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Las seis conclusiones clave del ‘informe Chilcot’

La investigación, que abarca de 2003 a 2009, analiza la decisión de ir a la guerra de Irak

El informe Chilcot sobre la participación de Reino Unido en la guerra de Irak se ha hecho público este miércoles. La investigación, que suma 2,5 millones de palabras, ha durado siete años y ha costado 13 millones de euros, analiza cómo se decidió la intervención militar en Irak de 2003 y cómo se gestionó la situación tras el derrocamiento de Sadam Husein. Es uno de los capítulos más polémicos de Tony Blair en su etapa como jefe del Gobierno (1997-2007). Las pesquisas abarcan hasta 2009, fecha en que el sucesor de Blair, Gordon Brown, las encargó.

Parientes de los 179 soldados fallecidos, durante la presentación del informe.
Parientes de los 179 soldados fallecidos, durante la presentación del informe.JEFF J MITTCHELL (EFE)

1. Base jurídica insuficiente para la guerra

Sir John Chilcot, el ponente de la comisión de investigación, ha concluido que "las circunstancias en las que se decidió que existía una base legal para la acción militar de Reino Unido en Irak no eran aceptables". El informe cita algunos de los defectos detectados en el proceso legal, principalmente la recomendación del fiscal general presentada en una reunión del Gabinete de Blair, en la que no se debatió el asunto en detalle. El informe afirma que "había muy poco apetito por interrogar a lord Goldsmith, no hubo ningún debate acerca de la legalidad de sus propuestas".

2. Manipulación de la inteligencia

El informe critica explícitamente la manera en el entonces primer ministro, Tony Blair, presentó públicamente la información de la inteligencia británica. Sostiene que los servicios de inteligencia "no concluyeron más allá de la duda razonable" que Sadam Hussein producía armas químicas y biológicas. Las declaraciones de Blair se basaron en sus convicciones y no en los juicios emitidos por el Comité de Inteligencia Conjunta (JTC) [en referencia a la parte del Gabinete británico encargada de dirigir las distintas organizaciones de inteligencia].

Los servicios de espionaje británicos también son criticados en el informe, por "no haber profundizado en la posibilidad de que Irak no tuviera armas biológicas o químicas".

3. La acción militar cuando las alternativas pacíficas no se habían agotado

Una de las informaciones más contundentes de la investigación dirigida por Chilcot es que "no se habían agotado las alternativas pacíficas" en el momento en el que Reino Unido decidió sumarse a la guerra de Irak. El 18 de marzo, cuando se produjo la votación parlamentaria, "todavía quedaban vías diplomáticas por explorarse, la acción militar no era la única opción existente".  

4. Al Qaeda

Tony Blair había sido advertido reiteradamente de que la invasión de Irak podía desencadenar una mayor actividad terrorista de Al Qaeda, según el informe. No solo se le avisó de que la presencia de Al Qaeda en Irak se vería fortalecida, sino que "se le advirtió de que la invasión sería una amenaza para el Reino Unido". 

5. Fallos estratégicos

"La situación de Irak en 2009 [fecha en la que concluye el periodo analizado por la investigación] no cumplía con ninguno de los objetivos descritos en enero de 2003". Los éxitos estratégicos fueron muy limitados", afirma el informe. Sostienen los investigadores que al final del periodo analizado "la profunda división sectaria amenaza la estabilidad y unidad del país".

6. Planificación del escenario posterior a la invasión

El informe critica la falta de planificación para el país tras el derrocamiento del régimen. "El Gobierno tenía acceso a multitud de información que hacía prever que la tarea posbélica debería ser ingente para poder aportar estabilidad y unidad a Irak". Las expectativas presentadas por el Gabinete en 2003 demuestran que no se había analizado al detalle los riesgos y retos de la invasión.

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