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Conmoción en China al enfermar 500 niños de una escuela por contaminación del suelo

Las autoridades de Jiangsu rechazan las acusaciones. La parcela era antes un vertedero

Macarena Vidal Liy
Vista de la ciudad de Nanjing.
Vista de la ciudad de Nanjing.REUTERS

Los niños de la Escuela de Lenguas Extranjeras de Changzhou, en Jiangsu (este de China) estaban felices el año pasado cuando empezaron las clases en el edificio nuevo. Meses más tarde, al menos 500 de ellos, según una investigación de la cadena de televisión estatal CCTV, han enfermado y algunos de ellos padecen leucemia. La razón, aparentemente, es la contaminación del suelo de la parcela: había sido hasta recientemente un vertedero de desechos de varias plantas químicas.

El nuevo gran escándalo ha suscitado un aluvión de reacciones entre los ciudadanos y sirve de recordatorio de que la gravedad del problema de la contaminación del suelo en China, tras tres décadas de rápida industrialización que antepuso el crecimiento a cualquier otra consideración, incluido el respeto al medioambiente. Según las cifras oficiales dadas a conocer en 2015, después de años de declararlas secreto de Estado, al menos un 16% del suelo, y un 19,4 de toda la tierra cultivable, está contaminado.

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Los 2.400 alumnos de Changzhou comenzaron a asistir a clase en el edificio nuevo en septiembre pasado. En diciembre, según la agencia Xinhua, comenzaron a quejarse de un extraño mal olor y a padecer erupciones, toses persistentes o dolores de cabeza. Según CCTV, el problema ha ido mucho más allá: de 641 estudiantes que se sometieron a exámenes médicos recientemente, 493 mostraron algún tipo de enfermedad, desde tos crónica o anormalidades en la sangre hasta linfoma o leucemia.

El reportaje de la televisión oficial denuncia que el suelo y el agua subterránea contenían metales pesados y otros elementos tóxicos. El nivel de clorobenzeno, una sustancia carcinogénica, en el agua superaba en cerca de 100.000 veces el nivel considerado tolerable.

Las autoridades chinas han intentado salir rápidamente al quite del escándalo antes de que adquiera mayores proporciones. Han ordenado la apertura de una investigación sobre el caso, mientras los responsables locales desmienten el reportaje de la televisión oficial. Según las autoridades municipales, solo 133 estudiantes han mostrado molestias.

Los responsables locales, según Xinhua, alegan que en el momento en el que comenzaron las quejas de los padres y los alumnos se llevaba a cabo un proyecto de limpieza del terreno. “Un panel de expertos en medioambiente llegó a la conclusión este febrero de que el programa había logrado los resultados esperados y la calidad del aire cumplía los estándares nacionales”, alegaba la agencia estatal.

El gobierno local, según su versión, había decidido en 2014 acondicionar el sitio para dedicarlo a uso comercial. La idea era excavar el suelo, incinerar la capa contaminada y emplear el resto para fabricar cemento. Pero la caída de la demanda de cemento debido al menor crecimiento económico del país retrasó los planes e hizo que cuando los alumnos comenzaran el curso el trabajo aún no se hubiera completado, lo que causaba el mal olor.

El escándalo amenaza con extenderse. Según la página web ThePaper.cn, los padres de los alumnos de otra escuela a solo un centenar de kilómetros, la Escuela Primaria Experimental Chengnan, han denunciado también ya que sus hijos padecen sangrados por la nariz y erupciones. El gobierno local ha ordenado el cierre temporal de un parque industrial cercano.

Tras años de haber dejado de lado el problema, el Gobierno chino ha comenzado a tomar medidas para atajar la polución del aire, del agua y del suelo. Pero ha advertido que se trata de una tarea que lleva tiempo. Y a diferencia del aire, donde ya ha presentado un plan de acción, Pekín retrasa la presentación de leyes para combatir la contaminación de los terrenos, algo que no tiene visos de llegar al menos hasta el año próximo.

En el caso del suelo, es además una tarea enormemente cara, que podría costar hasta cerca de un billón de euros. Los expertos de Greenpeace en el este de Asia calculan que se necesitan unos 14.000 euros por acre de tierra (4.046,86 m2).

Después de que se conociera el caso de la escuela de Changzhou, Greenpeace ha denunciado los “tremendos vacíos” en el tratamiento de químicos peligrosos. “La tragedia que ha ocurrido en Changzhou muestra lo peligrosamente floja que es la gestión (de esas sustancias)”, denuncia la responsable de la campaña contra elementos tóxicos de Greenpeace East Asia, Ada Kong en un comunicado difundido esta semana.

Greenpeace denuncia que los exámenes previos del terreno solo analizaron los contaminantes normales y no la presencia de elementos químicos peligrosos relacionados con el uso previo del terreno. “Una valoración más exhaustiva hubiera expuesto la gravedad de los riesgos de construir nada en ese lugar”, sostiene.

Según un estudio de Minsheng Securities que cita el diario South China Morning Post, el país cuenta con cerca de 500.000 parcelas de terreno contaminado por residuos industriales, que suman cerca de 25 millones de hectáreas. Cerca de un 60% se encuentra en zonas urbanas.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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