Netanyahu choca con las críticas del Ejército al clima de violencia en Israel
El primer ministro condena al número dos de las Fuerzas Armadas por equiparar a la sociedad israelí con la de la Alemania nazi
Benjamín Netanyahu ha topado con el Ejército de Israel. El primer ministro condenó este domingo el mensaje crítico con la moral ciudadana en el conflicto palestino del número dos de las Fuerzas Armadas, general Yair Golan, quien en un reciente discurso equiparó a la sociedad israelí actual con la de la Alemania nazi. En un encontronazo con escasos precedentes entre el Ejecutivo y la cúpula militar, Netanyahu rechazó enfáticamente las tesis del alto mando: “Son erróneas, y a mí me resultan inaceptables”. Ministros del Gobierno ultraconservador que preside ya han pedido la cabeza de Golan.
El jefe del Estado Mayor adjunto lanzó en un acto conmemorativo del Holocausto del pueblo judío una reflexión que ha recorrido como una onda sísmica el tejido social israelí. “Si hay algo que me inquieta sobre el recuerdo del Holocausto es el reconocimiento del nauseabundo proceso que se registró en Europa en general, y en Alemania en particular hace 70, 80, y 90 años, y encontrar signos de ese mismo proceso entre nosotros hoy, en 2016”, dijo la noche del miércoles. “A fin de cuentas, no hay nada más fácil y sencillo que odiar al diferente”, remachó.
En un país con un largo servicio militar obligatorio para hombres y mujeres, y donde las Fuerzas Armadas son consideradas la columna vertebral del Estado, no se suele cuestionar el papel de referente moral de los altos mandos castrenses para reclutas y ciudadanos. El general Golan se había referido poco antes en su discurso al incidente que se produjo en Hebrón (Cisjordania) en marzo, cuando un sargento de 20 años remató de un tiro en la cabeza a un asaltante palestino que yacía en el suelo desarmado y malherido.
El proceso del joven militar, que ha sido acusado formalmente de homicidio por la justicia castrense, ha desatado una agria polémica en Israel. A pesar de que los hechos fueron grabados en vídeo y aireados en las redes sociales por la organización pacifista israelí B´Tselem, el 57% de los ciudadanos han rechazado, según una encuesta, la detención del sargento en el calabozo de su unidad, y miles de personas le aclamaron como a un héroe durante una manifestación organizada en Tel Aviv.
Según los reportes de la prensa israelí, el primer ministro se reunió la noche del pasado miércoles, horas después de que el número dos de las Fuerzas Armadas pronunciara su discurso, con el ministro de Defensa, Moshe Yaalon, considerado su mano derecha en el Gabinete, para pedirle que el general rectificara sus palabras. Yaalon, que fue jefe del Estado Mayor durante la Segunda Intifada, llamó al orden a Golan, quien al día siguiente matizó mediante un comunicado que no había pretendido vincular a la sociedad israelí con el nazismo durante su intervención pública. El ministro de Defensa le ratificó inmediatamente su “total confianza”, pero durante la reunión del Gabinete de Seguridad celebrada el viernes ya hubo ministros que cuestionario la continuidad del alto mando militar en el mando.
Después del fin de semana judío, precedido por la conmemoración del Holocausto, y en vísperas de los actos de exaltación nacional del Día de la Independencia, el próximo miércoles, Netanyahu rompió este domingo su silencio sobre el asunto antes de que comenzara el Consejo de Ministros: “La comparación efectuada por el jefe de Estado Mayor adjunto con la Alemania nazi de hace 80 años es indignante. Induce al error sobre la sociedad israelí y degrada el concepto del Holocausto”.
Poco antes de que se celebrara la reunión del Gabinete, varios ministros del Likud —el partido del primer ministro y eje central de la coalición en el poder— pidieron a Netanyahu una respuesta contundente contra el discurso del general Golan. La titular de Cultura, Miri Regev —que fue general y portavoz del Ejército—, exigió su dimisión, que ya habían pedido antes ministros del partido nacionalista religioso Casa Judía.
Una ola de violencia sin parangón en una década ha contribuido a enardecer los ánimos. Desde el pasado octubre han muerto 28 israelíes y más de 200 palestino, de los que dos terceras partes fueron abatidos por las fuerzas de seguridad al ser considerados atacantes. Además del incidente del tiro en la cabeza de Hebrón, las organizaciones humanitarias han denunciado casos en los que se sospecha que se produjeron excesos por parte de civiles armados o las fuerzas de seguridad.
Las autoridades israelíes están investigando ahora la muerte de dos palestinos —una mujer embarazada y madre de dos hijos, de 23 años, y su hermano, de 16— muertos a tiros el pasado 27 de abril en el puesto de control de Qalandia, entre Cisjordania y el norte de Jerusalén, aparentemente tras haberse equivocado de zona de paso. Tras una primera versión de los hechos en la que se aseguraba que policías y soldados abatieron a los dos hermanos cuando iban a intentar atacarles con cuchillos, se rectificó la información para responsabilizar de los disparos a guardas privados desplegados también en Qalandia. Grupos de defensa de los derechos humanos han reclamado que se haga pública la grabación efectuada por las cámaras de vigilancia en el puesto de control.
Otro de los incidentes que ha desatado la polémica fue el del linchamiento en octubre pasado de un inmigrante procedente de Eritrea en la estación de autobuses de Beersheva, al sur de Israel, tras ser confundido con un atacante palestino que había disparado indiscriminadamente en la transitada terminal de transporte. Los vídeos difundidos entonces mostraban cómo el trabajador africano era golpeado, pisoteado y atacado con sillas y bancos por varios ciudadanos israelíes, entre ellos unos funcionarios penitenciarios.
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