El ‘número dos’ del Estado Islámico murió en Siria
Al Qadouli, un exmiembro de Al Qaeda, era responsable de la gestión económica y de atentados del ISIS en Siria
La operación militar de Estados Unidos que acabó con la vida del considerado ‘número dos’ del Estado Islámico (ISIS en sus siglas en inglés), Abdel al Qadouli, tuvo lugar en Siria, según explicó este sábado un funcionario del Pentágono al diario The New York Times. Un portavoz del Departamento de Defensa declinó revelar cómo y dónde murió el terrorista iraquí, un exmiembro de Al Qaeda que era responsable de la gestión económica y de atentados del ISIS.
Al menos dos helicópteros con fuerzas especiales estadounidenses siguieron esta semana al vehículo en el que viajaba Al Qadouli en el este de Siria. Su objetivo era aterrizar, capturar al terrorista y subirlo a uno de los helicópteros para poderlo interrogar bajo su custodia, pero por razones que se desconocen dispararon al vehículo y mataron al dirigente del ISIS, según el citado funcionario.
Se trata de la primera gran operación contra un dirigente del ISIS en Siria desde que el Gobierno de Barack Obama anunció en octubre pasado el despliegue por primera vez de militares —menos de 50 fuerzas de élite— en Siria. Se desconoce si esos militares llevaron a cabo la operación contra Al Qadouli o si recayó en el contingente de 200 fuerzas especiales que hay desde principios de año en Irak. Ese contingente puede entrar en Siria y tiene capacidad de combate, a diferencia de los cerca de 3.000 asesores militares estadounidenses en Irak. El objetivo de las fuerzas especiales es recolectar información de inteligencia sobre el ISIS y capturar o matar a sus dirigentes.
En su alocución semanal, Obama destacó este sábado la muerte de Al Qadouli como un ejemplo de la estrategia de “desarraigar y derrotar” al ISIS. Cada tres días muere un dirigente yihadista, según los cálculos de militares estadounidenses citados por el diario The Washington Post.
La incursión contra el ‘número dos’ del ISIS y la muerte o captura de otros altos cargos yihadistas en las últimas semanas evidencia que EE UU se está adentrando en una guerra cada vez más terrestre e invisible contra la cúpula del grupo yihadista. Desde hace un año y medio, la primera potencia bombardea posiciones del ISIS en Irak y Siria. A diferencia de Irak, actúa en Siria sin el permiso del Gobierno de Bachar el Asad, al que sigue pidiendo que dimita por su brutal represión contra grupos opositores pero con el que comparte en el ISIS un enemigo en común.
Militares estadounidenses entraron en mayo por primera vez en Siria, desde el estallido de la guerra civil hace cinco años, en una operación en que murió Abu Sayaf, un alto mando del ISIS. Su mujer fue capturada e interrogada por EE UU durante tres meses en Irak hasta que fue entregada a las autoridades kurdas en ese país.
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