado, por ejemplo. Apenas unas horas antes de que comenzara la cita de Clinton en Annandale, fuentes cercanas a la candidatura de Trump adelantaban que le acompañará el exgobernador de Indiana como aspirante a la vicepresidencia. Keam está confiado en que Kaine ocupará ese mismo lugar en el equipo demócrata.
El senador de Virginia, famoso y respetado por su perfil de político “amable”, aprovechó su intervención este jueves para demostrar que a pesar de todo puede atacar también a Trump. “Piénsenlo bien, puede convertirse en el Comandante en jefe de nuestras tropas”, dijo Kaine. “Y eso que lleva toda la campaña criticando a nuestro Ejército”.
“¿Quieren un presidente que solo piensa en sí mismo o uno que piensa en ustedes”, preguntó Kaine a los asistentes. Entre el público, Michael Kwon, un empresario que llegó a Estados Unidos desde Corea del Sur hace 40 años, asegura que Clinton es la única candidata “que se preocupa por las personas”. Kwon no cree que la aspirante demócrata tenga problemas en convencer a una mayoría del electorado. “Si eres realmente americano, quieres elegir al candidato que sea mejor para el país y esa es ella”.
“Es un asunto que todavía me molesta, espero más de ella”, afirma Barbara Mullin, una residente de Virginia, retirada, que reconoce que no se ha terminado de ganar la confianza incluso de algunos votantes demócratas. Mullin sigue a Clinton desde 2008, pero asegura que apostó por Barack Obama en cuanto supo que la candidata había mentido sobre un incidente en Sarajevo, cuando era primera dama, y en el que aseguraba que había aterrizado en medio de un ataque de francotiradores en el aeropuerto. Hoy Mullin celebra los ocho años de presidencia demócrata, está dispuesta a darle una nueva oportunidad y ha convencido a su marido, Patrick, para que le acompañe. “No me ha costado mucho, no es que el candidato alternativo sea alguien a quien podamos votar”, dice Mullin. Su esposo asiente. "Es la jefa”.
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