Colombia busca a más de 180 personas tras el terremoto de Ecuador y confirma siete muertos
La Cancillería asegura que falta por establecer el paradero de 189 personas
En la foto que rota por las redes sociales, Víctor Alfonso Flórez González, de 24 años, lleva puesta la camiseta de la selección de fútbol de Colombia. Con esa imagen, su familia en Medellín intenta que alguien les escriba diciendo que lo encontraron, que está vivo. Flórez González estaba hospedado en el hotel Mismo en Manta, la noche en que el terremoto de 7,8 grados sacudió a Ecuador. Aún no se sabe nada de su paradero. Su nombre es uno de los 189 de la lista de colombianos que todavía no se han ubicado, según los datos oficiales de la Cancillería de Colombia, que además confirma la muerte de siete ciudadanos y la ubicación de al menos 150.
La cifra, sin embargo, podría ser mayor. Fuentes consultadas por EL PAÍS señalan que aunque se habla de casi 70.000 colombianos que viven en ese país, existe un subregistro porque muchos han migrado de forma irregular. Esas otras cifras, que no son las oficiales, indican que al menos 350.000 nacionales estarían actualmente en Ecuador y de esos, 20.000 en condición de refugiados en la costa, el epicentro del terremoto.
Entre las solicitudes de ayuda que ha recibido Colombia, figura la de una bióloga, algunos comerciantes y muchos que estaban de turismo. La mayoría han pedido que les faciliten regresar al país, pero hasta ahora no ha sido posible porque tanto el retorno seguro como la repatriación de los cuerpos depende de las autoridades ecuatorianas. “Tenemos el apoyo de varias aerolíneas y la disposición para hacerlo, pero debemos ser comprensivos y entender que es un proceso que toma tiempo, sobre todo porque hasta ahora siguen removiendo escombros y sacando cuerpos”, aseguran desde la Cancillería.
La situación para algunos colombianos en Ecuador ha empeorado con el paso de las horas. Marcela Olguín Higuera, colombiana residente en ese país desde hace más de diez años, cuenta desde Quito que su mamá, que vive en Salango, en el sur de Manabí, ya empieza a sufrir la escasez. “Después de que mi papá fue enterrado en esa zona hace dos años, ella decidió irse a vivir allí, donde construyó una casa prefabricada en la que vive sola. Ahora a la preocupación por los daños en la infraestructura se suma que no hay agua ni alimentos. Además, las telecomunicaciones siguen presentando dificultades. Tiene 65 años y debe recorrer 20 kilómetros para poder comunicarse con nosotros", cuenta Marcela.
La ayuda de Colombia
Las autoridades colombianas han confirmado que desde hoy se tendrán en alistamiento preventivo cinco grupos de búsqueda y rescate, que estarán disponibles si son requeridos por el gobierno de Ecuador para trabajar de manera autónoma durante 15 días.
También se enviarán 20 toneladas de Asistencia Humanitaria de Emergencia entre las que se cuentan 1000 mercados de 18 kilos cada uno, 1.000 equipos de aseo y 3000 cobijas que serán entregados directamente a la Secretaria de Gestión del Riesgo de Ecuador quienes se encargarán de hacer la distribución de acuerdo con su Plan de Atención.
La especulación en los precios también se ha empezado a sentir. En esa zona no ha habido nunca agua potable, por lo que el líquido embotellado ha sido la única opción para el consumo, pero ahora por la escasez el valor se ha triplicado. La imposibilidad para llegar a la zona también ha dificultado la ayuda. “Por los daños en las vías solo están dejando pasar a voluntarios o socorristas, pedimos a Colombia que nos ayude con alimentos, con mantas. De alguna forma debemos retribuir todo lo que este país nos ha dado”.
Mientras en Ecuador viven las dificultades que llegaron después del terremoto, en Colombia varias familias esperan los cuerpos de sus seres queridos muertos allí. En Soacha, en el sur de Bogotá, ruegan para que José Alfonso Chávez, quien llevaba ocho años viviendo en el país vecino pueda ser sepultado en Colombia. Según diarios nacionales, el hombre habría sido identificado como una de las víctimas mortales del terremoto. Los medios locales también han mostrado el drama de un menor de seis años de nacionalidad colombiana que, hasta hace unas horas, intentaban rescatar entre los escombros de un edificio de cinco pisos.
“Todo lo que estamos viviendo nos recuerda a las tragedias por las ha pasado Colombia, como la avalancha de Armero o el terremoto de Armenia. Por eso, ahora es cuando más debemos ayudar. Volver a la tranquilidad cuesta y se necesita de todos”, dice Marcela.
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